Todavía no le pone nombre al sentimiento que lo atacó cuando entró al departamento y no había rastro de su pareja.
Por un momento, desconcierto, luego miedo que transmutó en pánico. Cuando llegó al cuarto y vió su carpeta privada abierta, todo terminó por transformarse en furia.
Después de eso, estuvo dos días marcando al celular de Confi, pero todos sus intentos lo mandaban a buzón; también dejo mensajes ya que le tocaba de vez en cuando verlo en linea. Sin embargo, cada vez que empezaba a escribir, el oji-azul se desconectaba.
El castigo terminó una tarde, donde Confi le mando simplemente su ubicación, sin ningún otro mensaje; seco y tajantemente.
Huevay se puso en marcha con calma, esos dos días bastaron para planear como voltear la situación a su favor.
***
–Sabes, sí te quedas otra noche aquí no tengo ningún problema– Pascua miraba a su hermano,que jugueteaba con una taza en sus manos.
–Si, pero es que no se trata de eso. Necesito hablar con Huevay.
–Puedes terminarlo por chat ¿Sabes?
Confi abrió mucho los ojos, mirando atonitó a Pascua.
–No voy a terminarlo.
El oji-castaño se quedó callado unos segundos, después explotó en carcajadas.
–¿Es broma? Es broma ¿Verdad?
–... No.
– ¡Pero Con–
–Necesito hablar con él. Necesito saber porqué lo hizo, en qué estaba pensando.
–Pero...
–No te preocupes, en cuanto Huevay y yo arreglemos las cosas, yo pensaré en la idea de terminarlo.
Confi dibujó una confiada sonrisa en su rostro que tranquilizó un poco a Pascua, era una lastima que la mitad de todo lo que dijo Confi era una mentira.
No planeaba terminar con Huevay después de hablar de "eso", tenia que haber una solución para todo lo que su relación estaba viviendo. Sí Huevay le explicaba el porqué, tal vez podría saber que tenian todos aquellos rostros con excesivo maquillaje que él no.
Arreglaría su relación, aunque su vida dependiera de eso.
El sonidó de un claxón siendo tocado repetitívamente se coló en sus pensamientos, interrumpiendolos.
–Ya llegó– fue lo único que dijo Confi para después levantarse y abrazar fuertemente a su hermano.
Salió de la casa sonriente y de paso firme, observando como Huevay se mantenia serio, mirando hacía el frente en lugar de hacía su novio, que se sentó en el lugar del copiloto.
En cuanto Confi cerró la puerta, Huevay hizo avanzar el auto. El oji-azul se removió incómodo en su asiento, la tensión podia cortarse con un cuchillo.
–Huevay, creo que ocupamos hablar sobre la carpeta.
Confi esperó pacientemente alguna reacción, pero Huevay no respondió. Ni siquiera lo miró, siguió conduciendo.
–Hablo en serio, solo quiero saber... el porqué. Es lo único que quiero.
Nada.
–¿Huevay?
Nada.
–Huevay.
Nada.
–¡Huevay!
El moreno frenó de golpe, impulsando el cuerpo de Confi hacía adelante, haciendolo chocar con el tablero.
Huevay no se disculpó, solo siguió avanzando. Confi no volvió a hablar en el resto del camino.