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«💸»

Era extraño.

Se sentía extraño, nervioso y abrumado. Antes de salir se había tomado dos analgésico por el dolor de cabeza, y de todas formas los pinchazos insistentes en su frente seguían ahí.

Sujeta el volante del deportivo con sus dos manos cada vez con más fuerza, conducía a velocidad media-baja sobre la ruta para llegar lo más tarde posible, iba camino a un lugar que no le apetecía para nada. Simplemente seguía las órdenes de su mujer.

"- Si lo vez necesario y piensas que en verdad lograrás algo yendo hasta allá... Házlo."

Si, Silvia le apoyaba en todos sus estúpidos planes, hasta en este.

No era como que podía llegar y decir: "¡Hola!, ¿te acuerdas de mí?, Soy el que te destrozó la vida, jaja..." No, debía planificar mejor las cosas y formar un renovado y mejorado vínculo con el idiota de Rubén.

Nunca le cayó bien, nunca le caerá bien.

Es una frase que la lleva grabada en su mente y no pensará borrarla.

¿Cómo es que un niño te puede caer tan mal?. Bueno, ni siquiera Samuel sabía esa respuesta pero el desprecio que le tenía era tanto que cada vez que el chico de enormes esferas marrones y radiante sonrisa de oreja a oreja se le acercaba, cada facción en su rostro se tornaba oscura y seria.

Concentrado en el poco tránsito, solo un par de coches que más de una vez intentaron y lograron pasarlo, afila sus amatistas al ver el cartel con el nombre del pueblo.

Aprieta su mandíbula con fuerza y afianza el agarre al volante.

¿Cuándo se le había ocurrido la idea?.

Sinceramente tenía sentimientos encontrados con esta reunión.

Necesitaba aclarar todo, medir sus palabras ante la persona que le estaba acusando de un fraude.

Pero, ¿En serio le iba a tomar tanta importancia?.

No es como que realmente fuera su culpa el que la casona se derrumbara con las personas dentro, o tal vez si lo era y por eso estaba haciendo todo este trayecto.

Solo sabía que Luzu se había comunicado con el abogado de Rubén, habían hablado de manera tosca y precisa. Mientras el agua dentro de su vaso temblaba al ritmo de sus dedos cada vez que Borja hacia un gesto negativo, al hablar con el señor Piotto.

Al finalizar Borja asiente, se despide educadamente y corta la llamada, dirijiendose a un consternado Samuel, le avisa que se tranquilice, y que podría hablar con Rubén, siempre y cuando no fuera a dar una amenaza o una pataleta de niño pequeño.

Y ahí estaba, conduciendo y metiéndose a los adentros de un pueblo muy poco conocido y en un problema que llevaba varios años cargando. Tenía su dirección y sabía que Rubén estaría acompañado de su abogado, a pesar de todo.

...

La brisa golpea con fuerza y desordena su peinado inaudito, mientras baja del deportivo. Sus gafas ocultan lo asombrado, lo nervioso y lo cansado que su mirada reflejaba.

𝗠ɪ sᴇɴ̃ᴏʀ || Luzuplay [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora