En el que Chat Noir investiga

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Alya cruzó el patio revisando su móvil. Sin querer chocó con alguien que iba en la dirección contraria a ella.

—Oh... Alix, perdona... —comenzó a decir con una sonrisa, la cual se desinfló al ver a Alix apartarla de un empujón con malos humos—. Oye, ¿estás...?

—Perfectamente, gracias. –Gruñó de forma brusca, marchándose. Alya se limitó a parpadear un par de veces sin entender.

—Qué raro está hoy todo el mundo...

—¡Hola, Alya! —La chica dio un respingo al encontrar a Marinette con una gran sonrisa tras ella.

—Qué susto me has dado —dijo con una mano sobre el pecho. Su amiga soltó una risilla divertida—. Oye, ¿qué pasa? Todo el mundo parece muy enfadado.

—¿Enfadado? —Marinette formó una perfecta expresión de duda en su rostro, para después sonreír de nuevo—. No tengo ni idea. Con el buen tiempo que hace, no se puede estar enfadado.

—Supongo... —A Alya no terminaba de convencerla el buenísimo humor del que gozaba su compañera, pero, al fin y al cabo, estar feliz es algo bueno, por lo que la morena apartó de su mente las teorías insostenibles—. Hey, ¿te apetece ir a tomar un helado después?

—Sí, ¡genial! —Alzó los brazos con excesiva alegría, para segundos después ponerse algo más seria, con la duda en la mirada y una sonrisa maquinada—. Pero... imagino que estarás ocupada.

Alya no entendió a lo que se refería, y la observaba confundida mientras la joven de coletas caminaba en vaivén de un lado a otro de forma juguetona.

—¿Por qué lo dices? No tenía nada que...

—Como siempre vas en busca de Ladybug, pensé que esos serían tus planes otra vez. —Marinette interrumpió a la chica mientras se sentaba sonriendo delicadamente con las piernas cruzadas—. No es que me importe..., pero pareces un poco obsesionada.

El ceño de Alya se arrugó levemente al oír lo que su amiga había dicho.

—¿Obsesionada?

—Sí, bueno, tampoco te lo tomes a mal. —Echó la cabeza a un lado, sonriendo de forma extraña y con los ojos muy abiertos—. Supongo que querrías ser como ella..., ¿no? Por eso lo del Ladyblog y todo eso... Más que admiración, tal vez solo estás celosa de Ladybug.

—... ¿Cómo que celosa? ¿De qué hablas? —Alya comenzaba a sentirse molesta por las descuidadas palabras de la joven, y por su mirada extrañamente maligna que clavaba en ella.

—Vamos, admítelo... Ladybug es prácticamente la persona más famosa de Francia. —Marinette se puso de pie y caminó hasta estar frente a Alya—. Tú solo eres una fanática desquiciada que la persigue y le hace fotos.

—¿Perdona? ¿De qué va esto, Marinette? —Alya se cruzó de brazos finalmente dolida, observando la expresión arrogante de la otra.

—Oh, la verdad te ha molestado al parecer. Deberías tener asumido que, por mucho que le insistas, no eres nadie para tu adorada heroína. Y mucho menos, no eres nadie comparada con ella.

Acercó su rostro más al de Alya, hablando de forma escalofriante y con una sonrisa sobrecogedora, haciendo que sus palabras se clavaran como dardos. Alya dejo caer los brazos ante la impresión que le causó la crueldad de Marinette.

—En fin... —La chica azabache se separó y sonrió de nuevo como llevaba haciendo todo el día—. ¿A qué hora vamos a por ese helado?

Alya estaba sin palabras, y las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos avellana. Si cualquier otra persona le hubiera dicho esas cosas, quizás no le habría afectado en absoluto, pero se trataba de su mejor amiga. Aguantó las ganas de llorar, tratando de encontrar en la cara sonriente de Marinette alguna explicación, o esperando a que dijera algo que aclarara tanta insensibilidad.

🐞 MLB: La venganza de VolpinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora