VANYA
6:09 am.
No he dejado de contar las horas ahora que vivo en el mundo real y no escondida detrás de unos muros donde un señor lo controlaba todo. Estar rodeada de gente común como yo me hace sentir de alguna forma tranquila, pero tampoco quiero negar que extraño a mis hermanos, aunque siento algo de alivio de que finalmente puedo ser normal sin ser la decepción de alguien.
A pesar de que tengo la libertad de despertar, comer y arreglarme a cualquier hora del día, raramente ya me acostumbré a despertarme a altas horas de la mañana, cuando apenas el cielo se pone claro. En esta ocasión, tras darme una ducha energizante, decidí ponerme unos pantalones negros que encontré en mi maleta y una blusa blanca sin mangas. No es algo con lo que diría que me sienta cómoda, pero no puedo darme el lujo de ir de compras ahora mismo, o hasta que tenga el dinero necesario para seguir pagando el departamento y llenar el refrigerador con lo necesario. Primeramente, necesito un trabajo con el cual me apasione y me sienta orgullosa de ello, así que ayer, tras llegar a casa con la falta de aliento al correr por las calles, llamé sin dudarlo al colegio para pedir una reunión por el puesto de trabajo. Quien me había atendido era una mujer que, por lo que supuse, era de mayor edad y sonaba algo lenta a través de la línea, pero después de mi largo discurso, accedió a darme una entrevista a las ocho de la mañana.
Lo único que pude desayunar por el momento fue un plátano que había comprado por la noche en una tienda abierta las veinticuatro horas del día. A pesar del hambre que no logré satisfacer, el entusiasmo acorralaba mis demás sentidos y sólo deseaba salir. Sé que es algo exagerado emocionarme o incluso sentirme muy nerviosa por mi primera entrevista, pero temo a que no salga bien como lo espere. Reconozco que conservo las habilidades necesarias que una persona puede poseer, pero es distinto leerlos en libros de aprendizaje que aplicarlos en el mundo real, por lo que no estoy muy calificada para empezar hablar con extraños y demostrarles que soy alguien extraordinaria. Sin embargo, Pogo siempre me lo ha enseñado, hay que tener la frente en alto y hacer que las cosas sucedan tarde o temprano.
Al salir de mi departamento, cargando el estuche de violín en mi espalda, salí del edificio y una fresca brisa abrazó cada parte de mí, incluso mi cabello largo voló un poco por detrás de mis orejas que se pusieron frías. Mis ojos no dejaban de observar a mis alrededores a medida que caminaba por aquella ciudad llena de diversos olores, colores y personas. Quisiera tener a alguien para contarle todas mis experiencias, pero por el momento, debo de depender de mí misma en este nuevo mundo.
CINCO
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El mundo sigue igual, malditamente igual y no puedo soportarlo. Las tormentas de arena ciegan mi vista, la lluvia tiene sus beneficios, pero no puedo plantar nada porque no existe ninguna semilla y la tierra está muerta como su yo en mi interior. La luna no existe, y a pesar de leer todos los libros posibles del 2019, ningún escritor predeterminó que esto sucedería, pero no los odio por eso, ni yo con mi capacidad intelectual alta podría determinar que la luna se partiría en partes hasta terminar con todo ser existente, hasta que aparecí yo.
No sé si es la edad, que de hecho perdí la cuenta, ya que no tengo la hora exacta del día y mucho menos la fecha de hoy, pero he perdido el rumbo de mi camino y ya no sé dónde he llegado a parar durante todo este tiempo caminando, atravesando ciudades abandonadas y comiendo las cucarachas que vagan por la tierra y lagartijas que he logrado encontrar en los desiertos. En mi diario, que es en realidad el libro de Vanya, es el único objeto que tengo que me hace sentir como en casa. Lo uso para escribir mis ideas o las ecuaciones necesarias que necesito para salir de aquí, pero sigo sin descifrar las últimas operaciones.
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INOCENCIA | Vanya & Cinco
Fanfiction𝐍𝐨 𝐝𝐞𝐣𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐨𝐜𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐭𝐞 𝐪𝐮𝐢𝐭𝐞 𝐞𝐥 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐫 𝐯𝐚𝐥𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞