VANYA
1:02 pm.
A medida que caminaba por el corredor en dirección a la oficina de mi padre, mis manos de la nada empezaron a sudar y un gran nudo se formó en mi estómago que me hizo sentir nauseas, pero a pesar de esas cosas, no me detuve. Llegué con precisión hacia su puerta y, cuando la tuve delante de mí, extendí mi mano para poder tocar, pero me quedé quieta como una estatua cuando tuve mi puño a escasos centímetros de la madera.
—Tú puedes—Murmuré para mí misma, dándome aquella motivación que necesitaba—. Necesitas respuestas.
Sentí mi frente sudar y aquello me avergonzó, no me sentía lista, pero si no era ahora ¿Cuándo? Respiré hondo y, conteniendo el aliento, entré sin necesidad de tocar, ocasionando un severo ruido cuando las puertas chocaron contra su pared.
—¿Porqué tanto escándalo? —Sus ojos me vieron directamente y frunció el ceño con tal precisión que me asustó por un momento.
Di unos cuantos pasos hacia adelanté y finalmente estaba dentro de su despacho, algo que pensé que nunca pasaría.
—Yo...
Mis palabras quedaron en mi boca, había una parte de mí que no deseaba hablar y deseaba irse de ahí lo más pronto posible. Me siento tan tonta ahora.
—¡Sal, número siete! —Gritó enfurruñado.
Mis manos las apretaba a los costados de mi cintura, sentía como mis uñas las apretaba con fuerza contra mi piel. Soltando el aire que contenía, hablé sin pensarlo dos veces.
—¿Qué pasó conmigo? —A pesar de no iniciar bien con la pregunta, no me corregí—, ¿qué ocurrió cuando yo...yo era pequeña?
Me sentía valiente, una sensación dentro de mí me hacia sentir legendaria, algo que jamás había sentido.
—No entiendo qué clase de pregunta es esa—Contestó con firmeza—. No necesito de tu insolencia.
—Pero padre...
—¡Grace! —Gritó desviando su atención hacia mis espaldas—. Por el amor de dios, ¡Grace ven aquí!
Oí a mis espaldas como los tacones de mi madre apresuraban el paso hasta llegar a un lado de mí.
—¿Sí? —Mantuvo esa sonrisa gentil en su rostro.
—Llévate a número siete a su cuarto..., no me deja trabajar.
Oír esas palabras, tan cortas que fueran, me hizo sentir indefensa, triste de alguna manera ya que Cinco tenía razón, no iba a obtener las respuestas que necesitaba. El nudo volvió a acudir a mí y sentí como mi rostro se enrojeció.
—Vayámonos, Vanya—Mi madre colocó sus manos sobre mis hombros y me hizo que me girara para devolverme al pasillo e irme de ahí sin saber de mi niñez.
Nuevamente mi vista se fijó en el suelo y me quedé callada, lo único que oí antes de retirarme de ahí fue como la puerta se volvía a cerrar.
CINCO
4:26 pm.
Durante la comida, noté que Vanya estaba con la vista baja y seguía callada como siempre, pero esta vez era distinto porque no tocó su comida en ningún momento. La observé en un par de ocasiones, pero he de imaginar que ella sabe que yo la espío cuando está desorientada.
—Padre—Luther decidió romper el silencio entre la mesa, llamando la atención de todos los presentes—, ¿mañana entrenaremos el código rojo?
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INOCENCIA | Vanya & Cinco
Fanfic𝐍𝐨 𝐝𝐞𝐣𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐨𝐜𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐭𝐞 𝐪𝐮𝐢𝐭𝐞 𝐞𝐥 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐫 𝐯𝐚𝐥𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞