Dividí mi tiempo entre la UCI y la clínica veterinaria e intenté en todo lo posible apoyar a la madre de Hyunjin en su momento de necesidad. Hyunjin avanzaba lentamente. Sus riñones se recuperaron después de unos días y la diálisis pasó a ser discontinua, pero luego desarrolló una neumonía asociada a la máquina que le ayudaba a respirar y estuvo en tratamiento con una fuerte dosis de antibióticos que le provocaron una erupción, hinchándose como un globo.
Todavía se veía hermoso a pesar de todo. Me senté en la cama y le hablé sobre el tiempo, sobre el progreso de Kkami, acerca de lo solo que mi apartamento estaba sin su chispeante presencia y cómo Minho había enviado una carta y un gran globo que el personal no había permitido que se lo entregaran. Le compré un maletín de aseo, lo llené con los mejores productos de aseo personal y el personal me permitió ocuparme de afeitar e hidratar su rostro. Su cabeza permaneció vendada y supe que debajo de ella podría estar sin su dorado cabello.
Kkami salió de la operación y después de unos días lo traje a mi apartamento para su rehabilitación, llevaba una escayola y un arnés especial para poder tener estabilidad en su parte trasera mientras caminaba. Disfrutaba de mi compañía, pero olfateaba quejándose y llorando en busca de Hyunjin y fue más de lo que podía soportar.
El tiempo se ralentizó durante dos semanas y dejé abandonado mi trabajo. Me pregunté si este era un merecido castigo por la forma en que había vivido mi vida, sin preocuparme nunca por nadie y siendo un hedonista por encima de todo.
Pero me negué a sentir lástima por Hyunjin. No importaba qué, pero me alegré de haberlo recogido ese día con mi coche, aunque tal vez todo iba a terminar en lágrimas y lamentarlo el resto de mi vida. Por lo menos lo había conocido y había sido tocado de la manera más grandiosa que podía ser tocado.
Cada día que pasaba, estaba más amargado y enfadado con el conductor del coche que había atropellado a Hyunjin y fue muy fácil reconocerlo cuando su nombre apareció en el periódico local, contando los detalles del accidente. Era un hombre de cuarenta años de edad, e iba circulando a más del doble de la velocidad permitida y estaba en libertad bajo fianza en espera de juicio.
Busqué al individuo por Internet y encontré la dirección de su casa y después de un par de vasos de whisky y Kkami mirándome con reproche desde su cama como si supiera lo que iba a hacer, me dirigí a su casa con un bate de béisbol en la parte trasera de mi coche.
Evidentemente el Sr. Min no había aprendido la lección acerca de beber, porque después de estar esperando alrededor de una hora más o menos, al salir por la puerta, él se encaminó por la calle en dirección a la zona de bares. Bueno, al menos no se había montado en su coche, pero probablemente sería debido al accidente con Hyunjin y Kkami.
Lo seguí por la calle y mi corazón saltó con furia mientras caminaba a través del parque por un sendero mal iluminado. Corrí tras él y lo agarré por el cuello para estamparle un puñetazo en la cara.
El hombre, regordete y mal vestido, se despatarró sobre el hormigonado suelo con las manos en la cara gritándome que cogiera su cartera y que no le hiciera daño. —¡Mírame pedazo de mierda! — le grité. Levanté el bate de béisbol mientras yacía en el suelo y le golpeé la rodilla.
Aulló, acurrucándose en torno a su cuerpo.
—Atropellaste a mi pareja en la avenida principal y casi le costó la vida, ¿recuerdas?— le pregunté.
Por primera vez, levantó su rostro surcado por las lágrimas y mirándome horrorizado con los ojos inyectados en sangre. —Yo no quise hacerlo, fue un accidente.
—Oh, por supuesto, ¿lo atropellaste accidentalmente mientras ibas borracho?— me burlé. — Lleva en la UCI varias semanas e incluso si sale de allí, podría ser un puto vegetal el resto de su vida. ¿Quieres pagar sus cuentas médicas para los próximos cincuenta años, maldita escoria?
—Sí, sí, sí, lo haré— balbuceó Min, agarrándose la rodilla. —Eso no es problema. Puedo compensaros a los dos.
Me miró fijamente con incredulidad. El bate se sentía pesado y mortífero en mis manos. Con un simple movimiento le podría ocasionar el mismo tipo de lesión que había sufrido Hyunjin en la cabeza y tal vez este hombre no tendría la oportunidad de que una vez que lo intervinieran lo pudieran salvar. Él iría a su creador con esa mancha en su alma y ser arrojado con los de su calaña, y no es que creyera en el cielo y el infierno, pero era agradable imaginarlo para algunas personas.
Pero si hiciera eso, me convertiría en asesino. Iría a la cárcel e incluso si Hyunjin se recuperara y sólo nos viéramos a través de visitas esporádicas, ¿me esperaría Blondie durante veinte años o más? ¿Por qué habría de hacerlo? Él estaría horrorizado por lo que había hecho, incluso si se hubiera tratado de vengarse de él.
Me tambaleé hacia atrás, dejando caer el bate. —¡Fuera de aquí!— grité y el hombre se arrastró cojeando, alejándose lo más rápido que su dolorida pierna le permitió.
Regresé por el parque sintiéndome tan enfermo emocionalmente que lo único que quería era morir.
Me puse a rezar a pesar de que no creía en Dios. Rogué pidiendo perdón por mi malgastada y hedonista vida, le prometí que iba a amar y cuidar a Hyunjin por el resto de mi vida si lo sanaba para mí.
—ANG3LIX1E
ESTÁS LEYENDO
𝗕𝗟𝗜𝗡𝗗|lixjin
FanfictionLa vida del playboy y artista, Lee Felix, da un giro inesperado después de conocer a Hwang Hyunjin, un chico ciego. - Felix top! Hyunjin bottom! - smut, drama, lenguaje explicito, - Adaptación! Portada y separador hehcos por @Jeons_BxbyGxrl