Chat Noir estaba asistiendo a la gente. Un coche había decidido chocar contra la torre Eiffel, y todo el mundo parecía enfurecido y con los nervios de punta. Se preguntó si también había sido cosa de la misma impostora. Se dio toda la prisa que pudo para volver a su casa.
—¿Dónde estás, Ladybug...? —murmuró para sí mismo de camino.
Se coló por la ventana del baño sin ser visto y se destransformó.
—Marinette, perdona. He... —Abrió la puerta que llevaba a su habitación, pero allí no había nadie. Un miedo agigantado se apoderó de él—. ¡Marinette!
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Jadeando, la chica llegó a un callejón. Le costaba respirar y no veía del todo bien.
—Marinette, no ha sido buena idea salir de la casa de Adrien. —Tikki no podía ayudarla y estaba muy preocupada por ella—. ¿Qué vas a hacer ahora? Estás muy mal...
—Tengo que... transformarme. —Tosió con fuerza—. E-encontraré a mi... impostora y la...
—¿Cómo vas a hacer eso? Si Ladybug aparece en las mismas condiciones que Marinette, Chat Noir te va a descubrir —advirtió el kwami.
—Como Marinette no puedo hacer nada... pero como Ladybug —Tomó aire sin vigor, como a punto de desmayarse—... al menos puedo pararle los pies... y evitar que esto empeore...
—Pero la energía que requiere transformarse... Ya estás muy debilitada —volvió a insistir Tikki, consternada.
—No tengo un... plan mejor. —La joven dejó escapar una apocada risa. Carraspeó y se enderezó un poco—. Tikki..., transfórmame...
Tras el ritual de transformación, su vista estaba mucho más nublada aún. Andaba tambaleándose, sintiendo el suelo demasiado lejano. Salió del callejón en un estado deplorable. Su plan había fallado sin poder siquiera empezarlo. ¿Acaso tenía un plan? Comenzó a caminar entre la gente por la calle. La miraban pasar confundidos. Algunos se acercaron a hablarle, pero ella continuaba su vaivén sin reconocer caras ni oír con claridad.
—¡Ladybug! —Alguien la llamaba con desazón y su voz había calado en sus obstruidos oídos. Sólo alcanzó a ver algo negro de cuero agarrándola cuando se desmayó una vez más.
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Abrió los ojos. Otra vez el mismo techo. Sus párpados eran como ladrillos. Su cuerpo le pesaba más que nunca. ¿Dónde estaba? ¿Era Ladybug la que yacía allí? ¿O era Marinette?
—Ladybug, ¿estás bien? —Por suerte seguía transformada, según las palabras de aquella persona. Trató de ladear la cabeza, buscando la procedencia de esa conocida voz, pero no podía abrir los ojos de nuevo. Sin embargo, estaba segura de quién podía ser.
—Chat Noir... —murmuró, intentando formular una frase adecuada.
—No. —Negó el joven. La muchacha consiguió al fin abrir un poco los ojos y enfocar su mirada en él—, soy Adrien Agreste...
Ladybug estaba aturdida. ¿Cómo había podido confundir las voces de los dos chicos? Suponía que debía de ser por su agotamiento.
—Te desmayaste en mitad de la calle y te traje aquí —explicó Adrien. A sus ojos ella estaba diferente. Como si le faltara la mitad de su vitalidad de siempre, por si no era suficiente que hubiera colapsado.
Ladybug ahora sí recordaba lo que había pasado levemente, pero al parecer no lo recordaba bien.
—Creía que... era Chat Noir el que...
Adrien tragó saliva.
—¿Estás bien? —preguntó, dándose cuenta de que había cometido un error al decir que fue Adrien quien la había encontrado. ¿Cuántos errores había cometido ya aquel día? Debía centrarse.
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🐞 MLB: La venganza de Volpina
FanfictionPuede que esta vez Ladybug haya topado con una enemiga mucho más poderosa: Volpina. Y es que el odio que siente hacia la superheroína es mucho mayor de lo que parecía, y no busca otra cosa que VENGANZA. ¿Estará en peligro el secreto de los salvadore...