El principe y... ¿Su dragón? •YoonKook•

c a p i t u l o 1.

En el reino de los Jeon todos estaban emocionados ante el nacimiento del heredero al trono, especialmente los reyes, su hijo había nacido sano y hermoso como esperaban, en los primeros meses todo era de color rosa para la familia Jeon, pero había algo en su hijo que los preocupaba, no era normal que le crecieran mechones de tonos rosados en la cabeza en vez de cabellos cafés, no era común que las pocas veces en las que se lastimara sanara en cuestión de minutos. Eso absolutamente no era normal en un bebé de apenas un año.

Los Jeon ante esta situación pensaron que era algo pasajero, tal vez algún problema momentáneo que desaparecería, pero no fue así, en cambio conforme pasaron los años el menor obtuvo una cabellera rosada extremadamente suave al tacto y sanaba el doble de rápido que antes. Visitaron a todos los médicos, curanderos y hasta hechiceros cercanos al territorio perteneciente a los Jeon pero ninguno consiguió explicar ese curioso comportamiento en el cuerpo del príncipe, varias brujas decían que el menor tenía un maleficio de nacimiento, los curas de las Iglesias decían que era porque su hijo fue bendecido por Satanas e Dios a la vez, dando origen a ese tono rosado, resultado de combinar rojo y blanco y sus habilidades de curación casi instantánea.

Desesperados, consultaron a los sabios del pueblo recibiendo una respuesta no muy convincente. Encerrar a su propio hijo en un castillo. No les parecía en absoluto la mejor de las ideas pero con las palabras de los sabios accedieron a seguir su recomendación, más años después mandaron a su único hijo a un castillo a casi cinco días del territorio, Jeon pensaba que era un internado extra privado para príncipes y el era el primero en entrar, habían algunos sirvientes que lo cuidaban y le enseñaban todo lo que necesitaba saber hasta que cumplió los 18 años, sus padres lo visitaron para celebrar su cumpleaños y explicarle más cosas de importancia.

Una de ellas era que varios caballeros y príncipes vendrían a buscarlo para rescatarlo como en los cuentos que siempre le leían antes de que partiera al castillo, Jeon desde ese entonces estaba esperando paciente la llegada de su príncipe azul para ser feliz según le decían, poder casarse y tener un cachorro de mascota si era posible. Desde ese entonces siempre practicaba frente al espejo un poema que había escrito para quien fuera su salvador y posible pareja, siempre estaba con su cabello perfectamente peinado, con perfume a fresas impregnado en el y con un pañuelo guardad en uno de los bolsillos de su ropa planchada y limpia. Listo para ser rescatado en cualquier momento, tenía tantas esperanzas siempre que era triste verlo así cuando nadie planeaba pasar siquiera por ahí.

─ Otra vez nadie vino por mi.─ Murmuro Jeon con un deje de tristeza en su voz, no era la primera vez en la que se quedaba todo el día mirando por la ventana hacia la enorme entrada del castillo esperando a que alguien entrara y viniera para rescatarlo, habían veces en las que le afectaba más que otras, pero al final siempre se animaba a si mismo y volvía a ser el mismo príncipe alegre. Un día en particular escucho un sonido parecido a un gran aleteo, al principio le pareció algo curioso pues según sabia no habían águilas ni animales voladores tan grandes como para provocar tal ruido.

─ Tal vez sea sólo... ¿Una paloma gigante? ¿Algún instrumento de algún científico loco?─ Hablo Jeon consigo mismo una vez salió al gran patio para observar el cielo en busca del causante del ruido, minutos después se dio por vencido en su búsqueda y decidió tomar una pequeña siesta debajo de un gran árbol que se encontraba en medio de aquel lugar rebosante de plantas. Quien hubiera pensado que el causante de ese ruido era nada más ni nada menos que Min YoonGi, el verdadero dueño del castillo y un hibrido-dragon, quien después de casi 19 años volvió a su antiguo hogar.

[Foto salvaje de Koo aparece]

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