[EPISODIO 5]

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- ¿¡QUE ESTAS QUE?!

-Esta embarazado, ¿Qué no entiendes Daichi? ¿Quieres que te explique como lo hicieron? - Suga mirada un tanto molesto al capitán por tardar en comprender la situación, a veces le molestaba lo lento que era en captar las palabras.

-Pero... ¿¡EN QUE MOMENTO?!

-NO LES GRITES...ellos no lo hicieron con intención, fue un pequeño descuido.

- ¿¡PEQUEÑO?!

- ¡JAJAJAJ NICE Hinata! - Tanaka levantaba su pulgar con aprobación seguido de Nishinoya que también le copio la acción.

-Ahora no Tanaka-san, Nishinoya-san- decía el pobre joven cuervo con cara seria y cansado de la situación. ¿Por qué hacían tanto escandalo?

-Hinata...sabes que esto puede ser perjudicial. Y más por la situación en que te encuentras. - dijo de nuevo el capitán acercándose a él, mientras que al mismo tiempo Kageyama se ponía poco detrás de él inconscientemente.

-Lo se...aun así, esto no se hará público. Nadie más lo sabrá.

-Supongo que no puedo hacer nada más- termino sus palabras con una sonrisa cálida y despeinándole sus cabellos anaranjados con su mano. -Solo cuídate y no hagas estupideces y tu Kageyama...cuídalo mucho.

- ¡Si Capitán! - dijeron ambos al mismo tiempo haciendo una pequeña reverencia e irse. Hinata ya no quería estar de pie, más bien quería olvidarse por un momento de la situación.

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Ambos chicos se encontraban recostados en aquella cama matrimonial, Hinata encima de Kageyama recostado en su pecho al igual que sus manos mientras que las manos de Kageyama se encontraban rodeando el pequeño cuerpo del peli naranja.

Recuerdos comenzaban a atormentar la mente tranquila de Hinata poco a poco y sin darse cuenta oculta su cara en el pecho del mayor arrugando su camisa al sentir ese temor, esa impotencia, esa rabia que lo consumía cada vez que esas imágenes le recordaban lo preso que estaba en el mismo.

Esos recuerdos que aparecían en blanco y negro como una película vieja.

Esos donde se encontraba el siendo apenas un niño con ese sueño de cruzar el cielo con un avión de cartón hecho por si mismo. Ese niño que creía que al final del arcoíris había un gran tesoro lleno de monedas de oro o un duendecillo esperándolo con su recompensa.

Ese niño que creía que todo sabia a dulce o que creía que la sala era su embarcación y se aventuraba a los escondites más remotos del mundo. Él era un niño con ilusiones, sueño y esperanzas, que tuvo que probar una cucharada de lo que era el mundo real.

No le gustó.

No le gustaba como tocaban su cuerpo, no le gustaba ver a su mamá llorar cada vez que pasaba, no le gustaba ver a su papá enojado, no le gustaba ver muchos hombre y mujeres mayores de él aprovechándose de él y de su mente.

"Se un niño bueno y has lo que diga."

"Es un doncel. Muchos pagarían por él. Es hermoso."

"¿Cuánto por el niño?"

Lo trataban como si fuera la mejor carne del mercado. El mejor animal del ganado. El mejor objeto antiguo valido en millones y millones de monedas. Un objeto.

Fueron 5 años que se le hizo en un abrir y cerrar de ojos. Y fueron otros 10 años que se le hizo un infierno eterno. Pero siempre las mejores cosas tardan en llegar, ¿no? Una vez que le extendieron la mano no dudo en sostenerse de esta y salir del agujero que el mismo cavo sin darse cuenta.

10 años más basto para convertirse en aquel chico que luchaba para darle una segunda oportunidad a los demás, así como a él se la brindaron. Era como el sol, siempre con una sonrisa que daba confianza a cualquiera. Pero ahora...

Tenía miedo. Miedo del que alguna vez llamo padre. Miedo de él. Miedo del mundo.

Su cuerpo comenzó a temblar, sus manos a sudar, su piel se enchino y sus lágrimas aterrizaban en la camisa del contrario. Se sobresalto al sentir el acto del abrazo más fuerte que antes.

-Estoy aquí- susurro en lo bajo -Ya no estás solo, no lo estarás nunca más, me tienes a mí, a Suga-san, Daichi-san y a todos los del karasuno. Hinata ya no estás solo, estas a salvo.

- ¿Nadie...nadie se va a ir? – pregunto con duda entre sollozos.

-Si alguien se va...yo seré el ultimo quien se quede a tu lado. No me moveré al menos que tu quieras y aun así siempre estaré detrás de ti porque era un idiota...y quiero cuidar y amar a este idiota.

Hinata no sabía que decir, se había quedado mudo con las palabras del azabache.

- ¿Y si reescribimos las estrellas?

- ¿Cómo lo harías bakayama? - dijo limpiándose la nariz con la manga del suéter.

-No lo sé...pero es como si reescribiéramos nuestra historia, solo tu y yo, lo que quieras agregar yo lo afirmare con mi tinta, eres mi sol Hinata, mi estrella, mi destello, la razón por la que late descontroladamente mi corazón. Y no pienso soltar esa razón.

Dijo para dejarlo debajo de él y besar esos labios delicadamente para también pasar a dejar rastros de esos besos en su, aun plano, vientre.

"HIDDEN"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora