En el que dos almas gemelas se encuentran

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Marinette se despertó sobresaltada, con la respiración muy agitada. Al encontrarse en su dormitorio, y aún en su cama, suspiró aliviada y volvió a tumbarse sobre la almohada.

—¡Buenos días, Marinette! —la saludó alegremente Tikki, que voló por encima de su rostro.

—¡Buenos días, Tikki! —La chica la cogió entre risas y se la arrimó a la mejilla para abrazarla.

—¿Has dormido bien?

—He tenido un sueño un poco extraño, ¡pero sí! Parecía que llevaba un siglo sin dormir en condiciones.

—Me temo que a lo mejor has dormido más de la cuenta, Marinette... Tu despertador ha sonado tres veces —dijo Tikki, encogiendo sus manitas con una sonrisa culpable—. No he querido molestarte, porque dormías tan plácidamente.

—Bueno, seguro que no es tan... ¿¡TARDE!? ¡LLEGO TARDE! ¡LLEGO TARDEEEEE! —exclamó Marinette, segundos más tarde de alcanzar su móvil y ver la hora.

Como ya era habitual en la caótica Marinette, se vistió a toda prisa y, sin apenas desayunar, echó a correr como un rayo directa al Françoise Dupont. Cuando llegó, pudo contentarse con que la profesora estaba hablando por teléfono en el patio y pudo llegar a la clase antes que ella.

—¡Marinette! ¿Cómo estás? ¿Por qué has venido hoy a clase? —le preguntó Alya en cuanto la vio aparecer.

Todos los demás se acercaron igual de preocupados y alarmados que ella, ya que parecían estar esperándola. Marinette tragó saliva y sonrió con dificultad.

—¡Buenos días a todos! Estoy bastante bien, la verdad —dijo, riéndose al final.

Alya la abrazó inmediatamente, y luego la miró con las lágrimas saltadas.

—¿Seguro que estás bien? Lo de ayer fue el colmo. ¡Sabía que esa Lila tramaba algo, Marinette! No me puedo creer que...

—Tranquila, Alya. Lila se disculpó ayer conmigo, y ya está todo...

—¡Como si una disculpa fuera a solucionar algo! —exclamó Kim por encima del murmullo de los demás.

—Eso, Marinette. ¿Cómo vas perdonarla sin más? —dijo Alix, acercándose a ella.

—Marinette, tía, ha sido horrible contigo. ¿No estás cabreada? —preguntó Nino, poniéndose al lado de Alya.

—Es una mentirosa y una mala persona.

—Deberían expulsarla hasta final de curso.

—No quiero ni cruzármela por la calle.

—No sé cómo no nos dimos cuenta de lo horrible que es.

—Yo ya sabía que no era trigo limpio. Es ridícula, ¡totalmente ridícula!

—¡Ya le vale!, meterse con Marinette, cuando es la más buena de la clase.

—No, chicos... —Marinette intentó decir algo, pero todos debatían entre ellos y no la oyeron. Elevó el tono y dijo—: ¡Chicos, parad un momento! Por supuesto que voy a perdonar a Lila, y... me gustaría que todos lo hiciéramos, en realidad.

—¿¡Te has vuelto loca, Marinette!? —Alya la sacudió por los hombros—. ¡Después de todo lo que te ha hecho! Aún no me explico cómo podía tenerte tanta tirria. A ti, ¡que no has hecho más que portarte bien con ella! ¡Es una chica detestable!

El resto también manifestó rotundas negativas ante la petición de Marinette, y ella bajó la vista, meditando qué decir.

—Es cierto..., lo he pasado francamente mal. Pero Lila está arrepentida de verdad.

🐞 MLB: La venganza de VolpinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora