Capítulo 17 - Vicios

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Quiero vivir,
¿Vale?
No me matéis.
Gracias por vuestra atención.

(•<3•)




EMMA

La siguiente semana a lo ocurrido ese preciso día, digamos que transcurre de forma... Un tanto peculiar.

Mi rutina de cada mañana, de cada día y semana, de cada mes... Es sustituida por otra completamente diferente.

Una que jamás creí que llevaría, hablando en plata.

Os la resumo para que no sufrais lo que he sufrido yo. Todo sea por vuestro bien.

Levantarse, vomitar, ducha, analgésicos, dormir, vomitar, dolor de cabeza y de estómago, comer, vomitar, dormir, dolor por todas partes, analgésicos, dormir, vomitar, ducha, cenar, más dolor, vomitar, medicinas, dormir, pesadillas, trasnochar...

Y entre medio de todo eso...

Beber.

Beber hasta desfallecer.

No podéis juzgarme.

Mi habitación está constantemente a oscuras y las únicas personas con las que tengo contacto son Car y Chris. Llevo una semana sin ir a clase, apenas salgo del cuarto.

La habitación huele a alcohol, vómito y medicamentos, tengo un malestar constante y estoy de mal humor... Prácticamente siempre.

Por las noches, las pesadillas me atacan y no duermo apenas. Mi cuerpo no funciona correctamente, pues no obtiene el descanso necesario y el dolor de cabeza me impide pensar con racionalidad.

Llevo llorando en silencio durante 1 semana y el único consuelo que he encontrado es la bebida. Yo no soportaba el alcohol, ahora no puedo despegarme de él. Es lo único que me hace olvidar, literalmente. Cuando despierto con resaca cada mañana, no recuerdo absolutamente nada de lo que hice el día anterior.

Car y Chris se pasan de vez en cuando para chequearme y comprobar que sigo viva, aunque en asquerosas condiciones que no me he planteado cambiar.

De Percy no he vuelto a saber nada.

Tampoco es que quieras...

Tienes razón, no quiero.

La alarma del despertador me sobresalta y cabreada, lo cojo entre mis manos, abro la puerta de la habitación, me acerco a la barandilla de las escaleras y lo estrello contra el suelo de la planta baja. Se rompe en pedacitos y lo abandono allí. Su estruendoso pitido casi hace que me exploten los tímpanos, provocándome irritación, dolor de cabeza y mal humor.

Sí, ya me he levantado de mala leche de por sí. El armatoste ese solo lo ha empeorado.

Genial, ahora hay que comprar otro despertador.

Me la suda el cacharro ese.

Estás muy borde.

Y tú muy pesada, conciencia estúpida.

Me encierro de un portazo en el baño y decido darme una ducha para despejarme. El agua ya cae sobre mí cuando me doy cuenta de que todavía tengo el pijama puesto (las calzonitas y una sudadera ancha).

- ¡Mierda!- Exclamo cuando intento apagar el agua pero no lo consigo.

Todo se me resbala y la ropa se ha adherido a mí como una segunda piel, obstruyendo mis movimientos. Por fin logro mi objetivo y salgo chorreando del plato de ducha. Suelto un sonoro gruñido cuando me miro al espejo.

Arder juntos -|En Pausa|-    (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora