Ha pasado casi un mes desde la última vez que vi a Neal.
No volvió a llamar nunca, tampoco a buscarme. Cada vez que tuve que ir a casa de Lara, él no se encontraba. Camila ya se recuperó por completo de su accidente y de nuevo trabaja, lo que puede significar que Neal tiene de nuevo la libertad de tener una amante sin que su mujer lo sospeche.
«Solo que en este caso no soy yo».
—¡Natalie!
Parpadeo un par de veces y miro a todos lados. Mis compañeros me observan como si una segunda cabeza me hubiera salido. La señorita Stuart está de brazos cruzados y golpea el suelo incesantemente una y otra vez.
—Pero ¿en dónde tienes la cabeza, niña? Te he llamado varias veces.
—Lo siento, no estoy en mis mejores días —musito, apenada.
—Lo siento, cariño, pero no es excusa. Necesitamos practicar tu solo de Clara —dice ella con la voz más baja.
Asiento y me pongo de pie.
—Tiene razón, lo siento.
Ella sonríe y llama a Seth. Al final, hemos terminado siendo Clara y El Cascanueces para el recital, lo que ambos queríamos.
—Mantén tu mente en el estudio, Clara —murmura Seth y sujeta mi cintura. Asiento sin mucho entusiasmo—. Solo media hora y podrás ir a casa a descansar —vuelve a murmurar.
Él ha hablado mucho conmigo desde que ambos quedamos como protagonistas para el recital. Ensayamos más que los otros e incluso practicamos horas extras en las cuales me he dado cuenta de que es un chico bastante genial. Lara no debería utilizarlo solo para el sexo, si es que aún siguen viéndose, aunque a ciencia cierta no lo sé.
—¿Lista? —inquiere con suavidad.
Ambos nos encontramos en posición y la señorita Stuart tiene el control remoto del equipo de sonido entre sus manos.
—Siempre estoy lista, Cascanueces.
Seth sonríe y la música comienza.
—¿Qué tal los ensayos, nena?
Papá se deja caer a mi lado en el sofá.
—Cansados —respondo en voz baja.
—Mmm, ¿esos días? —Asiento—. Se nota en tu cara.
—¿Notas en mi rostro que estoy en mi período? —indago con incredulidad.
—También te pusiste agresiva cuando te pregunté si ibas a comer otra ración de lasaña.
Mis mejillas se calientan.
—Siento mucho eso —susurro, apenada.
—Ya pasó, no te preocupes. —Sonríe—. Y la lasaña de Delanie merece repetición.
Suspiro y clavo mi vista en el televisor.
La cosa con Delanie parece ir en serio. Ella pasa muchas más noches aquí que antes, cocina la cena y hace varios quehaceres del hogar. Papá está encantado con ella, aunque procura mantener sus manos quietas cuando yo estoy con ellos, lo que agradezco.
—Estaba deliciosa —admito.
Se carcajea y me estrecha entre sus brazos.
—No me gusta verte así.
—Se me pasará en unos días —murmuro para tranquilizarlo.
Apoya su mentón en mi cabeza.
Ambos nos quedamos en silencio viendo un programa de animales en la televisión.
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Resistirse a lo prohibido ¡Disponible en Físico!
Teen Fiction¿Qué tan indebido es fantasear con el papá de tu novio? Es la pregunta que Natalie James se hace cada vez que debe ver a Neal Black, un hombre que le dobla la edad pero no por eso deja de ser atractivo. Tiene un cuerpo sensual, labios esculpidos y m...