9. El auto

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Estaba por pasar, después de mucho tiempo sola estaba por tener sexo en un auto. Los recuerdos de mi ultima vez me invadieron la mente, recuerdo a Adam estar sobre mi con ese aliento asqueroso a cerveza... basta!

–estas bien? – Viktor me miraba con preocupación, – Nina esto no estaba en mis planes... no quiero que me malinterpretes – trato de ocultar el bulto entre sus pantalones con sus manos. Viktor parecía ser un hombre dulce pero a la vez varonil, era imposible no excitarme al tenerlo a mi lado.

Retire lentamente sus manos para reemplazarlas por las mías, cerro los ojos ante mi tacto. Su pene se sentía duro contra sus pantalones de marca. Apreté un poco y el sonrió aun con los ojos cerrados. – no te malinterpreto Viktor... – susurré y me puse de rodillas sobre el asiento.

Tenia que aprender a dejar el pasado atrás, no podía seguir viviendo con los constantes pensamientos de mis errores. Me concentre en Viktor, en su cuerpo que estaba respondiendo ante mi. Baje el zipper de su pantalón y en un movimiento rápido logre sacar su miembro duro y recto... trate de disimular mi sorpresa al verlo. ¡qué grande! Era ideal a su tamaño, grande y robusto. Moví mi mano alrededor de el y masajeé suavemente de arriba abajo. – oh – Viktor abrió los ojos y soltó un suave gemido.

– Te gusta? – deje un tierno beso en su cuello sin dejar de masajearlo, todo su brazo izquierdo se erizo ante mi tacto. Bajo la mirada hacia mis manos y luego me miro. – eres muy hermosa... – se inclino para besarme, pero lo esquive. No necesitaba besos en un momento así... necesitaba más.

Baje mi cabeza hacia su pene, moría por sentirlo en mi boca. Lo tome con ambas manos y lo encamine hacia mis labios... succione suavemente su cabeza y el sabor a sal llego a mi paladar, poco a poco lo fui introduciendo más y más al fondo con cuidado de no ahogarme por su tamaño.

– Nina... – sentí su mano sobre mi cabeza empujando para que su pene llegara más afondo. Succione como pude, lo sacaba y metía en mi boca como si fuese un caramelo. Una de sus manos apretaba mis nalgas y recorría mi espalda.

De pronto enrollo mi cabello suelto entre su mano y jalo de él haciéndome levantar mi cabeza bruscamente. – no he terminado – me queje, tomo si rostro entre sus manos y busco desesperadamente mis labios. Se inclino con fuerza hacia mi con su pene de fuera. – espera... así no – le regañe, no podía estar sobre mí, sería una posición muy incomoda para ambos en un espacio tan pequeño. Gruño como respuesta y dejo que yo lo guiara.

Nunca lo había hecho en un auto, pero gracias a las películas del cable a ciertas horas de la madrugada me daba muchas ideas... me quité mis jeans rápidamente y aun con ropa interior me senté a horcajadas rozando su pene desnudo contra mi intimidad. Metió sus manos debajo de mi suéter y jugueteo con mis senos mientras besaba mi cuello, apretó un poco mis pezones y me hizo gemir.

– Así quiero escucharte... – una de sus manos acariciaba mi intimidad a través de mi ropa interior. – estas muy húmeda –musito, y con sus dedos movió la tela que me cubría, sus dedos estaban fríos.

– Ahh – no podía dejar de gemir ante su tacto, sus dedos se deslizaban sobre mi clítoris haciéndome curvar mi espalda. – te necesito dentro de mi – no pensaba lo que decía, solo tenia la necesidad de sentirlo.

Ambas manos alrededor de mi cadera me levantaron de sus piernas, espacio suficiente para sentarme sobre su pene. – ¿lista? – pregunto con voz grave, sosteniéndome antes de dejarme caer.

Hice de lado la pequeña tela de nuevo y baje lentamente, hasta sentir la cabeza de su pene queriendo entrar, presiono mis caderas e hizo que este entrara completo en mí. Ambos gemimos al mismo tiempo.

Hice una mueca al sentir como controlaba mis caderas con movimientos rápidos, debido al tamaño de su pene sentía un leve dolor en cada movimiento. Puse una mano en su pecho y lo detuve. – ¿te estoy lastimando? – intento salir de mi, pero también lo detuve.

–espera... solo hazlo más despacio –le sonreí ruborizada. – hazlo tu – me animo, y dejo caer sus manos a los lados. Inicie a moverme lentamente mientras me agarraba de sus hombros y besaba su cuello.

Escucharlo hacer pequeños sonidos me encendía cada vez más. Mi cuerpo poco a poco se fue acoplando al tamaño, y el dolor dejo de existir.

–dios... –gemí en cuanto sentía venir un orgasmo. Estaba tan cerca y Viktor lo sabia también. Me tomo de nuevo con fuerza y volvió al mando del vaivén de mis caderas, esta vez fue más rápido y fuerte haciéndome llegar al orgasmo, – ahhhh! – grite y clave mis uñas en su pecho.

–oh siiii! – Viktor rodeo mi cintura con sus brazos, como si me estuviera abrazando con fuerza. Sentí su semen caliente recorrerme por dentro y por fuera mientras hundía su rostro entre mi cuello.

Había pasado más de un año y nunca había estado ni por cerca de un orgasmo como este. Me sentía plena. Pero el estar así abrazados sin querer que este sentimiento terminara, no dejaba de pensar... ¿y ahora qué sigue?

Viktor fue el primero en moverse, y me quite de encima para darle su espacio de abrocharse el pantalón. Muy bien Nina, acá termina todo... limpio el sudor de su rostro con su camiseta que aun tenía puesta y luego me miro a los ojos. – Entiendo si quieres que me vaya ahora – fui la primera en hablar. – aun conozco por acá, y puedo pedir un taxi que me lleve de regreso... – trate de sonar muy calmada, para evitar compromisos.

– ¿Estas loca? – rio, haciendo eco dentro del auto. – ¿Por qué querría que te fueses? –alcanzo una de mis manos. – te pedí que nos conociéramos así que... no quieres ir a comer algo? – jugo con mis dedos mientras miraba mi mano.

¡si, si, si! No sabia que esto se iba a sentir tan bien, el cariño de un hombre... ¿enserio crees que te busca para algo serio? Por favor, eres una bailarina de cabaret...

–me encantaría – le sonreí, dejaría el discutir conmigo misma para después y me concentraría en este pequeño momento de felicidad.

–bueno, tengo dos opciones – bajo del auto y subió por la parte del piloto para poner en marcha el auto. Yo seguía atrás. – podemos pasar por el Chinatown y comer algo allí o ir a mi apartamento y pedir delivery – me sonrió a través del retrovisor.

Sabia que aunque Viktor pareciera buena persona no debía de confiarme. – me gusta la segunda opción –le hice saber, ignorando completamente mis pensamientos.

–apartamento entonces – dijo, y salimos con rapidez del estacionamiento. Mientras me ponía de nuevo mis jeans, mire a través de la ventana para cerciorarme que nadie nos hubiese visto en pleno acto. – tranquila, es muy noche, nadie nos vio – me respondió como si leyera mis pensamientos.

Le sonreí en respuesta, me acomodé en el asiento trasero y recosté mi cabeza contra la ventana, las luces de la ciudad eran impresionantes. Siempre vi Manhattan como la ciudad soñada, en donde miles de personas trabajaban por un mejor futuro. Y luego estaba Brooklyn en donde personas como yo creían que encontrarían el triunfo.

Bostece varias veces seguidas, y luche contra mis ojos antes de cerrarlos y dormirme...

***

El Dragon FlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora