Especial

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【💸】

Ya estaba todo listo.

Los bocadillos sobre la mesa de la cocina listos para ser ofrecidos a los visitantes.

Las modelos femeninas y los masculinos estaban terminando de alistarse en el cuarto de huéspedes.

Beatriz contaba con nerviosismo cuántos bocadillos habían en cada bandeja dorada. Exactamente dieciséis aperitivos, que eran más chicos que su dedo índice.

Y, sobre la mesada del centro, unas tres bandejas con seis copas con Champán burbujeante y suave.

- ¡No!. ¡No!. ¡No!. - Raúl se mira al espejo, sonrojado, atónito, y no entiende porque mierda se terminó poniendo el conjunto completo.

Está avergonzado y una parte de él orgulloso porque le queda de puta madre.

Se golpea a si mismo por estar otra ves por las nuebes y no darse cuenta que, se había puesto un uniforme de sirvienta, parecido al de Beatriz.

Unas calcetas blancas y largas llegandole más arriba de la rodilla. Una adorable falda negra, acampanada, sobre una tela blanca y sedosa, y bonitos botines negros en sus pies.

Suspira profundamente, la camisa blanca le aprieta los hombros, y su pajarita le está empezando a quitar el aire.

No podía salir de esa habitación, habían demaciadas personas en esa casa, al menos una le vería y sería el hazme reír de toda la mansión.

- ¿Adam?.

- Dime, Raúl. ¿Que te pasa?. Parece que estás escondido en el sótano. ¿Por qué susurramos?.

De burla copia el tono de voz que Raúl utiliza. No le hace ni un poco de gracia, de hecho le hace aumentar el dolor de cabeza, y cada vez que se voltea, para descargar sus nervios moviéndose, tiene el espejo de lleno, que le muestra lo bonito que se veía.

- Necesito tu ayuda.

...

- ¡Pero si te vez monisima!. - Las carcajadas de Adam le martilla los oídos, está rojo de vergüenza, ira y miedo.

- ¡Calla!. ¿¡Dónde verga está!?. - Frunce el seño, se voltea para mirar hacia la puerta y desear que aparezca un ángel, o alguien que le salve de esto. Aprieta los puños con fuerza, y afila su mirada chocolate, deseando tener rayos láser y destruir al desgraciado que sostiene un teléfono móvil apuntado la cámara hacia él.

- Debe estar por llegar... Haber sonríe.

Cuál toro cuando le muestran el rojo, exhala fuerte por la nariz y camina dando fuertes pisadas hacia donde está Adam. La falda se infla al sentir la brisa golpearla, y Raúl parece una fiera enfurecida, un león imponente, con un tutú rosa, adorable, adornando su cadera. Afianza el agarre al teléfono y se lo saca de un tirón.

- No me hace ni puta gracia.

- No puedo tomarte en serio así, princesa.

- ¡Porque no mejor me comes-!...

- Ya llegué, ya llegué. Perdonen la...

Era impactante y gracioso, pero más bien impactante, ver a Raúl vestido con una falda holgada, mostrando parte de sus muslos y el resto de sus piernas delgadas. Él tenía una cintura fina, piernas largas y postura correcta, era perfecto para esas vestimentas.

Pero nunca pensó que era lo que al chico le gustaba, pero, cada quien.

- ¡Beatriz!. Gracias al cielo.

𝗠ɪ sᴇɴ̃ᴏʀ || Luzuplay [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora