Capítulo XII

2.9K 303 377
                                    

—Creo que no podré guiarte esta vez, pero no te preocupes, llamé a un colega en quien confío. —Satoru le dice a Yuuji mientras los tres vamos caminando por un extenso túnel poco iluminado.

—¿Nanami? —susurro y sonrío para mí misma. Cuando llegamos al final del camino, veo al rubio parado como si esto no fuera nada. No puedo evitar emocionarme.

—Él es Kento Nanami, antiguo oficinista y actual hechicero. —Satoru se acerca a él, lo rodea por los hombros con un brazo y con el otro lo señala, justo como si fueran los grandes amigos de la vida entera.

—Deja de llamarme así. —Nanami tiene los brazos cruzados, está serio y tiene la mala actitud que Gojō siempre aflora de él—. Hola Kyoko, veo que aún sigues pegada con cola a este pedazo de mierda. —me dice y me río, tan directo como siempre.

Esto me trae realmente muchos recuerdos nostálgicos.

Satoru carraspea y sigue presentándolo a Itadori— Aunque muchos hechiceros son estrafalarios, él es bastante serio gracias al tiempo que fue oficinista, pero es un hechicero de primera clase.

—No eres quien para poder hablar de los demás. —Nanami se ajusta los lentes que lleva puestos sobre el puente de su nariz mientras sigue con su actitud desagradable hacia las palabras de Gojō.

—Parece que... varios ocultan los ojos. —Yuuji me dice mientras pone su atención sobre mí. Parece ciertamente desconcertado, pero trata de ocultarlo tan bien como puede—. ¿Eras oficinista?, ¿entonces cómo acabaste como hechicero? —regresa su mirada hacia Nanami y Gojō.

—Lo primero es saludar. Mucho gusto, tú debes ser Itadori. —Kento saluda a Yuuji de manera formal. No me extraña la verdad, él siempre ha sido bastante centrado y educado para ser sincera.

—Sí... igualmente. —Yuuji también lo saluda. Cuando vuelve a enderezar su postura, camino para estar más cerca de él y poder acariciar su cabello.

Me gusta mucho que sea tan buen chico.

—Al estudiar en la escuela de hechicería, descubrí que los hechiceros son un asco y tras trabajar en cierta compañía descubrí que... trabajar es un asco. —Nanami comienza a explicarle a Yuuji el porqué decidió trabajar de oficinista y posteriormente volver a la hechicería.

—¿De verdad? —le contesta.

—Siendo igual de asquerosos, elegí lo que se me daba mejor: esa es la única razón por la que regresé.

—¿En serio?

—Itadori, no creas que yo también comparto la mentalidad de Gojō. Admito que es alguien en quien confío mucho, pero no lo respeto.

—¡Ehhhhh! —Satoru parece desconcertado por esa afirmación contradictoria que acaba de lanzar Nanami. Aún es increíble para mí ver la interacción que manejan estos dos desde hace mucho tiempo.

—Detesto como actúan los peces gordos, pero sí creo en las reglas. Me estoy poniendo a divagar, pero para resumir... tampoco te reconozco como un hechicero; puede que lleves contigo la bomba que conocemos como Sukuna, pero espero que me muestres tu valía por mano propia. —Nanami camina dándonos la espalda, alejándose un poco de nosotros, pero de repente para y gira un poco su rostro para continuar hablando.

—Últimamente me he visto obligado a reconocer cuán débil soy en realidad, pero me haré más fuerte, de lo contrario no podré proteger a la gente que amo. —mis mejillas se sonrojan por el comentario de Itadori; no me miró cuando habló, pero sé completamente a qué se estaba refiriendo con esa frase—. Pretendía ganarme tu respeto antes de que me lo dijeras, espera un poco y verás.

Falling. | Satoru GojōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora