Capítulo 29.
ALEXIS.
—¿Recuérdame por qué soy yo quien tiene que inflar los globos?
Estaba exhausta y faltaba poco para que mis pulmones terminaran por colapsar.
Era la fiesta de cumpleaños de Luce, y mi padre junto con Abigail habían decidido organizarle una fiesta sorpresa, y no era que estuviera en contra pero esto de arreglar con globitos y serpentinas nunca había sido mi fuerte.
—Porque yo estoy viejo y mis pulmones poco a poco se vuelven más rancios —dice mi padre mirándome desde arriba de las escaleras, colocando las letras colgantes que dicen en tonos dorados "Feliz Cumpleaños Luce".
—Sólo reconoces que estás viejo cuando te conviene.
Suelto un bufido prolongado y finjo una tos severa y dramática, ganándome una bola de papel estampándose contra mi frente.
—Joder, te quejas más que Tabitha cuando hacemos ejercicio —reprochó Dani.
—¿Hacer ejercicio es follar todo el día? Dani, es una pena que tu chica se queje de algo como eso... —fingí una mueca de compasión.
—¡Alexis, cuida el lenguaje! —gritó mi padre— Daniel, termina esto que tengo que hablar con Abigail para que me confirme la hora de llegada de los meseros —Mi padre bajó de las escaleras con pesadez, como todo un anciano vaya...
—Pero si meseros y todo —silvé mirándolo salir por la puerta principal y después volví a dirigirme a mi hermano— sí Daniel, termina eso... y hazlo bien, vale.
Daniel me fulminó con la mirada y acto seguido me lanzó otra bola de papel, pero esta vez logré esquivarla. Reí echándome en el sillón, sintiéndolo crujir bajo mi trasero. Me acomodé para mirar mi teléfono, tenía varios mensajes del grupo en el que estábamos todos, era Tyler enviándonos fotos de la casa de campo que sus padres tenían cerca de Riverside, en donde celebraríamos dentro de dos sábados su cumpleaños.
—Lex —me llamó mi padre desde la puerta— acompáñame.
Asentí siguiéndolo, de pronto sintiéndome un poco nerviosa. Y es que, últimamente estar a solas con mi padre no jugaba mucho a mi favor, porque el vomito verbal en el que venía mi confesión de querer dejar el equipo de pronto se me venía a la garganta y muchas veces había estado a punto de decírselo, pero al final no podía y me acobardaba.
Incluso había comenzado a sentir vergüenza de mi cobardía, ¿cómo era que me costaba trabajo hacer algo tan simple como pronunciar cuatro simples palabras?
Quiero dejar el equipo.
Sonaba a un mal chiste, un mal chiste con el que mi padre probablemente se reiría al instante pensando que sólo era eso.
Un mal chiste que, en realidad, no era un mal chiste, era simplemente algo que había comenzado a quitarme el sueño.
—¿A dónde vamos? —pregunté observándolo manejar.
—A la vinoteca
—¿Crees que mamá sospeche algo?
—Nah... Abigail la ha mantenido ocupada todo el día.
—¿Qué tanto hacen? —me interesé.
—Las tres fueron de compras —rió negando con la cabeza— y a tu madre le encantan los centros comerciales.
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IN BETWEEN
RomanceLo poco que Alexis Parker sabía de Mía Bellizzi y viceversa, bastaba con mantenerlas a cada quién por su lado, sin mucho interés en conocer mejor a la otra. La asociación entre sus padres hace inevitable que ambos mundos encuentren un lugar en el me...