III

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«💸»

- Jóven Alejando. ¿Necesitaba algo?.

- Coño, ¿que te pasó?. Parece que acabas de ver a un puto fantasma tío.

Recostado sobre su cama, desenfoca la vista del libro entre sus manos al rostro pálido de Raúl, de pie, apenas dos pasos de la puerta, que dá a la voluminosa habitación.

- Emm... No, no, solo... ¿Necesitaba algo de mí o me puedo retirar?.

Aún curioso Alejandro se levanta lentamente y deja el libro en su mesita de noche.

Camina un par de pasos hasta llegar a la puerta donde el mayor le mira desde arriba esperando, pacientemente.

- ¡Es la hora del té, hombre!. Prepara bocadillos, ya sabes, galletas, Croissants, muffins, sandwiches... Y cambia el té por bebidas energéticas, necesito todo listo para las seis, en la sala principal para molestar un poco a mi padre con nuestros grito. ¿Me entiendes?. - Pasa por un lado de Álvarez que anota todo mentalmente, y sigue caminando por el pasillo con sus manos en su espalda. - Vendrán David, Frank y Aroia, y quiero que esté todo listo para cuando lleguen.

- Si joven Alex.

Nuevamente una reverencia hacia su superior, un adolescente de dieciocho años, delgado, piel blanca como las paredes del pasillo, cabellos negros al igual que la camiseta de mangas cortas con un dibujo de un robot de casco blanco.

- ¡Raúl!.

Voltean con rapidez ambos jóvenes y notan el seño fruncido y los ojos flameantes de furia de la pequeña Alexa.

Se ve que a los De Luque les encantaba hacer esos tipos de "juegos", eran mellizos, Alex y Alexa dos malcriados de cuarta, con demaciadas actividades, fútbol, tenis, chelo, piano, guitarra, esgrima, artes, colegio, etc.

Cada vez que Raúl pasaba por la puerta de la cocina, el calendario marcado con colores demaciado fluorescentes, veía que, por ejemplo, Alejando hoy tenía el día libre pero Alexa tenía clases de tenis y artes, a parte del colegio.

Y agradecía internamente que Mónica se encargara de los "niños" ya que él no podría acordarse de cada cosa, habían días que ambos tenían que hacer cosas diferentes, como los viernes por ejemplo.

Era increíble como estos chicos seguían vivos a pesar de todas esas actividades cocurriculares.

- ¿¡Dónde están mis perlas!?.

- Emm..

- ¡Nada de "emm" idiota!. Más te vale que las encuentres o te voy a acusar con mi padre.

Alex rueda los ojos y se acomoda entre medio de su hermana y su empleado.

Se sabía de memoria los caprichos de la menor solo-por-unos-minutos, pero Raúl era nuevo y cualquier cosa que tuviera que ver con acusar y Samuel, hacia que sus piernas temblaran y los colores en su rostro palidecieran.

- Mantengamos la calma. ¿Buscaste en todos lados?.

- ¡Obviamente!. ¿Por quién me tratas gilipollas?.

- No soy Raúl como para que me trates como perro, vamos a tu habitación y busquemos juntos.

El mayor de los tres tiembla al escuchar su nombre.

"Si ni siquiera he tocado la habitación de la señorita."

Su mente le falla y explota, las máquinas se detienen levemente y empiezan a echar humo.

"Lolito tenía razón. Está gente está loca."

Lo único que atina a responder, con las manos temblorosas en su espalda es a hacer una reverencia.

𝗠ɪ sᴇɴ̃ᴏʀ || Luzuplay [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora