[EPISODIO 16]

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Ambos chicos que se encontraban arriba bajaron lo más rápido que sus piernas les permitieran para encontrarse en plena balacera. No dudaron en tirarse al suelo para empezar a gatear y resguardarse en uno de los tantos muebles altos que había. Sin darse cuneta, el peliplateado se le había unido a su escondite con un hombro lastimado.

- ¿¡Que está pasando?! ¡Hace rato todo estaba en orden! -pregunto con desespero Nishinoya.

- ¿Una emboscada? ¿Un ataque sorpresa? Empezaron atacar apenas y salimos, debieron saber que estábamos aquí reunidos - respondió Oikawa escondido detrás de un pilar cerca de donde estaban los chicos.

-Pero ¿De Quién es el ataque? ¿Y cómo supieron? -esta vez preguntaba Asahi.

-Ese logo en sus chaquetas, debe ser ese desgraciado, pero ¿Qué quiere el de aquí? – Suga respondió fijándose en el logo de las chaquetas o armas que traían sus atacantes. Un símbolo de una calavera, claro él tipo detrás de esto se creía hasta el dios de todo- ¿Y Shoyo?

-Kageyama debería de estar con él, de seguro en un lugar a salvo.

Tanto el Aoba como el Date se unieron con el Karasuno para bajar las fuerzas del enemigo, pero este traía consigo a muchos hombres que entraban en grupos grandes aun cuando el anterior por fin caía. Muchos se mostraron, por primera vez, desesperados en una situación así. Muchos no sabían que hacer, estaban perdiendo a muchos hombres de todos los grupos, aunque no venían en su totalidad.

- ¡Se me acaban las balas!

-A mí se me acabaron, demonios. -

- ¿Cómo carajos supieron que estábamos aquí? -grito uno del Aoba con pelo rosado siendo cubierto por otro chico.

De pronto, hizo acto de presencia un hombre de traje completamente negro entrando como si fuera una vieja casa donde creció, miro a todos lados, se veía que buscaba algo en específico. Pero al no encontrarlo a simple vista este enfureció ocultándolo con una risa cínica, ruidosa haciendo que todos les prestara atención.

- ¡Shoyo, sal por favor! No queremos que tus amiguitos paguen por tus descuidos. -aquella voz hizo que a muchos se le erizara la piel. Era uno de los mejores mafiosos de Japón, aquel que trabajaba en la trata de blancas, siendo el mismo culpable de chicos experimentados por su condición de donceles, intercambios de drogas y armas y teniendo contactos seguros con el gobierno, aquel que mantenía la fachada de un buen empresario y no era más que un asesino más a sangre fría.

Muchos trataban de acabar con él, pero antes de que le pusieran un dedo encima, este se encargaba de desaparecer todo rastro de humanidad en sí mismo; matando a familias, niños, gente inocente y grupos pequeños de mafiosos. Los muchachos trataban de acabar con el cada años para por fin poner paz entre los grupos, porque mientras el este ahí en medio; la guerra nunca acabara, culpando a demás grupos y esperando que se maten entre ellos para así quedarse con todo.

-Shoyo... ¿Lo conoce? -el rostro de terror se reflejó en cada uno de los integrantes del karasuno.

-No puede ser posible, simplemente NO. -dijo con claro desespero Suga mientras Daichi se posicionaba a su lado desgarrando una prenda para ser presión en la herida de su hombro.

Lo querían negar, querían negar que su pequeño cuervo estaba relacionado con ese desgraciado y que nunca les había dicho nada.

-Quizás no que me reconozcas con estas fachadas -dijo mientras se quitaba la máscara que traía puesta -pero anunciándome que soy tu mismísimo padre quizás sí.

Abrieron los ojos como plato del asombro al escuchar las palabras del hombre y más cuando vieron a Hinata acercarse a él. Sugawara quería intervenir, pero la mano de Daichi jalándolo de nuevo al piso se lo impidió, quiso zafarse del agarre, pero el moreno era mucho más fuerte que el peli gris.

Mientras Hinata se acercaba a paso pequeño, Kageyama intentaba llegar a él con todas sus fuerzas, aunque estuviera lastimado en un costado de su abdomen por una bala que se había puesto entre el y el peli naranja mientras intentaban reencontrándose con los demás.

- ¿Qué haces aquí? -pregunto el pequeño cuervo a un distancia prudente, aunque no es que pudiera hacer mucho por su estado.

-Adivina cariño, vengo por ti, por fin podemos poner fin a tu "horror." Solo tienes que acompañarme, como si fuéramos a una cita médica, nada difícil bebe

-Tu ni siquiera deberías estar pisando estos territorios! ¡LARGATE!

-No lo quieres hacer por las buenas verdad...muy bien será por las malas -saco la arma que traía consigo, saco le seguro y apunto directamente a Shoyo que solo el miedo le invadió y bloqueo su mente por completo y...el eco de un disparo de escucho es toda la escena siendo todos los testigos de cómo Shoyo caía lentamente al piso mientras se desangraba.

-Llévenlo rápido a la camioneta y al hospital, no quiero perder más un segundo con estos idiotas. -ordeno con voz fría a sus hombres que sin importar que un Kageyama gritaba a mas no poder mientras apuntaba con su pistola a aquel hombre. Ante esto, los hombres apuntaron de nueva cuneta al cuervo mientras que todos los demás apuntaban a los que era su jefe.

-Si me disparas...tu amorcito muere, y ni que decir de su "error", tú decides.

-No dejare que te lo lleves maldito. -quito el seguro de su pistola aun apuntándole. Rápidamente con un chasquido de sus dedos, las armas ahora apuntaban al peligris. Y este se confundió por el repentino cambio.

-Se que le son fieles a su líder, pero ¿Qué tal a la persona que les entrego una segunda oportunidad? Se que darían su vida por ese poco hombre -sus palabras venían con una sonrisa cínica que hizo que muchos bajaran las armas, debían priorizar la vida de unos de sus líderes. Ese era el juramento que todos prometieron seguir, hasta Tsukishima se sentía acorralado.

Sin decir nada mas se fue de ahí aun con el pequeño peli naranja siendo tratado lo más rápido posible. Aun debe estar vivo para las pruebas especiales.

No podía saber la ubicación exacta de donde se encontraban, planear un buen ataque sorpresa y bajar una buen cantidad de sus hombres. La conclusión...había un traidor entre ellos. Y Hinata era el primero de la lista. Mientras que Kageyama se rompía por dentro por ver como se llevaban lo que mas amaba y él no podía hacer nada.


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No me fui por tantos días. Pero para mi defensa quiero entregarles un buen trabajo y ese día pues estaba quedando de la mierda el capitulo.

Ya me voy a poner a escribir para entregarles los capítulos este fin de semana y el lunes descansamos. Para los que leyeron antes de que volviera actualizar, saben lo que sigue. 

LOS QUIERO, MUCHSA GRACIAS POR TODO EL APOYO DE LA HISTORIA. ¡CHAO!

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