01. Un nuovo cielo.

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La maldición de los Arcobalenos siempre ha sido parte de nosotros, desde hace ya algunos siglos, al principio era interesante ser considerado el más fuerte de todos, luego ese interés paso a convertirse en aburrimiento y luego en monotonía.

Y mientras esa monotonía ahí seguía buscamos a nuestro cielo, al principio todo estaba bien hasta que sus ansias de obtener más poder les nubló y con ello se llevaron el poco rastro de humanidad que nos quedaba.

Otros cielos nos temieron por esto mismo, estábamos tan rotos como nunca antes y en vez de ayudarnos nos encerraron por protección o se fueron diciendo que no estaban interesados en nosotros.

Y, para el resto de cielos éramos inservibles, ellos ya habían armonizado con otros elementos y nosotros simplemente sobrábamos.

Llegamos a un punto donde formar un lazo no era nuestra prioridad y todos nos fuimos separando, los que eran como mis hermanos fueron formando su propio camino, incluso yo. Convirtiéndome en el Hitman número 1 del mundo.

Aun todo con lo que pasamos decidí guardar el pacificador del cielo, supongo que en algún lugar de mi oscuro corazón aun espera a ese cielo que nos acepte tal y como somos, tal y como soy. Se que el resto de los Arcobalenos también esperan impaciente su aparición, pero no sabemos cuando va a aparecer y con cada día que pasa nos marchitamos más y más hasta temer que cuando llegue no quede nada de nosotros...

Estaba tomando un café expresso en la sala de mi casa en Sicilia, Italia, mientras leía el periódico del día, no tenía ningún trabajo durante toda la semana así que me encontraba en ropa cómoda, bueno sí tenía, torturar al inútil de mi alumno Dino pero estaba enfermo y le deje descansar, espero que después de esta semana este preparado para el triple de entrenamiento, eso le enseñara a no enfermarse.

Con solo pensarlo se me dibujaba una sonrisa sádica en los labios que hace que no pueda esperar a que termine esta semana, mi hilo de pensamientos de sufrimiento y torturas se vio interrumpido cuando mi pacificador, colgado en mi cuello, empezó a brillar, esto solo puede significar una cosa... un nuevo cielo. Subí corriendo las escaleras para buscar el pacificador del cielo, ¡pero no estaba!

Cogí el móvil para mandar un WhatsApp al resto de los Arcobalenos, en cuanto mencioné que no estaba el pacificador todos empezaron a contestar alarmados.




Me acostumbré rápido a mi papel de Arcobaleno, la verdad no me importaba siempre y cuando podía seguir con mi estilo de vida tranquila, que equivocado estaba.

Todo cambió de la noche a la mañana, con esa necesidad de pertenecer y formar un lazo con mi cielo, aquel cielo que siempre me fallaba.

Estoy cansado, cada uno de los cielos con los que intentaba enlazar destruían todas mis esperanzas de formar una familia, es cierto que con el resto ese sentimiento disminuía, pero no es lo mismo, quiero un lugar al que llamar hogar, del que nunca quiera irme a trabajar y en el que cuando vuelva me reciba con una cálida sonrisa que alegre el pésimo día que he tenido. Pero esto solo es un sueño compartido, y los sueños son solo eso sueños, los anhelos más profundos del corazón, aquellos que son imposibles y a la vez transmiten alegría misma con solo pensarlo.

Estoy concentrado con mi entrenamiento, mi única vía de escape, de sacar toda la frustración y la soledad que llevo guardado en mi corazón, cuando mi pacificador empezó a brillar.

Ya no se qué sentir, si alegría por que un nuevo cielo ha aparecido o simplemente sentirme abandonado y vacío. Suspire mientras cogía una toalla doblada que estaba al lado de donde entrenaba y me seque el sudor que caía por mi cara. Si mi pacificador ha brillado, los del resto igual. No se que hacer, si el buscar al nuevo cielo o simplemente dejarlo pasar y ahorrarme una nueva decepción.

UN NUOVO CIELO PER GLI ARCOBALENIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora