Capítulo 10.

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Capítulo 10.


Mía's POV.


Caminar a clase junto con Alexis Parker no era algo que me hubiera imaginado ni de cerca en algún punto de mi vida. Sin embargo, ahí estábamos, caminando por el pasillo principal con la chica más alta tratando de explicarme de qué iba la película más aburrida que yo había visto alguna vez, El séptimo sello.

—Honestamente, ni siquiera sé por qué me molesto en explicarte. Me queda claro que no valoras las buenas películas

—Sabes, no tienes que hacerte la culta para impresionarme —le dije fingiendo altanería.

—Mía Bellizzi, pensé que ya había quedado claro que no eres el centro del universo

—Pero, ¿de verdad no lo soy? —la miré cuestionándola. Sólo estaba tratando de molestarla.

Alexis sonrió negando. Seguido de eso saludó con la cabeza a un par de chicos antes de entrar a la clase de historia.

Me había dado cuenta casi al entrar la forma en la que todos los ojos del salón fueron a parar en nosotras entrando juntas al aula, pero traté de no prestar demasiada atención. A decir verdad, ni siquiera los culpaba, incluso era extraño para mí estar siendo tan amigable con Alexis Parker tan casualmente como si fuese algo que siempre hubiera hecho. Definitivamente no era mi tipo de amistad, a todos les quedaba claro lo diferente que éramos, incluso me quedaba claro a mí hace apenas unas semanas cuando habíamos comenzado a coincidir más seguido.

Pero ahora las cosas eran diferentes, hablar con Alexis no era tan malo después de todo. En realidad, no era malo en lo absoluto, ni me fastidiaba, ni quería evitarla. Y creo que ella a mí tampoco.

Me sorprendí a mí misma sintiendo una leve oleada de desilusión cuando entramos al salón. Alexis era de las que se sentaban hasta las últimas filas, y yo era todo lo contrario, prefería tener la pizarra lo más cerca posible. Saber que probablemente ahí terminaría nuestra conversación me hizo sentir un poco así, extraña. La verdad era que, el aire tan natural que emanaba de ella me contagiaba y me hacía sentir de alguna manera más ligera.

Pero entonces Alexis aventó su mochila negra sobre el mesabanco que estaba justo al lado del mío y se sentó tan casual, como si ese fuera su lugar de siempre y sentarse en las primeras filas no fuera nada nuevo.

Alguna vez llegué a envidiar la forma en la que hacía suya cualquier cosa, cualquier momento y cualquier lugar. Era como si se le diera tan bien improvisar, que al final, no parecía una improvisación. Así era ella.

Sus ojos castaños me miraron centelleantes fugazmente, después de eso sólo sacó su celular de su chaqueta y no volvió a decirme nada. Al menos no hasta la mitad de la clase, cuando no estábamos haciendo nada porque Marie había salido para atender una llamada urgente.

Iba a comenzar a adelantar la tarea de matemáticas porque comenzaba a aburrirme cuando la escuché acercar su mesabanco hacia el mío y el olor de su perfume me llegó inevitablemente.

—¿Entonces sí vendrás a Riverside?

Continué escribiendo sin mirarla con una ceja arriba.

—Tantas son tus ganas de que vaya?

La vi de reojo encogerse de hombros.

—No. Sólo que, desde que no me caes tan mal, me preocupo por tus intereses y no quiero que te pierdas el mejor concierto de tu vida.

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