destruir articulos personales

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Un fuerte dolor de cabeza hizo que despertara, había dormido todo el día

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Un fuerte dolor de cabeza hizo que despertara, había dormido todo el día.

Después de la pelea y después de llorar una hora completa sin interrupciones, se terminó arrastrando hasta el sofa y se durmió de una forma incómoda, recuerda que cuando se recostó, por la ventana se podia ver que era aún temprano, pero ahora estaba todo completamente oscuro. El cielo estaba nublado, no se veia ni una estrella.

Cerró y abrió los ojos un par de veces para acostumbrarse a la noche, cuando se irguió, la cabeza le dió vueltas. El colmo de los males, durmió un día entero y aún tenia sueño.

Cuando el súbito mareo desapareció, empezó a levantarse del mueble y a pasear por la casa, buscando rastros de Huevay. Llamaba su nombre a susurros.

Empujó con calma la puerta del dormitorio el cual estaba todavia más oscuro porque el cubano había cerrado las cortinas, impidiendo traspasar la luz de las lamparas de la calle.

Huevay estaba dormido, dandole la espalda a la puerta y por ende, también a Confi.

Estaba a punto de regresar a la sala cuando el sonido de un celular vibrando lo detuvo. Sus azulados ojos rodearon la habitación, dando con su celular. Una desesperada idea se hizo presente en su mente.

Entró en el cuarto, caminando con calma, procurando que su respiración nerviosa no sonara demasiado fuerte. El aparato estaba en el buró del lado de Huevay, tenia que moverse lo más silencioso posible, tomar el celular y salir disparado de aquella casa. Tal vez vuelva a refugiarse con Pascua o llamé a Bibi para ir hasta con ella, pero ya no podia quedarse ahí ni un segundo más.

Llegó hasta el mueble, podia sentir la respiración de Huevay chocando con su  cuerpo. Una sonrisa de euforia se dibujó en su pálido rostro y finalmente tomó el celular.

Y apretó el botón que lo enciende por accidente.

La luz cegadora del aparato iluminó la habitación y despertó a Huevay, que se encontró enseguida con la figura de Confi.

–¿¡Qué haces!?

El cubano se levantó enseguida por lo que el oji-azul tomó el celular y salió corriendo de la habitación sintiendo como Huevay lo perseguia de cerca.

Se desplazó con una habilidad que ni siquiera sabia que tenia, hasta que llegó a la puerta de la entrada. Intentaba quitar el seguro de la puerta con manos temblorosas.

Entonces el cubano finalmente lo alcanzó, tomandolo fuertemente del brazo.

–¿¡Qué haces!? ¿¿A dónde vas??

Huevay cada vez levantaba más la voz, poniendo más nervioso al oji-azul que solo intentaba soltar su brazo del agarre de Huevay. El cubano apretó más el pálido brazo, cortando la circulación y haciendo que la extremidad doliera fuertemente.

Confi podia sentir su pulso desenfrenado en los oidos y el martilleó en su cabeza, rogandole que haga algo.

Y efectivamente hizo algo, llevó su brazo libre a una velocidad increiboe hasta el rostro de Huevay, golpeandolo con toda la fuerza que tenia.

El rostró de Huevay giró y soltó su brazo, pero se movió con rapidez y le arrebató el celular, después, con una mirada de pura furia, terminó por lanzar el celular por la ventana, donde cayó y se estrelló en el suelo de la calle.

Y junto con el celular, las esperanzas del oji-azul salieron volando por la ventana y escaparon lejos de él, desapareciendo.

Todo en su interior se apagó, dejo de luchar. Lo último que supo fue que Huevay le gritó otros insultos más y lo obligó a volver a dormir en el sofá, lejos de él. Cerró la puerta de la habitación con llave.

Daba igual, ya no le importaba.

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violentometro//ConfixHuevayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora