Capítulo 28.

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Capítulo 28


ALEXIS.


Mi estómago estaba haciendo estos sonidos raros digestivos desde la primera hora, todo gracias a los seis panqueques que había desayunado antes de llegar a River Valley.

Todavía no entiendo cómo es que comes tanto y sigues siendo un saco de huesitos. Me decía mi padre, siempre que me veía comer como lo hacía, y la verdad era que yo tampoco lo entendía, pero no era como que me iba a quejar de mi buen metabolismo.

Antes de salir de casa había recibido un mensaje de Mía, donde me daba el visto bueno para conseguir el concierto gratis haciéndome pasar por ella, mi padre incluso me había dado el teléfono del amigo que tenía que era quien organizaba los conciertos y él ya me había pasado el teléfono del manager de la banda. Sólo estaba esperando tener un momento libre para poder salir y hablar por teléfono para que el trato quedara cerrado. Honestamente estaba tan segura de que me dirían que sí, porque bueno, quién se iba a poder negar a Mía Bellizzi, o en todo caso a los dotes de convencimiento de Alexis Parker haciéndose pasar por Mía Bellizzi.

Dejé mi mochila dentro del casillero para poder salir a hablar por teléfono, pero justo cuando había comenzado a caminar hacia el estacionamiento, la voz de Lawrence me llamó desde el otro extremo del pasillo reclamando mi atención.

—¡Piensa rápido! —gritó.

Sabía lo que quería, al girarme y ver el balón de fútbol americano surcar el aire y dirigirse directamente hacia a mí, me hizo confirmarlo. Siempre lo hacía, le gustaba tomarme desprevenida y lanzarme cosas, y yo siempre las atrapaba porque al parecer olvidaba dejar de actuar como su perro juguetón. Mirar la altura del balón me hizo sonreír, era pan comido, sólo era cuestión de alzar un poco la mano y...

¡PAM!

Un estruendo metálico de un objeto estampándose contra el casillero y en cuestión de microsegundos, otro estruendo chocando esta vez con el suelo del pasillo. Y después, como cuando se va la tormenta y llega la calma, un silencio prolongado se asentó en el aire.

—¡ALEXIS PARKER!

La imponente voz grave del director Brown irrumpió silencio sepulcral haciéndonos saltar a todos los que estábamos presentes, incluso a Mía, que me miraba entre asustada y en forma de reproche desde su casillero.

Inmediatamente fijé mis ojos en la puerta magullada del casillero que había golpeado la pelota yaciendo en el suelo, el impacto la había zafado y ahora, no sólo alguien ya no tenía puerta, sino que, su corpiño y sus bragas habían quedado expuestas a la vista de medio instituto.

Bueno, por lo menos es un lindo conjunto. Pensé.

—A mi oficina —sentí su mano dura sobre mi hombro, haciéndome retirar mis ojos de aquel conjunto de lencería expuesto a casi medio River Valley— ¡Ya!

Solté el más largo de los suspiros, por supuesto que no iba a echar de cabeza a Lawrence. Éste me miraba suplicante, pues tenía aún más reportes que yo, pero yo tampoco estaba en la posición de ganarme uno más.

Ni modo, pensé. A veces uno se tiene que tragar ciertas cosas.

De pronto, cuando había comenzado a aceptar mi condena y comenzaba a caminar detrás del director, Mía Bellizzi había hecho acto de presencia, a un lado de los dos, reclamando su atención con una mirada de culpabilidad.

—Alexis no tuvo la culpa —expuso muy segura de lo que decía— yo le lancé el balón cuando estaba distraída... era una broma y... y no pensé que fuera a causar este desastre —concluyó.

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