Capítulo 41.
Mía.
Tabitha liberó mi muñeca de su agarre decidido cuando estuvimos a solas dentro del salón vacío de literatura. Sus ojos me miraban expectantes y tenía esa sonrisa entre maquiavélica y astuta en la cara que casi siempre conseguía irritarme porque sabía que después de mirarme de esa manera comenzaría a bombardearme con preguntas que yo posiblemente no querría responder.
—¿Se puede saber qué-
—¡Habla ya! —chilló a modo de reclamo— deja de subestimarme. Sé que durante mi pelea con Daniel, Alexis y tú estuvieron encerradas en el baño por un buen rato, aquí la pregunta es ¿HACIENDO QUÉ? Y ¿POR QUÉ COÑO TENGO QUE ACORRALARTE EN UN SALÓN QUE HUELE A LIBRO VIEJO PARA QUE ME LO CUENTES?
—Tabitha ya para con el tema —la detuve—. ¿Cómo sabes eso de todos modos?
—El lento de mi novio me lo dijo, pero todos sabemos que él no tiene mi perspicacia para sumar dos más dos —me apuntó amenazante— Mía, te juro por Dios que si no me dices la verdad te sacaré los ojos con una cuchara.
Me alejé un poco de ella para tomar aire acomodando en la acción mi cabello hacia atrás, odiaba lo insistente que Tabitha podía llegar a ser, pero odiaba aún más el hecho de que ella tenía razón, había subestimado su terrible habilidad para asumir cosas y acertar en todas.
—Sólo no hagas un gran lío de todo esto, ¿de acuerdo? —me volteé a mirarla con mi mejor cara de súplica.
Ella enarcó una ceja con incredulidad. —¿Yo? Pero si eres tú la que está haciendo el drama del siglo al guardarlo tan bajo llave, por todos los cielos, eso solo demuestra lo poco banal que fue lo que sea que haya pasado entre ustedes.
Solté un suspiro lánguido sentándome sobre el escritorio. Ni siquiera tenía caso negar o afirmar nada, Tabitha me conocía tan malditamente bien, a veces incluso mejor de lo que yo me conocía a mí misma, algunas veces aquello me salvaba, pero otras veces como justo ahora, solamente me irritaba.
—Por supuesto que no fue banal, yo... —pausé intentando encontrar qué decir— fue todo lo contrario, Tabitha, lo que sea que eso signifique...
—Significa que sentiste algo lindo por alguien y no deberías de sentirte mal por ello —habló con cuidado acercándose.
—Significa que ahora tengo que replantearme absolutamente todo de mí, ¿esto en qué me convierte? —solté comenzando a sentir la desesperación que te provoca lo desconocido—. Tabitha, ¿quién demonios soy? Hasta hace apenas un par de meses me creía enamorada de un chico, ¿entiendes eso? ¿Y ahora qué?
—¡Ahora simplemente deja de pensar tanto! —exclamó sacudiendo un poco mis hombros— Mía por dios, estamos en la edad perfecta para no pensar las cosas —sostuvo— besa a quien quieras besar y manda a todos a la mierda. Excepto a mí —concluyó encogiéndose— si yo fuera tú me tropezaría las veces que fueran necesarias con Alexis Parker, tengo un buen presentimiento sobre ella.
—Tabitha a veces pienso que tienes un pequeño enamoramiento con ella...
Tabitha me guiñó el ojo misteriosamente y la empujé ligeramente del hombro.
—¿Cómo te haría sentir eso?
Negué contrariada no sabiendo muy bien si pedirle que por favor me dijera que era una de sus estúpidas y nada divertidas bromas o simplemente volver a empujarla.
—Bueno ahí tienes tu respuesta —sonrió complacida— te aseguro que la chica Bonnet estará feliz de tenerla sólo para ella si te quitas del medio.
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IN BETWEEN
RomanceLo poco que Alexis Parker sabía de Mía Bellizzi y viceversa, bastaba con mantenerlas a cada quién por su lado, sin mucho interés en conocer mejor a la otra. La asociación entre sus padres hace inevitable que ambos mundos encuentren un lugar en el me...