¿Qué fue eso?

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Él sonreía, espontánea y tontamente. Kageyama se preguntó la razón para ello, la gente normal no iba así por la vida. Le estresaba de distintas maneras, tal vez porque él no podía lograr hacer algo tan simple, sí señores, sonreír era una batalla perdida para él. Pero no estábamos hablando de sus sonrisas que son capaces de marchitar a las flores, no, estaba hablando del chico que acababa de llegar.

—Así que Hinata Shoyo—el nombre burbujeo en la lengua de Tobio.

—¡Así es!—respondió innecesariamente fuerte.

Kageyama frunce el ceño, tiene un mal presentimiento.

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Leía una y otra vez las anotaciones que había hecho en la presentación de los nuevos miembros. Y aunque quiere centrarse en todos por igual, sus ojos vuelven una y otra vez a la hoja de ese chico en particular, Hinata... Shoyo. En su entusiasmo desbordante, en su cara redonda que piensa que ha visto en algún otro lugar.

—¿Pasa algo, entrenador?—preguntó Sawamura.

Sawamura Daichi era el capitán del Karasuno, era una persona muy madura que tenía los nervios para controlar a los de segundo sin problemas, estaba dotado de liderazgo innato y todos en el club lo respetaban. Las recepciones eran su fuerte, también era bueno para controlar el balón. Sawamura era el gran pilar del equipo que siempre permanece fuerte.

—Pensaba en los chicos nuevos, en Hinata Shoyo—dijo leyendo su nombre directo del expediente-me preguntaba sobre qué podría hacer de él, si considerara la idea de ser un líbero no tendríamos problemas, pero quiere ser un rematador.

—Oh, en Hinata—se suma a la conversación el siguiente al mando, Sugawara Koshi.

—¿Qué piensan de él?—pregunta a ambos chicos.

—Pues está lleno de energía, puede parecer una lata pero me cae mejor que los otros dos—dice Tanaka, quien va regresando de guardar los balones—, él sí sabe respetar a sus mayores.

Esto lo hace con regularidad, pedir la opinión de todos en el club cuando tiene algo en mente que no puede sacar, como las jugadas o estrategias a desarrollar en los partidos. Después de tener problemas en el pasado con sus compañeros, se dio cuenta de que lo mejor es siempre comunicarse con el equipo. Todos los chicos siempre tienen algo en mente y nunca está de más escucharlos. Además así no lo hacen sentir tan viejo.

—Eso lo dices porque te ha llamado sempai—recrimina Enoshita.

—Eres un simplón, Tanaka—dicen algunos chicos en el fondo y de pronto todos ya están molestando al chico como lo hacen siempre.

Deja que lo sigan molestando, y sigue pensando en el problema que hay.

Lo cierto es que el remate era sólo para aquellos que son dotados de una altura sobresaliente, no para pequeños jugadores, no es que Kageyama fuera injusto pero lamentablemente así era este deporte. Tenía que idear una prueba sutil para hacer cambiar de parecer al nuevo chico y más o menos ya tenía planeado la mitad de dicha hazaña.

—En mi opinión—el vicecapitán mandó a todos a callar—creo que Hinata...

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Inició el día de la prueba, esta vez todos los de primero llegaron puntuales.

Kageyama hacía esto por dos razones, la primera era que así se libraba de aquellos que no tenían ambición de ganar, ni sed de victoria. Segundo, le permitía saber las capacidades físicas de cada jugador, posteriormente hacia un plan para poder pulir sus puntos fuertes y mejorar los débiles. A él no le gustaba dejar cabos sueltos.

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