IV

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«💸»

Un joven con el cansancio reflejado en su mirada, arrastrando todo su cuerpo en pasos lentos y estirados, venía de estudiar para un examen de Matemáticas toda la noche, a penas dos horas de sueño y con la garganta seca, decidido a levantarse antes de lo habitual.

El reloj redondo y moderno, negro por dentro y plateado en su circunferencia, marcaba las seis en punto, cosa que a Raúl le fastida mucho.

Estira sus brazos, sus vértebras crujen, al igual que su cuello, y se intenta relajar. El ruido hace eco en la habitación escasa de personas y se dirige al lavamanos.

Los cabellos en su nuca se erizan al sentir el tacto de su piel cálida contra el agua fría. Inhala, exhala y camina hacia la mesa para tomar asiento en una de las sillas.

Revisa rápidamente su celular. Por alguna razón el día de hoy se sentía ansioso, y se intensificaba cuánto más lo pensaba.

Su cabeza está totalmente volcada al número que acaba de buscar entre sus contactos, apareciendole en pantalla:

"Señor Luzuriaga🥵"

Recuerda la conversación que habían tenido el día anterior, sus mejillas se colorean dulcemente y sonríe con torpeza.

Para su suerte, desde el día que había conocido al señor Borja siempre terminaban viéndose e intercambiaban un par de palabras.

"¿Cómo ha ido su día joven Raúl?".

"¿Ha desayunado bien?".

"Muchas gracias por la bebida, Raúl. Tan deliciosa como siempre".

Su sonrisa le delata siempre que vé al hombre de preciosas facciones.

Se pregunta el; ¿Por qué no ha borrado el emoji que había puesto de "broma"?.

Luzuriaga le había dicho que mantuviera su número de teléfono por si algo pasaba, él era abogado y si necesitaba algo le tenía.

Todo profesionalmente, nada de mensajes casuales.

Suspira, cierra los ojos y apaga su teléfono para dejarlo boca a bajo sobre la madera lisa.

Se dirige lentamente a la habitación que compartía con Beatriz. Exceptuando los Sábados y Domingos, ellos dormían ahí. Los fines de semana podían ir a sus casas.

Busca en su ropero, intentando no hacer mucho ruido, su "uniforme de trabajo" que es una camisa de una tela fina y lila, pantalones negros, no apretados pero si un poco ajustados para su gusto y un pequeño delantal blanco, con encajes en los bordes.

...

- ¿Terminaste con la bandeja?.

- Las tazas están servidas, las tostadas no muy calientes ni quemadas, también el jugo de naranja, con más agua que jugo y los cubitos de azúcar a un costado, diez en total. ¿Ya la llevo Beatriz?.

Las mañanas en esa casona eran agotadoras, se sentía como un ratoncito corriendo para todos lados. Aún no había podido desayunar, sus tripas crujían y se sentía a desmayar.

Diez días llevaba en ese lugar y aún no se acostumbraba a tanto escándalo.

- Samuel comerá en el comedor junto al joven Alejandro, ambos pidieron lo de siempre. La señorita Silvia en su despacho, aún no ha terminado sus diseños, prefiere un café negro para dispersar el sueño, y Alexa en su dormitorio, dice que no se siente muy bien... Igual que Samuel y Alejandro, lo de siempre para ella.

Mónica, como siempre, anunciaba y controlaba cada paso que daban las personas que vivían en esa casa.

Era la querida ama de llaves, la asistente del señor Samuel y de la señorita Silvia, la organizadora de todos los horarios de los "niños" y la que cuidaba de ellos cuando sus padres se iban de viaje.

𝗠ɪ sᴇɴ̃ᴏʀ || Luzuplay [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora