El sol brillaba en el cielo azul sin nubes y me encontraba conduciendo por la avenida principal con las ventanas bajadas, mirando y recreándome con todo exuberante cuerpo cuerpo que se movía mientras el clima golpeaba a una cierta temperatura.
Por "exuberante cuerpo" me refiero al masculino por supuesto, chicos en pantalones cortos y chanclas sin camisa, y joder, casi me como un semáforo en rojo por culpa de un chico con unos Speedos rojos marcando paquete.
Si, el sol me hace feliz.
El trafico se estaba ralentizando y me quede parado por un instante, desviando mi atención hacia la acera más próxima, el bullicio de los transeúntes o de las tiendas.
Allí estaba él. De una altura considerable y Blondie, llevaba una camiseta blanca y unos jeans anchos color azul, de pie sosteniendo un cartel hecho a mano que decía, incongruentemente, Taxi.
Hombre, me quede con la lengua fuera. En un día caluroso, era como agua en el desierto. Su cuerpo era ágil y bien desarrollado, en uno de sus bien formados bíceps tenia un tatuaje que llenaba cada pedacito de esa deslumbrante piel. Sus ojos estaban cubiertos por unas gafas de espejo y parecían escudriñar la calle con atención.
Yo ya estaba convencido de que me había enamorado, pero solo hubo un pequeño detalle que me hecho para atrás.
Llevaba un bastón blanco.
Y eso hizo que debatiera conmigo mismo, durante una fracción de segundo. ¿Eso era un problema? ¿Necesitaba sus ojos en la cama? Tenia dedos, boca y un orificio que le funcionaba ¿no? ¿No era mejor que él no pudiera ver que tuviera un mal peinado o una espinilla como un demonio?
Me quité la gorra y comprobé mi cabello, sonriendo ante mi reflejo. Bueno hoy estaba simplemente genial, incluso si lo desaprovechaba con él. Hice una seña y me dirigí a donde estaba de manera informal.
Inclinandome lo llame.
—Perdona, ¿estás buscando un taxi?
Entiéndame, no estaba tratando de engañarlo. En realidad no. Simplemente cumplia con mi deber de buen ciudadano pero uno tan beneficiado como yo. Pero joder, cuando me acerque parecía bendecido en todos los lugares correctos para mi, sobre todo entre las piernas con ese prometedor bulto bajo la ropa pareciendo demasiado bueno para este ojos avizor. Oh, yo podría darle un buen paseo. El viaje de su jodida vida.
—Si, genial.— dio un paseo hacia la acera y yo ansioso de que no se cayera por el camino y arruinara nuestra primera cita al ser atropellado bajo las ruedas de un camión, deje el motor en marcha y me apresure fuera del coche.
Corriendo hacia el lado del pasajero, agarre su brazo al llegar al coche. Él se quedo quieto al instante, cruzándole una arruga el rostro y se aparto. —Estoy bien, gracias.— murmuró y su mano encontró la manivela de la puerta trasera del coche.
Me aleje perturbado. Supuse que debía ser bastante independiente y mi mente retrocedió a Al Pacino reprendiendo a Chris O'Donnell en Perfume de mujer cuando agarro su brazo y le pregunto: "¿Estás ciego?" Procediendo a decirle que él es el que debería agarrarlo.
Todo era cierto, por supuesto. ¿Por qué agarrar el brazo de una persona ciega para ayudarles en todo?
Blondie abrió mí puerta. Puso una mano para medir el techo del coche y despues se deslizo dentro. Él cerro la puerta antes de que pudiera ayudarle y me moví ami asiento por el mismo camino. Mirando por encima de mi hombro, vi que ya se había abrochado el cinturón de seguridad y estab sentado esperándome pacientemente, con su bastón blanco entre las rodillas.
Lo estudié por un momento. Estaba pálido, como si nunca le hubiera dado el sol. Su rostro demasiado bonito para un hombre, pero estaba bien, me gustaban los chicos con caras angelicales que eran demasiado bonitos en la cama. Tenia los labios esponjosos y rosados, hechos para todo tipo de escenarios pornograficos y por un momento lo imagine atado y sometido a mi merced. Negué con la cabeza, sonriendo para mis adentros y reviso los retrovisores antes de que cualquier conductor me hachara la cuneta. ¿Era gay? Mi gaydar sugería que podría serlo.
Traté de no pensar en ese lindo rubio entrando en la parte trasera de mi coche mientras avanzábamos lentamente por la calle principal. Quiero decir, no creyó en realidad...¿Verdad? De hecho no había dicho...Solo me ofrecí a llevarlo. Eso no se califica como...
Miré nerviosamente y me encontre con esas inescrutables gafas de espejo. Baje la musica que tenia a todo volumen y me aclare la garganta. —¿Adonde?
—A la clínica veterinaria en la calle Insadong,— dijo. —voy a recoger a mi perro.
Por supuesto que iba allí. Este hecho me recordó de nuevo a la discapacidad con la que estaba lidiando y bueno, para un buen revolcón no iba a estar toda la mañana con esos pensamientos y es que nunca había hecho eso, aunque me pareciera demasiado egoísta. Mire con anhelo su bonita cara ya que cuando lo dejara salir al final del trayecto seria la ultima vez que lo vería. No necesitaba la molesti a de un perro y un bastón.
—Por supuesto.— le dije.
—Nunca he conocido a un taxista que le guste este tipo de música.— remarcó.
Mi mirada se fue directa a la suya atreves del retrovisor. Mierda. —Si, bueno...
—Y su radio esta muy silenciosa.
Tragué saliva. Era demasiado tarde para confesar. ¿Había cometido algún tipo de delito?
No dijo nada maas. solo giró la cabeza hacia la ventana, como si realmente pudiera admirar todos los exuberantes cuerpos que paseaban disfrutando del soleado día.
Nos quedamos en silencio hasta que me acerque al parking de la clínica veterianaria y conduje hasta la entrada para que no se perdiera entre los coches. Dude mientras abría la puerta y salí —¿Quieres que te espere?— le pregunté incluso sin la entusiasta idea de un perro apestando mi coche y soltando pelos en los asientos.
Encontró las indicaciones para poder llegar a la entrada con el bastón antes de que pudiera decirle donde estábamos.
—No, voy a quedarme un buen rato.— dijo. Se giró de nuevo hacia el coche y metió la mano en el bolsillo de sus jeans para sacar su cartera negra.
Me quede petrificado. —No es nada.— le dije.
El frunció el ceño. —¿Qué?
—Estaba en mi hora de almuerzo, solo estaba de paso.— le dije.
Vi mi ansiedad reflejada en sus gafas de sol mientras permanecía inescrutable girando hacia mí. Cristo, para ser un chico ciego, tenía una mirada bastante acusadora. Lo que quiero decir es que me sonroje. No dijo nada más, cerro la puerta y se alejo, por lo que empece a respirar aliviado y me fui.
Durante todo el camino a casa me repetí a mi mismo por una decisión tan estúpida cuando mí corazón dejo de latir tan rápido por esa falsedad, fui capaz de sonreír al pensar en el excitante chico que había tenido en la parte trasera de mí coche. Bueno, iba a hacer que sonaran las trompetas, pero de vez en cuando estaba bien ver y no tocar.
La cuestión era que esos eran los chicos que me atormentaban.
—𝘼𝙉𝙂3𝙇𝙄𝙓1𝙀
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𝗕𝗟𝗜𝗡𝗗|lixjin
FanfictionLa vida del playboy y artista, Lee Felix, da un giro inesperado después de conocer a Hwang Hyunjin, un chico ciego. - Felix top! Hyunjin bottom! - smut, drama, lenguaje explicito, - Adaptación! Portada y separador hehcos por @Jeons_BxbyGxrl