II

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«💸»

Estaba jodido.

Realmente jodido.

Divisa con la mirada aguada y borrosa el frasco...

Bueno, los fragmentos de vidrio en el suelo, al rededor de un charco de agua transparente y unos lirios algo marchitos, que antes de estrellarse contra las cerámicas del baño, estaban dentro de un florero precioso, que Raúl juraría era un regalo de algún bisabuelo muerto o alguna familia millonaria muy querida por la familia, como en las películas.

Se talla el rostro, dirige su mirada nublada hacia el techo, desea, con desespero, volver el tiempo atrás, pero sabe que eso es imposible y es lo que más le frustra.

- Que idiota.

Sopla y resopla, escupiendose por lo verdaderamente imbécil que era.

No llevaba ni una semana en esa casa y ya había roto algo.

Al menos no lo hizo en sus pruebas cosa que agradeció más de una vez al destino.

Pero ahora estaba ahí, de pié, mirando como el charco cada vez se hacía más y más grande, hasta llegaba a tocar la punta de sus zapatos Santoni de cuero negro.

Estaba estresado consigo mismo.

¿A caso no podía hacer una sola cosa bien?.

- Álvarez. ¿Está ahí dentro?.

Queda paralizado, ¿Cuánto tiempo llevaba dentro del baño?.

- S-Si, señor Samuel.

- Solo dime Samuel.

Era su típico pleito cada día, pero esta vez el hombre detrás de la puerta de madera blanca necesitaba urgentemente pasar al baño.

- ¿Puedo pasar?.

- ¡No!... - Mierda. - Señor...

- Samuel. - Reprochaba otra vez sosteniendo la manija de la puerta. - ¿Y por qué no?.

¿Que haría ahora?.

Su madre siempre le había dicho que hablara con la verdad, ¿Pero si esa verdad te hacía perder un trabajo importante?. O peor, ¿Y si le denunciaban por romper una pieza muy valiosa?.

¡Oh no!.

Ya se lo veía venir, la señorita Silvia gritándole mientras arrojaba sus prendar y sus cosas a la calle, los vidrios rotos del pobre florero y algunas piedras del caminito de la entrada. El señor Samuel reprochandole y diciéndole cosas horribles, mientras él rogaba, arrodillado sobre la vereda.

"¡¡Imbécil, ese florero era de mi tatarabuelo, que murió en la segunda guerra mundial defendiendo el país!!. ¡¡Esto era lo último que me quedaba de él!!."

La señorita llorando a cantaros, Samuel consolandola mientras le levantaba el dedo medio a...

- ¿Álvarez?.

Volvía a llamar con toquecitos insistentes en la madera, que le arrebataban el aire a un desconcertado Raúl.

- Emm, solo... Solo deme un minuto y termino... Señor.

- Samuel.

- Si, eso. - Logra desatar el nudo de su delantal áspero, que rodeaba la cintura del tembloroso chico, y seca con desesperación el charco cristalino.

En el hueco de su palma, coloca el mismo trapo blanco recién escurrido.

Envuelve los vidrios y las flores aplastadas, en la tela. Los mantiene detrás de su cintura respira profundo y le reza a todos los dioses del mundo, para que el señor De Luque no se dé cuenta.

𝗠ɪ sᴇɴ̃ᴏʀ || Luzuplay [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora