"-¡Anthony Stark, deja a Peter en paz!
-Señor Stark, su novia está molesta."
"-¡Por una mierda, Steve, dile a Clint que deje de llevarse mis flechas!
-¿Cuántas veces tengo que decírtelo? ¡Lenguaje!
"-Voy a decir que ese golpe no me dolió.
-Vas a se...
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—Despierta, cariño —Escuchaste una voz ronca en tu estado de sueño— Traje el desayuno para ambos.
Lograste oír el pequeño ruido que hizo la bandeja de oro sobre una de las mesas de noche, llegó a tu nariz el rico olor de las frutas frescas, de unas tostadas, jugos y té. Se sumó a eso, el agradable aroma del perfume de tu prometido.
Era embriagante.
Abriste los ojos, agradeciste de que no haya abierto las grandes cortinas de la gigante habitación, y lo viste ahí.
Estaba parado frente a ti con su cabello negro que tanto te fascinaba, la sonrisa traviesa que era muy común en él, pero sus ojos eran lo que más te encantaba. Podías perderte en ellos por horas y no lo sentirías. Sus ojos estaban llenos de sufrimiento pero, también de calidez y amor que solo les daba a su madre y a ti.
Estaba sin camisa y tenía puesto solo un pantalón hecho de telas muy finas.
Todo en él lo era.
—Buenos días, mi vida —susurró con tanto amor que juraste derretirte ese mismo momento, como solías hacerlo— No puedo creer que tenga junto a mi a una mujer tan hermosa e increíble, te amo tanto.
Sacudiste tu cabeza con los ojos llorosos y con el corazón en la garganta, era un recuerdo. Tu mente estaba jugandote una mala pasada, cerraste los ojos esperando a que todo desaparezca.
Los abriste otra vez, y te encontraste en la habitación de tu nuevo apartamento en Brooklyn, te paraste de tu cama y decidiste ir por un vaso de agua.
Loki ya no estaba más contigo desde que había sido asesinado hace cinco años, y el anillo de compromiso que colgaba de una cadena en tu cuello, te lo recordaba dolorosamente desde ese día.
