Apacible

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 Hinata llega a la familia de los Suga.  

No importa que ya haya pasado una noche ahí con anterioridad, al entrar siente que fuera su primera vez pisando ese suelo. 

Por lo visto ellos ya habían hecho todos los arreglos para que viviera ahí con ellos.  No era demasiado elaborado pero tenía una cama, un escritorio y un librero. 

—Fue algo muy rápido por lo que no nos dio tiempo de preparar mucho, el fin de semana podríamos ir a comprar más mueble si tú quieres—explica Sugawara.

—No, está bien de esta forma—no quería seguir causando más problemas a la familia de su superior, sentía que esto ya era demasiado.

Empezó a guardar todas sus cosas en el armario. Era grande y muy bonito, no era que su casa no lo fuera, pero este era diferente de alguna forma, se sentía cálido.

Al acomodar su ropa de algodón vio la sudadera de su entrenador. Suspiró sabiendo que tenía que devolverla. Esa prenda sirvió para que los días que estuvo en custodia no se sintieran tan solitarios. Se la ponía e imaginaba que estaba siendo protegido por los brazos de Kageyama.

Recordó lo que pasó hasta no hace más de dos horas. La confesión tan torpe, pero tierna de su entrenador. La promesa de que iba a protegerlo y cuidarlo de ahora en adelante. Era irreal.

Le entraron ganas de verlo de nuevo, ya quería que fuera hora de la práctica y tenerlo cerca.

.

Ahora no tenía que levantarse tan temprano; la casa de Suga san estaba mucho más cerca del instituto que la suya; aún así no podía evitar madrugar por la costumbre. De hecho, apenas si había podido pegar un ojo en toda la noche.

Dio vueltas en la cama veinte minutos  antes de desesperarse y salir de ella. Tal vez podría ayudar a la mamá de su sempai con algo. Él era muy bueno en las actividades domésticas.

—En verdad tienes mucha energía—Suga entró en el baño.

—Buenos días, Suga san—contestó con su cepillo de dientes en mano—, pensé que dormiría hasta más tarde.

—Supuse que te levantarías temprano como la última vez, así que pensé en hacerte compañía—tomó su propio cepillo y le agregó dentífrico—. Podrías solo decirme Koushi.

Ellos vivirían juntos de ahora en adelante así que lo mejor era llamarse de forma familiar.

—Entonces bastará con que me llames Shoyo.

—Vale

.

Los chicos acordaron que en el instituto ellos se llamarían por sus apellidos, tal y como era la costumbre. No precisamente porque quisieran ocultar su relación del resto de los chicos, sino porque era una situación muy delicada de contar. Ya hablarían del tema en un futuro no muy lejano con el equipo.

Cuando Hinata llegó al club, todos corrieron a recibirlo, especialmente Noya y Tanaka, su euforia logró hacer que cayera al suelo.  Incluso el amargo de Tsukishima parecía estar un poco alegre de verlo de nuevo.

—Será mejor que ya hayan calentado—la voz de Kageyama llenó todo el gimnasio y los chicos inmediatamente dejaron su bullicio. 

Estaba igual que siempre, con su conjunto deportivo, silbato en el cuello y la tabla bajo el brazo.

—Mira quién ha vuelto, Kags—Como si fuera una escena del rey león, Tanaka levantó a Hinata para mostrarselo a su entrenador.

Hinata se sonrojó ante el escrutinio de su mirada.

SonWhere stories live. Discover now