XII

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«💸»

- ¿¡Que coño!?.

No se esperaba que su compañero de departamento apareciera en ese momento. Su reacción fué cómica al escuchar la conversación "romántica" que estaba teniendo Raúl, segundos atrás, al teléfono, con Borja.

- ¿¡Por eso tienes tanta ropa holgada ahora!?.

El invierno se acercaba congelando todo a su paso, Luzu le veía con un simple busito de manga larga y parecía que le estallaba la migraña. Al final el hombre se terminó acostumbrado a llevar un canguro lo suficientemente abrigado para que su pareja lo usara, al menos hasta llegar a un lugar acogedor y caliente.

Pero, casi siempre, Raúl se olvidaba completamente de devolverle la prenda.

- ¿Te puedes callar?. Estoy hablando con el abogado, sobre los cables.

- Si, si, "abogado".

Últimamente su día a día no era el mejor. La desgraciada de su suerte se reía en su puta cara. Al empezar a caer la helada los cables expuestos comenzaron a dañarse. Casi toda su cuadra estaba sin luz. Significaba que tenían que volver a los tiempos de las cavernas, el lavar ropa a mano e intentar sobrevivir sin la estufa, ni el Wi-Fi. Cosa que estaba empezando a molestar mucho a todos en aquel lugar.

Se intenta arreglar el asunto, pero ya llevan cuatro días sin saber nada de los electricistas. Al parecer era peor de lo que se imaginaban.

Para alegrar mejor su día a día, el dueño de la cafetería en la que Manuel trabajaba, decidió venderla, significaba que muchísimos recortes de personal fueron manifestados. Y Lolito fué uno de esos "recortes necesarios para la empresa".

Así que, cómo lo único que podía hacer ahora era lavar ropa a mano, intentar que el pequeño refrigerador, que llevaban algunas veces cuando salian a acampar, anduviera, congelara la comida y las bebidas, intentar que las velas no sé apagaran, etc. Se estaba empezando a aburrir, y sentir más como una ama de casa que como un trabajador exigente. Aunque fuese básicamente lo mismo.

Pero intentar escuchar las conversaciones ajenas, tanto de sus vecinos, cómo de Raúl, le hacían el día.

Dos meces que sospechaba de Raúl. De un Raúl con novia, justamente desde que empezó a trabajar en esa maldita mansión.

Cada vez que llegaba a la casa, venía tarde y con una sonrisa embobada, o cuando ni siquiera aparecía, las sospechas iban en aumento. Cuando su celular sonaba y el mensaje que recibía día por medio aparecía «Voy a quedarme en casa de los De Luque, no me esperes para la cena👌», confirmaba más y más sus sospechas.

Cada vez se juntaba menos con los chicos, y Manuel buscaba cualquier tipo de excusa para sacarle información, afirmando que solo era para pasar más tiempo con su amigo.

Sospechó de Alexa, pero el odio que sentía por ella no era fácil de actuar, así que simplemente la descartó.

Luego, de esa tal Mónica, pero por lo que le había contado, ella tenía la edad de Samuel, treinta y seis, y no parecía caerle del todo bien, entonces también la descartó.

Pero, por su mente, pasó la señorita Silvia, si bien también tenía la edad del viejo verde, él hablaba maravillas de esa mujer, de mente muy creativa, carácter único, y muchas otras cosas más. Sospechaba que tal vez él le hacía un "trato espacial".

- ¿¡Cómo te puedes acostar con ese cara pepino!?.

Pero claramente no era Sherlock Holmes, así que todo el caso se fué a la ruina al escuchar un simple "Bueno, Borja, gracias por todo, te amo. Uh... otra cosa-...". Y ahí fué dónde empezó la discusión.

𝗠ɪ sᴇɴ̃ᴏʀ || Luzuplay [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora