Funny bunny ✧ 𝐒𝐁 𖬺 𝐇𝐊

، stuffed rabbit 𝄒

—¿Alguna vez haz considerado dejar de comprar tantos trapos con algodón dentro?

—Callate la boca antes de que te deje durmiendo en la lluvia—El comentario ofendió bastante a Hueningkai, después de todo no iba permitir que insultaran así a sus dos nuevos molangs.

—Solo decia...—Murmuró algo más, que el extranjero no logró escuchar para su suerte.

Luego de una tranquila tarde en la biblioteca Hueningkai decidió por darse el pequeño lujo de pasar por su tienda favorita de peluches y ver la nueva colección que se había sacado un par de semanas atrás.

La tienda era un grande y extenso especio, paredes decoradas de colores pastel y también dibujos de diversos personajes que desprenden una gran ternura a primera vista. Eso y también el excesivo aroma a dulces y las pequeñas decoraciones que habia en los muebles en los cuales yacían variedad de diferentes tipos y encantadores peluches.

Para Hueningkai o cualquier niño era el paraíso y para Soobin vivir el infierno en carne propia.

—Soobin,mira, este se parece mucho a ti— Hueningkai tomo un peluche de conejito blanco de aproximadamente unos cuarenta centímetros y como pequeño detalle el conejo tenía una zanahoria entre sus patas.

Soobin solo atinó a mirarlo desentendido ¿En que momento el se parecía a ese conejo horrible? Huening debería estar bromeando, pero no se animaría a acotar nada, menos al ver al extranjero básicamente enamorado de ese trapo horrible.

Los humanos eran raros.

—Entonces llévalo, ya vas a necesitar a ese trapo horrible luego de que me vaya—Se hizo el desinteresado evitando mirar al contrario, más sin embargo por el rabillo del ojo espiaba cada reacción de kai hacía sus palabras.

—Es muy costoso, no creó poder pagarlo— Su tono fue bajando a uno de decepción haciendo que conmover un poco a Soobin pero ¿Que podría hacer el? realmente no tenía dinero o una tarjeta de colores como poseían la mayoría de humanos.

Hueningkai dejo el peluche de conejo y optó por llevarse ambos molangs que había escogido con anterioridad y que estaban a un precio razonable para.su bolsillo pero con un poco de desilusión al tener que dejar al hermoso peluche de conejo gigante.

—Ven vamos a casa, es un poco tarde.

Pago por ambos peluches y con su acompañante terminó por salir de la tienda.

El apartamento estaba lo suficientemente callado...demasiado incluso sabiendo que ahí estaba la presencia de su mascota. Más sin embargo le era raro, luego de varios días con el chico ahí en su apartamento este parecía ser un constante caos por los caprichos del alto.

Pero ahora todo volvía a ser silencio y tranquilidad.

O quizás era que se había acostumbrado al bullicio que el alto hacía diariamente desde su llegada, pero ahora incluso ni se notaba su presencia. Literalmente, Hueningkai se concentró tanto en hacer sus deberes de la tarde que nisiquiera notó la desaparición del alto, aunque no le costaría mucho encontrarlo después de todo su apartamento era lo bastante pequeño como para encontrar a un chico de casi dos metros.

Ya dejando su labor anterior se levantó de la silla, dejando todos sus libros y cuadernos sobre la mesa, comenzando a fijar cada una de las habitaciones del departamento. Y al no encontrarlo en la en baño y la habitación de más del departamento terminó por entrar a su propio dormitorio.

Ya a dentro pudo apreciar al alto recostado a lo largo de la cama, abrazando y usando como almohada la sudadera que poco antes el extranjero se quitó gracias al calor que proporcionaba el pequeño ambiente.

Hueningkai con bastante cautela sentándose a un lado del chico con un par de orejas de conejo en su cabeza, apreciando por completo sus tranquilas y calidad expresiones, pero no sin quitar varías interrogantes de su mente.

¿Era normal que se la pasara olfateando su ropa?

Tendría el tiempo suficiente para investigarlo más tarde, por lo que volvió a observar al chico que respiraba con bastante tranquilidad. Ya con esto logrando que Kamal no pudiera evitar tener la necesidad de con su mano acariciar su cabello y correr algunos mechones rebeldes, comprobando su teoría sobre que el cabello del azabache era increíblemente sedoso y suave.

Fuera de ello le era bastante imposible creer que aquel molesto y sarcástico chico era ahora un tranquilo y tierno mucho sumido en sus propios sueños.

Aunque después de todo la versatilidad hacía milagros.

Quizás se hubiera quedado mimando un poco más a su mascota, pero el ruido del timbre del apartamento hizo que tuviera que levantarse a para ir a abrir la puerta de la habitación.

¿Quien vendría a verlos a estas horas?

Observó el horario en el reloj de la pared, el cuál por cierto no le sirvió de nada ya qué había dejado de funcionar hace bastante tiempo, por lo que miro su celular.

Faltaba poco menos de veinte minutos para que fueran las once, por lo que supuso que sería alguno de sus vecinos dispuesto a pedirle algo.

Asi que abrió la puerta rezando por que fuera su linda vecina de dos puertas de diferencia y no el viejo verde que le había pedido como un "favor de vecino" tener una noche de pasión, el menos como el señor mayor lo describía.

Pero realmente para su sorpresa no fue encontrarse con ninguna de las dos, lo único que logró encontrar fue el conejito de peluche el cuál logró ganarse al por mayor todo su cariño.

Ya por último despegó su mirada del peluche observando a ambos lados del pasillo pero no realmente fue en vano ya que los pasillos parecían completamente desolados. Así que regresó su mirada al suelo, encontrando una cartita con una letra demasiado prolija para ser de alguien el cuál conociera.

"Parecías muy feliz con esta cosa en la tienda, asi que espero que te guste el regalo."

-TK

Un sentimiento de miedo y pánico se instaló rápidamente en su pecho y como si fuera automático, cerro la puerta colocando el seguro para luego con aún el peluche en brazos correr hacia la habitación y esconderse bajo la sábanas.

Estos momentos eran los cuales ya no le disgustaba la idea de dormir con Soobin y aunque tampoco le encantará era mucho mejor que estar solo.