Mi respiración se queda en mi garganta y no puedo hablar, tampoco puedo parpadear y siento cada músculo de mi cuerpo pesado, entumecido. De nuevo, Neal ha encontrado la manera de dejarme inmóvil, yo diría que hasta inútil, pero esta vez a causa de dos simples palabras, palabras que no creo en absoluto. Solo es otra mentira más, otro sucio intento para que vuelva a caer en sus redes, y no pienso hacerlo.
—Di algo —pide en un susurro.
Su aliento cálido cae sobre mis labios.
Tiemblo, pero no es momento de titubear.
—Jamás creí que caerías tan bajo. —Abre los ojos de par en par, sorprendido ante mi respuesta. Quito su brazo con el mío y me alejo de él—. No puedo creer que hayas caído tan bajo, Neal —escupo con veneno—. Y pensar que estaba dispuesta a escucharte y tú... recurres a esas palabras solo para que me acueste contigo. Incluso para ti eso es muy bajo.
Puedo ver cómo aprieta con fuerza sus dientes. Casi parece como si su mandíbula pudiera salirse de su lugar en cualquier momento.
—¿Realmente crees que estoy mintiendo? —inquiere en voz baja.
—Sí, estoy segura de ello. Y ahora te voy a pedir que te marches de mi casa...
—No pienso irme a ningún lado —exclama y alza los brazos. La rosa blanca cae hacia un lado y de pronto él está a un paso de distancia—. Te dije que me escucharas, y es lo único que te pido. No miento, Natalie, y creo que en el fondo lo sabes. —Tira de mi mano y hace que mi cuerpo choque contra el suyo—. Siempre has dicho que soy un pervertido y que no tengo escrúpulos, y eso es cierto, también lo es que no tengo vergüenza por acostarme con la novia de mi hijo y que disfruté de cada minuto. —Una sonrisa aparece en su rostro—. No obstante, siempre fui sincero contigo, ¿no? ¿O en algún instante te dije que dejaría a Camila por ti?
Gruño.
El muy cabrón tiene razón, siempre fue crudo e insensiblemente sincero.
—Eso ya no importa, Neal.
—Lo importa todo, Natalie.
—Joder. —Me zafo de su agarre—. ¡Vas a tener un nuevo hijo!
—¡No voy a tener ningún hijo! —grita esta vez—. No tengo intención de mantener ningún tipo de contacto con Camila. ¡No la soporto, nunca lo he hecho! La única razón por la que me casé con ella fue por Derek y nada más, lo sabes. Aun así, ¿piensas que quiero tener otro hijo con ella? ¿O que yo podría a estas alturas de mi vida pensar en tener un bebé?
Tomo una profunda respiración y me abrazo. Mi determinación comienza a ceder, justo lo que no quiero ni necesito. Se supone que no volveré a caer en sus mentiras, pero lo que él dice es cierto, esto no se siente como una mentira.
—¿Te diste cuenta de que digo la verdad? —pregunta, esperanzado.
Miro a otro lado. Si soy sincera, no sé qué pensar. Esto que está pasando es tan... confuso.
—Pequeña —susurra y sujeta mi barbilla. Lo contemplo—, háblame.
—No sé qué decir, yo... —Lamo mis labios—. Estoy muy confundida, Neal.
Sujeta mi rostro entre sus manos y hace que nuestros ojos se encuentren.
—¿Me amas? —indaga en voz muy baja.
Sostengo sus muñecas con mis manos, pero no respondo nada. De nuevo estoy sin palabras.
—Si me dices que ya no me amas, yo... te dejaré en paz. —Mis ojos se abren—. No vine aquí para obligarte a acostarte conmigo de nuevo o a seducirte con mentiras como tú crees. Vine aquí para decirte lo que siento por ti y para saber si tú aún lo sientes. —Cierra sus ojos un par de segundos antes de abrirlos—. Si ya no lo sientes, no te culparé. Fui un imbécil. Estaba asustado por mis sentimientos y merezco que me odies, pequeña. Sin embargo, si todavía existe una posibilidad de que sientas algo, la tomaré... por más pequeña que sea. —Una lágrima se escapa de mi ojo y él la quita de inmediato—. Te amo —susurra.
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Resistirse a lo prohibido ¡Disponible en Físico!
Teen Fiction¿Qué tan indebido es fantasear con el papá de tu novio? Es la pregunta que Natalie James se hace cada vez que debe ver a Neal Black, un hombre que le dobla la edad pero no por eso deja de ser atractivo. Tiene un cuerpo sensual, labios esculpidos y m...