No se había movido de su lugar desde que Huevay salió del armario, en primera porque su cuerpo dolia demasiado hasta para respirar y en segunda ¿Qué pasaba si Huevay volvia por más?
¿Sería correcto seguir llamando Huevay a... él? Ese nombre le pertenecia a su pareja, la persona a la que amaba y que lo amaba igualmente, la misma persona que se preocupó por él cuando se hizo una diminuta cortada con un vidrio cuando se conocieron, la persona que jamás le haría daño.
O tal vez si era Huevay, tal vez siempre fue así y nunca lo vió como realmente es, pero debió ser una muy buena actuación ¿cómo nunca se dió cuenta?
Sus pensamientos fueron bruscamente interrumpidos por unos fuertes golpes en la pared, su respiración se congeló un poco, la curiosidad le picaba pero el miedo era más poderoso, más golpes y forcejeos se escucharon desde el otro lado.
–《Pero mira, que cosa, si te has lograo arrancar las cintas 》– Escuchó como se filtraba la otra voz, teniendo el acento característico de el de tez morena, después de un largo silencio Confi sintió su sangre helada y poco a poco se obligó a moverse.
Desde su coxis para abajo todo era dolor, todo ardía y tenia que hacer esfuerzos sobrehumanos para no rendirse, fue así hasta que llegó a rastras a la pared de donde provenia el ruido, pegó una oreja y empezó a escuchar; al principio todo era murmullos inentendibles hasta que otro fuerte golpe se escuchó y más forcejeos y gritos. El oji-azul se alejó de la pared, alterado, rebanandose los sesos para encontrar una solución al problema.
Pero ¿Qué podia hacer? Estaba herido, debil y encerrado en una habitación con candado, lo sentia por esa persona que estaba dando batalla, fuera quien fuera, pero no podia hacer nada, simplemente no podia.
–《¡Confi! ¡CONFI!》– Y el mundo se detuvo unos momentos.
No era un desconocido, era Patín.
¡Era Patín!
Respiró con fuerza y sintió su corazón bombear con tanta intensidad que tal vez iba a perforar su pecho, Patín había ido por él y ahora estaba peleando afuera con Huevay.
Empezó a buscar a los alrededores algo que le sirviera para salir pero no había nada, la puerta estaba cerrada. La desesperación empezó a adueñarse de sus sentidos y de frustración dió un fuerte golpe al piso, sintiendo las lágrimas aglomerarse en sus ojos azules.
La impotencia le estaba quitando la voz para gritar con todas sus fuerzas que estaba ahí, por lo que volvió a dar un fuerte golpe, sintiendo un crujido bajo este golpe.
Una diminuta pero llamativa grieta apareció en el piso, Confi no era alguién fuerte por naturaleza y menos en esos momentos en los que estaba tan mal alimentado, ¿Cómo era posible que hubiera creado una grieta con tan solo dos golpes?
Miró a sus alrededores, toda la habitación contaba con el mismo material, salvo la puerta que solo era un pedazo de madera que tenia cadenas al otro lado, pero estaba unido al techo y al piso. Se levantó, primero un poco torpe pero agarró el equilibrio suficiente para permanecer erguido, después tomó una fuerte bocanada de aire y después corrió con todas sus fuerzas contra la puerta de madera, escuchó como las bizagras del techo cedian y pudo apreciar tambien como la puerta se inclinó un poco pero aún no bastaba.