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Ya llevaba dos horas y media afuera, escuchando una y otra vez las necesidades de los clientes, unos padres que planeaban hacer una fiesta por la graduación de su hija

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Ya llevaba dos horas y media afuera, escuchando una y otra vez las necesidades de los clientes, unos padres que planeaban hacer una fiesta por la graduación de su hija.

La madre no paraba de parlotear sobre que solo queria lo mejor de lo mejor para su niña ya que se graduó con cuadro de honor, mientras que el padre necesitaba reafirmar los precios y compararlos por lo menos 4 veces.

Confi solo los miraba discutir sobre si valia la pena contratar meseros o no, de lejos sentado en un banco.

Lo crean o no, no era la primera vez que se topaba con casos así. Sin duda, lo que más le llamaba la atención era verlos después de discutir algo y llegar a un acuerdo, ambos ambos estaban genuinamente felices con los terminos. La madre, a pesar de haber perdido el debate, respetaba el acuerdo con su esposo y el hombre le permitia opinar para darle también participación a ella, todo con una sonrisa.

No pudo evitar acordarse de Huevay. Se los imaginó a los dos en esa situación y ya sabia que eso significaba a Huevay acaparando todas las posibilidades, cambiando y organizando sin permitirle opinar.

Casi como si lo hubiera invocado, su celular empezó con el sonido con el que  había espeficidado el contacto de Huevay. Todos tenian un ringtone normal excepto el cubano que tenia "Happy together" de The Turtles.

–¿Hola?

–¿Dónde estás?– Huevay sonaba a la defensiva, todavia más enojado que en la mañana antes de salir.

–Sigo trabajando Huevay.

Escuchó como Huevay maldecia.

–Me saludas a tus amiguitos hambreados?

–¿De qué diablos estás hablando?

–¿Realmente crees que me voy a tragar eso de que tu trabajo es tan difícil como para que te tardes tanto tiempo?

El oji-azul resopló, realmente estaba cansado de todo el teatrito de Huevay.

–No amor, no te preocupes, no planeo pagarte con la misma moneda– Fue lo último que le dijo antes de cortar abruptamente la llamada y después poner el celular en silencio.

Sonrió con superioridad, por primera vez en ya bastante tiempo se había quedado con la última palabra.

Claro, ni se imagino que Huevay iba bajando corriendo las escaleras de la casa y salia del edificio.

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violentometro//ConfixHuevayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora