Viktor Markov había desaparecido de mi vista que daba por uno de los pasillos del hospital, en ese momento algo en mi me impulso a seguirlo.
–señorita, espere! – me llamo una de las enfermeras que miraba atenta la escena. La ignoré y seguí mi camino por el pasillo.
Mientras pensaba en las palabras adecuadas para decirle me encontré con un espacio mucho más grande, parecía ser el lobby del hospital, varias personas con batas blancas caminaban de arriba para abajo, unos hablaban con enfermeras, otros con lo que parecían ser familiares de algún paciente; Me detuve un momento a observar la aglomerada escena y en cuanto alce mi vista divise a Viktor pasar por unas puertas de vidrio al otro lado del lobby. También pude observar como unas enfermeras se agrupaban para chismosear sin dejar de verlo.
Cruce la sala, y en cuanto llegue a las puertas de vidrio me di cuenta que era solo otra de las entradas al hospital, así que estábamos afuera frente a lo que parecía ser el estacionamiento.
– Viktor... – lo llame y este pareció sorprenderse ante mi voz. ¿pensó que no lo seguiría?. Estaba a espaldas de mi con ambas manos en sus caderas. – ¿porque nunca me dijiste la verdad? – fue lo primero que salió de mi boca.
– Nina, tu ni siquiera deberías de estar aquí – mascullo. Vi como su aliento se dispersaba en el viento. No era de extrañarse, noviembre era un mes muy frio en New York.
– Bueno... realmente no entiendo porque estas molesto conmigo – solté. – al final de todo fuiste tu quien me saco de su apartamento luego de tener sexo...
El camino a paso rápido hacia mí. –shhh... puedes bajar la voz?! – gruño entre dientes sin dejar de ver a todos lados.
Ahora estaba frente a mi, sin ningún espacio de por medio. – porque me mentiste? – volví a preguntarle. – te recuerdo que fuiste tu quien suplico por "una oportunidad de conocerme" – dije haciendo comillas con los dedos, ahora no podía desviar la mirada, esto era una batalla.
El soltó una risa al aire. – suplicar? – pregunto incrédulo, y yo me limite a asentir. De pronto todos los músculos de su rostro se relajaron. –esa noche tuve que atender una emergencia... – vacilo y me dedico una media sonrisa. ¿Qué había pasado? ¿ya se había rendido?...
–no volviste a llamar... – me crucé de brazos, pero me arrepentí de parecer ofendida ante él. – y tampoco volviste al Dragon Fly...
Coloco uno de mis cabellos detrás de mi oreja, acaricio mi mentón y miro con deseo mis labios. – eso significa que me extrañaste? – Viktor tenia esa habilidad de hacerme caer, él era testosterona pura.
De pronto tenía la intensa necesidad de besarlo. – Nina...
–mmmm? – estaba tan cerca de sus labios que casi podía saborearlo. –Me vas a decir que fue lo que te paso? – de nuevo se cruzo de brazos frente a mi y tomo una corta pero sana distancia. Lo odie por eso,
– No lo entenderías – baje la mirada, ya no queria confrontarlo.
Tomo mi mano, y me guio hacia una de las banquetas de hierro que estaban fuera del hospital. – bueno, tratare de ser lo más comprensivo posible... – me animo a hablar.
– Cometí un grave error Viktor, y ni siquiera se si puedo regresar a mi apartamento esta noche... – el me miraba con atención. – fue uno de los mejores clientes de Simón quien es mi jefe... – comencé a explicarle los detalles del nuevo negocio de Simón y lo bien que me había ido hasta llegar a la parte de Alessandro.
– ...últimamente este cliente había mostrado cierto interés por mí, sabía que la idea de seguir siendo parte del Dragon Fly no era de su agrado pero jamás imagine que hiciera una cosa como... como la de hoy – finalice, y no sabia lo mucho que necesitaba hablar con alguien hasta ahora.
Claramente, había omitido todas las partes "amorosas" con Alessandro haciéndolo ver como una contratación de servicios... ¿para que arruinarnos más la noche?
Espere a que Viktor quien no dejaba de verme dijera algo. Pasaron unos cuantos segundos más antes de escucharlo decir algo, fue como si estuviera procesando toda la información. – bueno y porque no le dices la verdad al tal Simón? – lo decía como si fuese la cosa más sencilla del mundo.
– ¡estas loco!, Simón es un hombre de dinero... no le interesa nada más que eso. – bufe.
– Entonces denuncia a este cliente con la policía – Viktor me daba soluciones lógicas pero no para mi realidad. Tenia miedo, y debía aceptarlo, tenia miedo de hacer algo que molestara a Alessandro y este buscara venganza. – bueno mira... porque no te quedas en mi apartamento mientras lo resuelves? – Viktor era una buena persona, pero también estaba al tanto que este se había percatado de mi miedo. – ¿Estás seguro? –.
El asintió en respuesta y se puso de pie, yo imite su acto. – solo dame una hora para poder salir de aquí, regresa a la clínica a que terminen contigo, está bien? – ahora se preocupaba por mi. Deposito un suave beso en mi mejía que me lleno de esperanza y color al cuerpo antes de entrar de nuevo al hospital.
Al cabo de una hora y luego de salir de la clínica con el cuello cubierto por un vendaje de algodón, esperaba a Viktor en la amplia sala del hospital. Mi teléfono vibro en mis pantalones. Era Simón.
– ¿Hola?¿Nina? – se escucho al otro lado del teléfono.
– Hola Simón – me preguntaba si debía de saber la verdad.
– Dios! Te he llamado miles de veces niña... en donde guardas ese celular – me regaño.
– Lo siento, he estado indispuesta – menti.
– Si, si... algo así me comento Donato – mi sistema de alarma se activo.
– Alessandro? Te ha dicho algo? – quise saber sin ocultar mi sorpresa.
– Si, me llamo estar tarde diciendo que te encontrabas mal de salud... quien diría que te encontrarías un buen novio en este servicio eh? – su voz tenia un toque de picardía. – y sobre todo... adinerado–.
– Lo siento Simón, pero necesito que me des unos días – trate de mantener la calma ante sus comentarios. El pareció pensarlo un poco antes de responder.
– De acuerdo, pero sin paga y sin comisiones... – finalizo y corto la llamada.
Esto era típico en el, siempre buscando su propio beneficio. Al menos tendría unos cuantos días para pensar y reponerme. Tendría tiempo para estar y conocer a fondo a Viktor.
Quien traía en sus manos dos vasos de café y se acercaba a mi con una sonrisa. – lista para hermosa? – pregunto y me extendió uno de ellos. Las enfermeras y lo que parecía ser otra doctora nos miraban atentas mientras murmuraban entre ellas.
No tenia la suficiente fuerza para pavonearme frente a ellas después de todo lo que había pasado, en otras circunstancias no hubiese dudado en mostrarles lo provocativa y territorial que podía ser... así que me limite a dar un sorbo al café y a tomar su brazo mientras salíamos del hospital...
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El Dragon Fly
RomanceLuego de descubrir a su esposa en la cama con otro hombre, Viktor Markov decide desahogar sus penas en un cabaret en las afueras de la ciudad de Brooklyn, New York en donde luego gracias a la existencia de Nina, la mujer que lo volverá loco, se da c...