Capítulo 4 | Descubrir El Pasado

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CINCO

9:25 pm.

Desde que Vanya se escapó hacia el baño con lágrimas cubriendo sus mejillas, no pude verla de nuevo. Aún no logro comprender el porqué mi padre decidió tenerla en la familia a pesar de ser ordinaria, y no me refiero a que debamos echarla de la familia —si es que se puede llamar así a lo que somos—, hablo ante la posibilidad de que ella hubiera tenido una vida normal desde que era pequeña. Ahora mismo tendría unos padres que le leerían cuentos infantiles y le enseñarían a andar en bicicleta, pero no obtuvo eso. No soy como Diego que la rechaza cada vez que la ve, solo trato de comprender su vida y quiero que sea tratada con respeto, pero creo que soy el único hermano que piensa en ella.

Acostado sobre mi cama, me dedico a ver hacia el techo por un buen rato. Lo bueno de esta noche es que hoy no debemos usar los parches que deben ir en nuestra cabeza, así que tengo la oportunidad de moverme de un lado a otro sin problema. Antes de que pudiera dedicarme a dormir, escucho a mi madre tocar mi puerta con suavidad.

—Hoy vamos a desearle buenas noches a tu padre.

Cuando alcé mi cabeza para verla mejor, noté que detrás de ella estaban los demás mirándome no tan animados por desearle una gran noche a mi padre. La única que no me observaba era Vanya, puesto a que mantenía su cabeza baja y siempre quedaba detrás de todos.

—Supongo que soy el único que piensa que él ni siquiera nos devolverá el saludo—Comento a mi vez que me coloco de pie y voy con ellos vistiendo las mismas pijamas de color azul con botones.

—¿De quién fue la idea? —Preguntó Klaus enarcando una ceja.

—Fue de Allison..., así que me parece perfecta—Contestó Luther en un tono neutral.

—Vayamos niños.

Nuestra madre nos condujo hacia la oficina de nuestro padre que se hallaba en la segunda planta alejado de nuestros cuartos ya que él no deseaba ser interrumpido. A medida que camino detrás de ellos, miro rápidamente a Vanya que seguía callada y con la vista intacta hacia el frente al caminar. Raramente quería decirle algo, pero no sabía que palabras usar o, más bien, qué decir. No logré dirigirle la palabra antes de que llegáramos con nuestro padre.

Mi madre tocó la puerta sin problema y decidió adentrarse primero a la oficina sin esperar a oír alguna palabra del señor Hargreeves. Nosotros aguardamos afuera ya que ella decidió cerrar la puerta al momento de entrar, posiblemente queriendo hacer una sorpresa para que él nos viera a todos despiertos.

—Los niños están listos para dormir—Habló en un tono gentil hacia él—. Querían decir buenas noches.

Oímos con claridad sus palabras y luego se dedicó a abrir la puerta corrediza para que pudiéramos presenciar como él, sentado en su oficina y trabajando en algo, no alzaba la vista para contemplarnos.

Todos nosotros, a excepción de Klaus que se recargó contra la puerta y cruzó sus brazos, nos habíamos puesto rectos y esperamos a que nuestro padre nos mirara aunque sea por una vez, pero aquello no sucedió.

—¡Bueno! Hora de dormir, niños—Nuestra madre comprendió rápidamente que aquello era una situación incómoda por el silencio que se formó, incluso en nosotros se hizo un nudo en nuestras gargantas al ser ignorados por la propia persona que nos crió—. Vamos.

Solté un bufido y nos devolvimos hacia el pasillo para ir de nuevo a nuestros cuartos. Que pérdida de tiempo.

—Vamos Allison, tu padre está ocupado—Oí a mis espaldas nuevamente a mi madre que, al parecer, notó que Allison no se movía de ahí ya que ella tenía esa esperanza de que él, solo por esta noche, hiciera una excepción en ver a sus hijos o mínimo desearles una buena noche, pero él es un señor que solamente le importan los buenos resultados.

INOCENCIA | Vanya & CincoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora