(Narrador omnisciente)
Elizabeth suspiraba casada ya saliendo de su última clase y caminando lentamente por la facultad de artes en busca de sus amigos. Hoy todo los profesores se pusieron de acuerdo para llegar de mal humor, gritando y regañando a todos por un mínimo error, sobrecargando a todos los estudiantes con parciales sorpresa, ediciones de fotografía y video, todo esto y muchas otras actividades.
Para suerte de la castaña, era de ese pequeño porcentaje que había hecho todo al pié de la letra, a la vez que sus notas fueron bastante buenas y eso le hizo pensar que después de todo no estaba desperdiciando su vida completamente. Bueno, digamos que en su carrera todo iba de manera correcta, pero fuera de esto su vida era un completo desastre.
Aún tenía algunos malestares del resfriado, pero nada que una merecida siesta no arreglará. Solo tenía una pregunta que había rondado en su cabeza todo el día de ayer y parte de hoy.
¿¡Que diantres había pasado luego de que se desmayó!?
No recuerda nada muy importante en particular, solo que se hizo pasar por la novia de cierto magnate, además de que se dio cuenta que una de sus peores enemigas era sobrina de este, y no hay que olvidar que también la hizo quedar como una completa idiota al frente de todos,por su puesto que con la ayuda del maldito del director, también familia de Víctor. Solo eso, nada fuera de lo normal, claro.
Pero luego de eso, recuerda que comenzó una pequeña riña - como siempre - con el azabache y se comenzó a sentir mareada hasta que sintió su cuerpo desfallecer y toda su mente se nubló, luego de eso no supo más del mundo que la rodea.
Después, solo despertó en su cama con un terrible dolor de cabeza y con una cajita de analgésicos a su lado, a los minutos le llegó un mensaje en su celular de la persona que no deja de atormentar su vida.
"Asegúrate de mejorar lo antes posible, mi tiempo es sagrado y nuestras sesiones también lo serán, así que espero que al irte a buscar estés recuperada. No quiero lidear, por segunda vez, contigo en ese estado."
Aún se hace la misma pregunta una y otra vez ¿por qué aceptó estar en todo este lío con ese imbecil? La respuesta es facil, es el modelo perfecto que la hará tener éxito en su proyecto final; también que ahora por una apuesta -que perdió- está unida a él a través de un loco contrato. Y para que mentir, ese hombre a parte de tener la apariencia de uno también es un maldito dios en la cama, que aunque le cueste aceptar, en sus pocos encuentros la a hecho tocar el mismísimo cielo, es una repuesta simple.
- ¿Ya escuchaste? - murmuraban unas chicas al ver que se acercaba la castaña - Dicen que ya anda de coladita con un hombre unos cuantos años mayor y con mucho dinero ¿puedes creerlo? - no tardaron en escucharse las risas de aquellas chismosas.
- Sí, que rápido superó a Samuel ¿Acaso no le da pena por andar de regalada? - trato de susurrar la chica, aunque era obvio que ni siquiera lo intentaba.
- ¿Y acaso ustedes no tienen vida propia como para estar metiéndose en la de otros? - masculló la castaña con su ceño fruncido en dirección a ellas, haciendo que se fueran rápidamente.
Para Elizabeth eso ya era normal, se habían tardado, ya no se le hacía raro que ella sea el primicia de la que todos hablan en la universidad, ya era típico después de lo ocurrido hace varios meses atrás. Claro que se imagina quien pudo haber dicho aquellos rumores, era muy obvio y en algún momento la castaña se las iba a cobrar todas.
- Hey querida, ya te iba a reportar como persona desaparecida - bromeó Sabrina una vez llegó al lado de la menor haciéndola salir de sus pensamientos.
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Sumisión Consensuada
Fantasy- Me alegra que haya despertado - alegó una voz grave en aquella habitación. Aquella voz se le hacía conocida, pero era incapaz de recordar a quién le pertenecía. En ese instante sintió como su cabellera era tomada bruscamente, haciendo que nuevame...