Mientras Viktor tomaba una larga ducha en su baño principal, yo examinaba una y otra vez mi rostro en el espejito que solia cargar siempre, no estaba mayugado pero si me ardia como si llevase fuego encima. Ahora en el apartamento de Viktor me sentia a salvo, saque unos pans desgastados que usaba para dormir y recorde de nuevo lo sucedido hace unas horas.
Cuando Viktor me habia llevado a mi apartamento, le pedi que se quedara en el auto porque sentia un poco de pena de que conociera mi apartamento, que era tres veces más pequeño que el suyo. el accedio sin problemas. Empaque todo lo que pude en un bolso desteñido que alguna vez fue de Victorias Secrets... Ropa, zapatos, ropa intima... y no habia más. Todo lo que alguna vez fue mio estaba invertido en mi espacio, no tenia mucho, y claro no llevaria conmigo la ropa del trabajo... o quizas una o dos...
–Estas bien? – Viktor me interrumpio los pensamientos. Estaba recien salido del baño, con una toalla de color azul marino amarrada a su cintura, y con otra más pequeña sacudia su cabello. – te duele algo? – quiso saber.
–si... un poco, me duele la cara – respondi, sin dejar de verlo. Su espalda era más ancha que sus caderas, y no podia evitar llenarme de pensamientos impuros.
–bueno, ven sientate – me pidio, dando unos golpecitos en la cama, que ahora tenia almohadas y sabanas a juego completamente nuevas. Hice lo que me pidio. – espera un momento... – salio del cuarto sin decir más.
Al cabo de unos minutos regreso y para mi sorpresa, ya tenia ropa puesta. Sus joggers de color gris y una camiseta negra, que lo hacia ver más palido. Tambien llevaba un pequeño botiquin en sus manos.
–muy bien señorita... veamos que podemos hacer por usted – me sonrio. Este era el Viktor versión medico, sin duda.
Examino mi rostro con cuidado y sin decir una palabra. – por favor no me digas que se volvera morado... – suplique. Mi cuello y ahora esto... no, gracias.
–no te preocupes, ese idiota golpea como niña – solto. No sabia si sentirme ofendida o aliviada, pero lo dejaria pasar.... – toma esto – dejo una pastilla diminuta en la palma de mi mano. – es para el dolor – tenia una media sonrisa que más bien parecia una mueca.
–Viktor... – empece. – te agradezco todo lo que haz hecho por mi, y me siento muy mal por tod...
Puso un dedo en mis labios. –shhh – tenia un notorio cambio en el color de sus ojos, no eran ese gris puro de siempre, ahora estaban combinados con un tono azul. – Nina, yo lo volveria hacer una y mil veces, y no tienes que preocuparte por nada – musito.
Sabia que tenia que hablar con él, necesitaba explicarle quien era Alessandro y porque ambos deberiamos estar preocupados.
–ese es el problema, y es que si me preocupo Viktor – el me miro confundido. Me puse de pie y comence a caminar por la habitación para tomar aire. – Alessandro Donato es un importante empresario en Italia... – lo mire de reojo pero este solo se recostro en la cama despreocupado. – tiene muchos contactos importantes aquí en New York, no estoy muy segura de cual es su rubro pero ambos sabemos lo que eso significa... ya sabes es Italiano – queria que Viktor entendiera mi punto y lo que realmente queria decir.
–Tu me quieres decir que Donato hace cosas ilegales... – mascullo. Tenia ambos brazos cruzados detrás de su cabeza, como si le importara poco lo que hablabamos.
Necesitaba más aire, tuve que ponerme de puntitas para poder abrir el ventanal de su cuarto. – asi es... y puede que sus contactos hagan cosas aun peores – asumi. Solo pensarlo se me ponia la piel de gallina.
Viktor se quedo en silencio y parecia que analizaba mis palabras. – y tu tuviste algo con él? – quiso saber. – es decir... una relación? –.
Pense en una respuesta rebuscada, pero no lo logre. – bueno... no, el me llamaba dos o tres veces a la semana, ya sabes para pasar el día – explique. – pero nunca, hubo nada sentimental entre nosotros –.
Su mirada estaba perdida en el techo de la habitación. – quieres decir que solo se reunian para tener sexo y nada más? – me miro de reojo en una fracción de segundo. – acaso no tenia celos de tu trabajo? – pregunto.
Queria preguntarle a que venia esto al tema, me estaba poniendo un poco incomoda. –bueno, como cualquier hombre claro que estaba celoso que bailara para alguien más... pero es... era mi trabajo –.
–esta bien, ven aca – dijo extendiendo sus brazos aun sin moverse de la cama.
–¿Esta bien? – pregunte incredula. Como podia tomarse algo tan importante a la ligera. – realmente creo que estamos en peligro – le hice saber.
Solto una leve risa al aire. – Esas son supersticiones tuyas hermosa, te prometo que todo estará bien... ahora ven acá – volvio a decir.
Me sentia un poco ofendida, odiaba la idea que Viktor no tomará enserio mis advertencias.
–necesito tomarme una ducha... – no podia ocultar mi molestia. – con permiso – masculle antes de entrar al baño.
Al cabo de unos minutos, logre relajarme, quisas yo era la que estaba exagerando... que quisiera Alessandro de alguien como yo?, es decir, El Dragon Fly estaba lleno de mujeres como yo. Pero aun asi me molestaba la indiferencia de Viktor.
–Nina... – escuche decir, Viktor estaba dentro del baño, observandome y solo nos dividia la puerta de cristal de la ducha que no dejaba nada a la imaginación. – no me gusta la idea que estes molesta conmigo – dijo, quitandose la camiseta, y los joggers.
Entro conmigo a la ducha que ahora se sentia muy pequeña. –no estoy molesta contigo, estoy molesta conmigo... por tener miedo –.
–pero no deberias de tenerlo, hablo muy enserio – el agua caia por sus hombros. Este era un momento muy intimo.
–Viktor no puedes decirme eso, y creer que voy a estar tranquila, yo estuve con el y se como es... esta loco – volvi a advertirle.
Tomo un largo suspiro mientras cerraba sus ojos. – tu sabes de donde viene mi apellido? – pregunto, y deposito su mirada intensa en mi.
–Markov? – pregunte confundida, negando con la cabeza.
–los Marvok vienen de Rusia... y se cree que, ellos fueron uno de los pioneros en crear la mafia rusa – ¿de que me estaba hablando?
–¿Qué quieres decir?
–Quiero decir que cuando digo que no te preocupes, lo digo enserio – susurro, y planto un beso en mis labios.
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El Dragon Fly
RomanceLuego de descubrir a su esposa en la cama con otro hombre, Viktor Markov decide desahogar sus penas en un cabaret en las afueras de la ciudad de Brooklyn, New York en donde luego gracias a la existencia de Nina, la mujer que lo volverá loco, se da c...