—Neal —susurro.
Una sonrisa perezosa se extiende por su rostro.
—No imaginé verte por aquí de nuevo —comenta y se cruza de brazos.
Me muevo de un pie a otro un tanto incómoda. Sabía que lo vería tarde o temprano, pero lo que no esperaba era que mi corazón casi saliera de mi boca al verlo. Tan gloriosamente sexi, como siempre.
¿Por qué me importa todavía? Él ya me reemplazó.
—Vine con Derek —consigo decir luego de lo que parece una eternidad.
Me mira, pensativo, y acaricia su barbilla con un dedo. Mis pensamientos van a un lugar donde no deberían. Esos dedos...
—Lo noté. Los vi llegar —responde con sequedad.
Observo, nerviosa, la escalera. ¿Por qué Derek tarda tanto en regresar?
—De todas maneras, es bueno que vinieras. Creo que la última vez que lo hiciste olvidaste algo.
—¿De qué hablas?
Sacude la cabeza y del bolsillo de su pantalón saca mi collar. El collar que dejé hace un mes aquí pensando que con eso podría olvidarlo por fin.
Qué equivocada estaba.
—¿Por qué lo dejaste? —pregunta con voz fría.
Antes de que pueda responder, los pasos en la escalera me hacen quedarme en silencio. Derek aparece detrás de mí y, tras besarme en la mejilla con suavidad, abraza a Neal con efusividad. Es así como noto lo mucho que lo quiere y no puedo dejar de pensar en la horrible persona que soy, «¡que somos!», al engañarlo y traicionarlo como lo hicimos. Creo que después de todo no merezco a Derek, sobre todo cuando no logro sacarme a su padre de la mente.
—No era necesario que hicieras esto —articula Neal cuando Derek le entrega una pequeña caja.
—Tenía unos cuantos ahorros y quise darte algo, papá —responde con una sonrisa.
Quiero salir de aquí. No quiero presenciar escenas como estas, pero de nuevo el universo parece llevarme la contraria, porque Camila aparece detrás de Neal con un bonito vestido y su cabello rubio cayendo por su espalda.
—Cariño, ¿qué hacen aquí? La fiesta es afuera y tú no puedes abandonar a tus invitados. —Sus ojos se posan en mí y sonríe—. Hola, Natalie.
—Hola, Camila.
—Qué bueno que llegaron. Es momento de hacer un brindis antes de cortar el pastel. Voy por las copas.
—Yo puedo hacerlo —se ofrece Neal.
—Oh, no, cariño, es tu cumpleaños.
—Y tú estás recuperándote de un accidente. No pasa nada por buscar unas copas —insiste.
Camila blanquea los ojos.
—Se me hace difícil decirte que no. —Sonríe antes de besarlo.
Tengo que mirar a otro lado e intento ignorar la punzada de celos que se ha abierto paso en mi interior. Me quema por dentro y se siente de lo peor.
—¿Vamos afuera? —inquiere Derek en mi oído.
Sus manos ya están en mi cintura y yo doy un respingo. ¿Cuándo se volvió tan rápido?
—Sí —contesto con simpleza.
Entrelaza nuestros dedos juntos y comienza a guiarme lejos de Neal, el cual nos detiene.
—Derek, ¿podrías ayudar a tu madre un momento con los invitados? Iré a la cocina por unas copas y no quiero que ella tenga que estar mucho tiempo de pie —señala.
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Resistirse a lo prohibido ¡Disponible en Físico!
Ficção Adolescente¿Qué tan indebido es fantasear con el papá de tu novio? Es la pregunta que Natalie James se hace cada vez que debe ver a Neal Black, un hombre que le dobla la edad pero no por eso deja de ser atractivo. Tiene un cuerpo sensual, labios esculpidos y m...