7. Mojito

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Todas hablaban de lo maravilloso que había sido la noche del sábado, los clientes que habían sido más que generosos y lo bien que la habían pasado. El Dragon Fly permanecía cerrado todos los domingos, por lo que nos presentábamos el lunes por la noche. – Nina, pareces distraída, ¿Qué te pasa? – me hablo Jane. Quien estaba terminando de peinarse. – ¿esta todo bien? – pregunto viéndome a través del espejo.

Había pasado mi día libre tratando de olvidar a Viktor Markov... y buscando soluciones para salir de esta vida. No encontré ninguna. – claro, todo bien – mentí.

–¿cómo estuvo tu noche del sábado? Vi que entraste con ese cliente guapo de la otra vez... y luego te perdí el resto de la noche– me acuso. – ¿no te queria dejar ir? – soltó una risita.

Le sonreí por compromiso. – ¿tu tienes el primer baile hoy verdad? – cambie de tema mientras fingía retocar mi maquillaje. Ella asintió. – muy bien, te robare el turno, hoy me siento con mucha energía – le hice saber. Ella sonrió.

–claro pequeña, yo tomo tu lugar más tarde ­– trato de analizar mi comportamiento como siempre antes de salir por la puerta.

Al salir al salón principal me sorprendió la cantidad de personas que había. – la noticia esta en todos lados... – me dijo Derek, quien cuidaba la puerta.

Ver la cantidad de oportunidades me hizo reflexionar, entre más trabaje más rápido saldré de este lugar....regrese al camerino corriendo y cambie mi ropa, necesitaba mostrar más. Así que cambie el traje que me cubría por unas bragas tiro alto negras y sobre ellas un par de medias caladas, un top strappless de animal print y tacones a juego.

– Wow Nina... – Derek estaba sorprendido al verme de nuevo. – estas hermosa – me halago. – ¿Por qué ese cambio repentino? – quiso saber.

Me sentía bien, mi autoestima estaba de nuevo por los cielos... esta era mi noche. Debía dejar de lado todos esos pensamientos inútiles. Necesitaba trabajar.

Le hice la señal al DJ, y este me dio mi introducción. Al subir a la tarima principal visualice a Jane que también me miraba admirada, y con sus ambos pulgares arriba. Le sonreí.

– ¡Diosa de mujer! – grito uno de los hombres que yacían rodeando la tarima. Lance un beso junto con un guiño. – ¡Dios! ¡estas hermosa! – grito de nuevo lanzando un billete.

La música comenzó, esta vez elegí algo movido pero sensual, evité hacer trucos en el tubo ya que por las medias podía deslizarme y accidentarme.

Me deslice por el suelo mientras hacia rebotar mis nalgas, los hombres estaban extasiados y eso me hacia feliz. Varios billetes estaban rodeándome, unos conmigo en la tarima y otros en las manos de los hombres que esperaban que me acercará. Cuando estas bailando difícilmente puedes concentrarte solo en uno.

– Cariño por aquí – me llamo otro. Me acerque gateando a él y con una sonrisa de oreja a oreja metió el billete entre mi top.

Al levantar la vista del piso me tome con esa mirada... era Viktor quien me observaba al otro extremo con sus brazos cruzados sobre su pecho. Como si desaprobara mi baile. Trate de ignorarlo los últimos segundos de la canción, pero me era imposible sobre todo cuando rechazo la atención de una de las chicas. ¿Regreso de nuevo por mí?... ¡Basta Nina!

Al bajar de la tarima, fui llamada por muchos de los espectadores. – cariño – me llamo uno de ellos. Era un hombre joven pero su traje a la medida me decía que posiblemente trabajaba en The Wall Street – ven, siéntate aquí conmigo – palmeo su pierna derecha. Mire de nuevo a Viktor quien seguía viéndome con cara de pocos amigos. No te dejes llevar Nina...

Di media vuelta y caminé hacia la mesa del hombre de traje. – ¿Cómo te puedo ayudar? – le dije sentándome en su pierna y cruzando las mías. El paso su mano detrás de mi espalda, y tomo un trago de su trago con la otra.

– Bueno fue un día muy pesado en la oficina... – comenzó. – solo quiero que estés aquí conmigo porque eres hermosa... – me miro a los ojos y yo a él.

– En ese caso... ¿quieres algo más de tomar? – pregunte coqueta.

– Claro, y pídete lo que quieras – palmeo mi pierna. Esta era la clase de clientes que necesitaba. Alguien tranquilo, con dinero, y que busque solo pasar el rato.

Mientras iba abriéndome paso entre las personas para llegar al bar, mire discretamente otras mesas, pero Viktor ya no estaba. – Ann, un ron con soda y un mojito – le indique a la bartender, ella me sonrió en respuesta y enseguida comenzó a preparar los tragos.

– ¿El mojito es para ti o para él? – escuche detrás mío. Mi piel se erizo, me gire sobre mis talones para verlo. – Viktor... que haces aquí? – Debido a la música tuve que inclinarme hacia el para que me escuchara. Era difícil verlo bien ya que las luces neón no ayudaban.

– ¿Qué haces Nina? – ignoro mi pregunta. Se acerco más a mí, dejándome sin paso. – porque huyes de mi... –me susurro en el oído.

– Nina, acá esta tu pedido – Ann nos interrumpió, y acerco ambas bebidas a mi costado.

– Lo siento, un cliente me espera – espere a que se moviera, pero no lo hizo. – entonces eso que hiciste conmigo también lo harás con el? – se cruzo de brazos de nuevo.

¿Porque me reclamaba como si yo fuese algo suyo?. Solo lo había visto dos veces... Viktor no dejaba de observarme. – no hagas eso – le reclame.

– ¿Hacer el que? – tenia media sonrisa en la cara, o al menos eso veía yo. – eso, verme así... – señale.

– Estos son mis ojos, yo Elijo como ver Nina – escucharlo decir mi nombre me hacia sentir bien, ¿Qué tenía este hombre que me gustaba tanto?

– Si quieres un baile, solo pídelo – sabia que no tenia que dejarme llevar, este era mi trabajo. No es como si nunca hubiese lidiado con hombres que se obsesionaran conmigo, es decir esto era muy común en un ambiente como el mío. Siempre había alguien que tenia el sueño de iniciar una relación, sacarme de este "miserable" trabajo, darme una vida "digna" ... ser rescatada por el príncipe... el problema era que yo no queria ser rescatada, yo sabia quien era y porque estaba aquí. No necesitaba a nadie.

– No quiero un baile... – puso su mano sobre la mía y su mirada esta vez era ¿suplicante? – escucha, sé que esto es raro... yo nunca había hecho algo así...y seguramente muchos te dirán lo mismo, pero... – rasco su nuca mientras hablaba. – ¿podemos conocernos? – su mirada me decía que hablaba enserio, no hablaba con lujuria sino más bien como si lo necesitase.

Mire el reloj. – escucha tengo unas horas extras acumuladas... si me esperas una hora más, con gusto podemos ir por un café – le hice saber. No podía negarme a este hombre, además ¿Qué tenia que perder?

Tome las dos bebidas, que ya daba por perdidas con el cliente debido a la demora – espera – tomo mi brazo con delicadeza. – le harás un baile privado a él? – apunto con la cabeza hacia la dirección de la mesa en donde estaba el cliente.

Le sonreí, no porque me fuese divertido sino más bien porque sabia que estaba equivocándome. – desde allí... empezamos mal – le hice saber mientras miraba su agarre y luego a él.

– Si, si... perdona – me soltó. – yo espero a fuera – giro sobre sus talones y se fue hacia la puerta, sin mirar atrás. Nada mal...

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