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A la semana siguiente, Hyunjin quiso venir a mi casa. Traté de posponerlo, pero no cejó en el empeño, por lo que llegué a la conclusión que no importaba ya que no podía ver cómo se encontraba todo. Qué equivocado estaba y tan pronto como entró me preguntó qué era ese olor. Tropezó con cosas constantemente y casi se cayó un par de veces. En ese momento, yo sabía que tenía que cambiar, aunque sólo fuera por la seguridad de Blondie. Tenía que pensar que ahora éramos tres y que ya no podía llevar la vida que llevaba y con la que había estado disfrutando antes. Esos días habían terminado y sorprendentemente, no me resultó triste dejarlos.

Hyunjin estaba dispuesto a entrar en la pequeña habitación que utilizaba como mi estudio. Yo le hablé de todos los lienzos que había apuntalado por la habitación y los tocó, pasando sus dedos sobre las pinturas y preguntando sobre los colores. Me preguntó si había vendido muchos y mis planes para el futuro y avergonzado, le dije que no tuve éxito, pero eso fue porque no creía en mí mismo ni en mi talento y, por tanto, no había avanzado lo suficiente como para hacerme conocer.

Él negó con la cabeza apoyando su mejilla contra la mía. —Pero he visto tu trabajo,— me recordó. — se lo bueno que eres.

Suspiré y le acaricié el cabello. —Supongo que mi ética de trabajo no es lo que podría ser llamada eficiente.— murmuré. —He estado holgazaneando durante años.

Hyunjin me abrazó por la cintura. —Bueno, ahora me conoces y conozco gente que te puede interesar.

—¿En serio?

—Sí. Tu talento no va a desperdiciarse nunca más.— sonreí, porque le creí. Cuando tienes un hombre con su fuerza y determinación a tu lado, probablemente tendrás éxito.

El dibujo a medio terminar que estaba en mi caballete, era de él y tímidamente se lo anuncié. Me preguntó qué tipo de postura era en la que estaba, cómo se veía y le dije que había pintado su hermoso rostro cuando había esperado a que yo le besara la primera vez.

Se sonrojó. Entonces metió la mano bajo mi brazo y me dijo. —¿Están las sábanas limpias? Porque necesito que me lleves a la cama.

Esa cama, tristemente mal utilizada en el pasado, sostuvo al mayor amante que nunca haya tenido, los resortes chirriaban gloriosamente en señal de protesta mientras nos saciábamos el uno al otro con desenfreno.

Si yo no hubiera estado seguro de él, entonces, lo habría hecho aún mejor. 

[...]

Las siguientes semanas fueron de felicidad, tanto dentro como fuera de la habitación. Lo ayudé en la casa, los llevé a él y a Kkami a la playa y en general me mostré a ellos dos con una devoción que no reconocí en mí mismo. En mi dormitorio, permití que Hyunjin tuviera acceso completo a mi cajón de los juguetitos y me nalgueara antes de azotarme con una paleta en forma de corazón hasta llegar al orgasmo.

Empecé a pensar que por lo menos era mi alma gemela sexual. Todo lo que hacía en la cama me satisfizo más allá de mis expectativas y quería complacerlo como nunca había complacido a nadie y su satisfacción era siempre mi prioridad principal. Si se venía tres veces y yo sólo una, no me importaba porque un clímax por lo general me dejaba casi siempre medio aturdido.

Pero, por primera vez, no era sólo sexo. Me gustaba estar con él, lo ansiaba cuando no estaba cerca y me molestaba que durante cuatro días a la semana debido a su trabajo estuviera lejos de mí. Me hubiera gustado que nos hubiera tocado la lotería, así podríamos descansar en la playa con Kkami todos los días. Mientras tanto, Hyunjin no había estado bromeando sobre sus contactos, en el plazo de dos meses, me invitaron a presentar mi obra al dueño de la galería de arte del centro de la ciudad y me ofreció una exposición para el fin de semana siguiente.

𝗕𝗟𝗜𝗡𝗗|lixjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora