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¿Podrías hacerme un favor? exclamó con suavidad una dulce voz

Su alarma de las cinco sonó, estridente y sin piedad rompiendo al instante su sueño.

"¿Qué soñaba?" no lo recuerda bien.

Perezosamente con una mano buscó el reloj para apagar tan intensa melodía. Hoy era inicio de año escolar en la preparatoria Karasuno, en la cual él trabajaba.

Kageyama Tobio tenía 25 años, llevaba poco menos de un año siendo entrenador en aquel instituto. Hasta hace tres años jugaba a nivel nacional, para su mala suerte había tenido problemas en su talón derecho, lo que había truncado su carrera a una temprana edad ¿Qué era un jugador de voley sin poder saltar? nada, eso era Tobio, nada. Al principio le había costado mucho salir adelante, no por causa económica, sino porque el propio amor al voley que sentía, si estuviera en sus manos, jugaría ese hermoso deporte toda la vida. Se sintió frustrado, enojado con su destino que le privaba de hacer lo que deseaba. Otra cosa que lo lastimó de sobremanera fue que muchas personas que consideraba como sus amigos le dieron la espalda tan pronto vieron su carrera trunca.

Al final sólo le quedó la resignación y seguir adelante, pensó que no era el único que le había pasado ni sería el último, prefirió guardar con amor todos esos años que logró estar en la pista grande y aceptar que no podría volver por mucho que lo añorara. Mantener cerca a quienes le dieron su apoyo y aferrarse a lo que tenía.

Con el tiempo decidió volverse entrenador en una escuela de su pueblo natal, misma donde él había ido en sus tiempos de instituto, el Karasuno. Los pocos amigos amigos que conservaba le recomendaron que lo hiciera profesionalmente, que un equipo formal lo aceptaría con gusto. Pero a él le hizo más ilusión trabajar en muchachos que respiraban voley, porque la juventud te dota de una pureza para realizar las cosas, con alegría y dedicación como si fuera lo único en la vida, o al menos eso recordaba de cuando era joven. Y no se había equivocado con su decisión, en Karasuno había encontrado chicos excelentes, tal vez ninguno era un prodigio como él mismo pero cada uno tenía un estilo y sed de victoria que ni en su propio equipo pudo sentir. Aunque sus aprendices a veces fueran tan insufribles por ser adolescentes, tal vez hasta quisiera golpearlos en más de una ocasión, realmente los quería.

Se levantó de la cama, con la energía necesaria para comenzar con su trote diario.

Ya no era un jugador estrella, pero se seguía preocupando por mantenerse en forma. Todos los días trotaba una hora, tomaba un desayuno equilibrado con una señora que cocinaba para él, porque francamente era un desastre en la cocina. Además de que no fumaba y el alcohol no perfilaba en su dieta, era una persona muy sana.

Mientras corría en las bellas calles de Miyagi, pensaba sobre el régimen que aplicaría para este año en la selección de los nuevos integrantes. Esperaba que subiera el número de aspirantes este curso, en sus tiempos Karasuno era un instituto que competía a nivel nacional, posteriormente con la retirada de su antiguo entrenador, la calidad cayó y el equipo se estancó.Ahora difícilmente entraba uno que otro chico. Tobio no se deprimía, estaba seguro que este sería el año del equipo. El pasado torneo había llegado tarde a unirse por culpa de la burocracia, el tiempo que dedicaron a entrenar sólo los llevó a una nada despreciable final de prefectura, algo que sorprendió al público. Se sentía orgulloso de sus chicos.

Se preguntó qué clase de chicos llegarian este año a la duela vieja del instituo, esperaba que al menos uno fuera bastante alto, en el equipo sólo quedaba Asahi como el de mayor altura y necesitaban alguien que ayudara con los bloqueos.

Esperaba encontrarse con algo deslumbrante.

.

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Sólo habían entrado tres nuevos chicos en el club, resumiría su sentir en una sólo palabra "decepcionante", francamente esperaba al menos diez miembros nuevos. Aún no los conocía, las asignaciones y ceremonias provocaban que se aplazara la presentación hasta el día de mañana. Ya tenía las pruebas listas para estos chicos, no es que quisiera ahuyentar a sus tres aspirantes, pero Karasuno necesitaba de gente que realmente quisiera ganar, no aceptaría menos.

Vio las solicitudes entregadas por la manager del equipo.

Tsukishima Kei

Posición: Bloqueador central

Altura: 1.88 metros

Motivación: -----------

"Al menos este es alto"—pensó Tobio.

Yamaguchi Tadashi

Posición: Bloqueador central

Altura: 179.5 metros

Motivación: ninguna en particular.

"Habrá que ver lo que podemos hacer con él".

Hinata Shoyo

Posición: rematador lateral

Altura: 1. 62 metros

Motivación: seguir en la duela.

"¡Rayos!".

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Ahí estaban sus candidatos, bueno, al menos dos de ellos, formados en una perfecta línea, Frente a ellos estaban todos los integrantes actuales del equipo que no podían faltar por nada del mundo a la presentación. No iba a admitirlo pero le tranquilizaba que cierta cabeza no se encontrara ahí. Nada más mirar su altura le dijo quién era quién, pero como ya era protocolo.

—Qué tal si se presentan—dijo Kageyama con tranquilidad.

Pudo escuchar una especie de resoplido y un "que patético" por parte de uno de los chicos, pequeños mocosos arrogantes.

—Tsukishima, Kei

El tal Tsukishima era alto, más que el mismo Tobio, usaba lentes y tenía una pinta de autosuficiencia que instantáneamente le costaría llevarse bien con él.

—Yamaguchi Tadashi.

Al parecer no tenían mucho que decir.

—La prueba de entrenamiento será mañana a las seis, si quieren ser parte del club deben estar dispuestos a las prácticas matutina y no sólo a las vespertinas. Si mañana no dan el ancho, simplemente se irán, si no soportan esta primera prueba menos lo harán con el entrenamiento del diario ¿Alguna duda?

El rubio alto con cara antipática habló sin siquiera levantar la mano, vaya insolencia.

—¿Qué hace un prodigio del voley en una escuela cutre de Miyagi?

—¿Qué dices, mocoso?—saltó al ataque uno de sus dos jugadores más ruidosos, Tanaka.

Pero Tobio era un adulto, sabía que ese tal Kei era de los que les gustaba incordiar, no caería en su juego— "ponerle dos series más de ejercicio al gafitas por metiche"— anotó en su pizarra antes de contestar.

—¿Qué te parece , niño? trabajo— respondió como si nada.

Así como superado, no estaba pero tampoco es que llorara cuando alguien se lo recordaba.

—Si no hay más dudas, nos vemos mañan...

—¡Los siento por la tardanza!—interrumpió la voz más chillona que había escuchado en sus 33 años de vida—¡Soy Hinata Shoyo y deseo unirme al club voley!

Entonces llegó, con su cabello tan naranja como las mandarinas y brilloso como el sol, tanto que sintió que en sus pupilas se grababa con flama la figura de aquel menudo chico, pequeño y risueño. Tobio se quedó sin palabras, el tiempo se detuvo un instante sólo para ellos dos. 

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Hola 

Estoy moviendo mis escritos de plataforma. Hay que aclarar que esta historia no es mía en su totalidad y que en su momento fue una colaboración con alguien más. Por desgracia su autor no la ha continuado pero sigo insistiendo con que lo haga. Esperemos que ahora que se re-suba y re-edite se anime a continuar.   

SonWhere stories live. Discover now