En el que Marinette se descubre por segunda vez

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—A Ladybug le gusta Adrien. A Ladybug le gusta... Adrien Agreste. A Ladybug le gusta Adrien Agreste...

—¿Acaso no sabes quién es Adrien Agreste, Adrien? Como lo llevas repitiendo cerca de diez minutos —comentó con sorna Plagg, tragando de golpe un pedazo más de camembert que le ofrecía el chico.

—Plagg, tú también la oíste. ¿De verdad dijo que le gustaba Adrien Agreste? —El muchacho se abalanzó sobre el kwami y lo agarró, mirándolo con frenetismo.

—Que sí, que sí. —Plagg fingió un bostezo agotado y carraspeó—. Dijo: «Me gusta alguien, ¿sabes? Quizás lo conozcas, es... ».

—¡Adrien Agreste! —exclamó Adrien, soltando a Plagg en el aire y agarrándose los cabellos entre los dedos.

—Calma un poco esas hormonas, Adrien. ¿Ves?, por eso el queso es mucho más sano que tus desvaríos amorosos —dijo Plagg, alejándose de él un poco.

—Plagg, ¡le gusto a Ladybug! ¡Aún no puedo creérmelo! ¡El chico que le gusta a Ladybug he sido yo desde el principio! —Adrien se sujetaba la cara, mirando a Plagg con los ojos abiertos de par en par.

—Y también eres el chico por el que te rechazó. —La risilla de Plagg pasó desapercibida para Adrien.

—Este es el mejor día de mi vida. No... Pero ¿qué estoy diciendo? —El chico resopló y sacudió la cabeza—. Ha sido un desastre de día. Ladybug ha perdido todos sus recuerdos relacionados con los miraculous... y además está lo de las últimas akumatizaciones... ¿Habrá descubierto Hawk Moth una nueva manera de villanizar a la gente? Y Marinette... Claro, ¡Marinette! ¡Tenemos que ir a ver si está en su casa! Plagg, ¡transfórmame!

Chat Noir saltó sobre los tejados sin parar, yendo a toda prisa hasta el balcón de la casa de la chica. Oyó voces tras la trampilla, y por un momento temió que se tratara de la impostora de nuevo. Sin pensarlo, abrió de golpe y se coló en la habitación.

—¡Marinette! ¿¡Va todo bien!? —exclamó en cuanto su cabeza ya estuvo dentro del cuarto de la chica. Ella estaba frente a su escritorio, de pie y con las manos a la espalda, muy nerviosa.

—¿¡Chat Noir!? ¡Ho... Hola! —dijo ella, alzando una mano a modo de saludo y riendo con inquietud.

—¿Estás bien? ¿Ha vuelto tu suplantadora? —Chat Noir se plantó delante de ella y la revisó con ojos intranquilos.

—¡E-Estoy bien! ¡Todo parece haberse arreglado! —dijo Marinette, asintiendo repetidas veces y carraspeando después. Sin que Chat se diera cuenta, dejó a Tikki en el interior de un cajón de su mesa y rió un poco.

—Qué alivio... Menos mal, estaba tan preocupado —dijo él. Se acercó a ella y la abrazó, pillándola desprevenida. Marinette se quedó tiesa como un palo, pero al cabo de unos segundos correspondió al abrazo. Chat Noir se dio cuenta de que nunca había tenido tanta confianza con ella siendo el héroe, así que se separó enseguida tosiendo un poco y mirando a otra parte—. Es que es mi deber preocuparme por la seguridad de los parisinos, ya sabes.

—Muchas gracias por tu ayuda, Chat Noir. Me alegro de que todo haya terminado, y ha sido gracias a ti. -Marinette le dedicó una sonrisa sincera—. Todo esto ha sido muy... raro, ¿verdad? —dijo riéndose un poco. Seguía sin recordar nada más, pero Tikki la había puesto al día.

—Ha sido muy raro. Aún no sabemos a dónde ha ido la verdadera chica, pero lo solucionaremos. Ladybug y... —Habría dicho «y yo» a continuación, pero se le vino de golpe todo lo que había ocurrido con ella hacía un rato, cuando la había dejado en el callejón. También estaba muy preocupado por su pérdida de memoria, y aún pasmado por la confesión repentina respecto a Adrien Agreste.

🐞 MLB: La venganza de VolpinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora