Capítulo 17 | El Quiebre De Una Familia

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VANYA

5:32 pm.

La nieve cae hasta el suelo al igual que mis lágrimas que se congelan en mis mejillas rojas, el vapor que sale de mi boca es igual al de un tren en pleno viaje, incluso mi corazón late como el de un corredor. En el funeral de Ben apenas tenía la cabeza ahí, casi no escuché las palabras que dijo mi padre cuando todos estuvimos rodeados en el ataúd de mi hermano, pero nos dio a entender que para él la muerte de nosotros es insignificante, que debemos mejorar más —o mejor dicho ellos— en el entrenamiento y ya no volverle a fallar a la academia. Allison refutó que no era nuestra culpa, pero él tan sólo protestó en que no quería excusas. Oírlo decir aquellas cosas fue un golpe rotundo en mí, pero yo jamás aprendo. Mi padre nunca nos quiso, solamente nos usa como si fuéramos invento suyo y si fallamos, él se siente decepcionado. Yo busco amor en un sitio donde ni siquiera existe la esperanza.

Y ahora me encuentro aquí, parada frente a mi ventana helada con mis lágrimas cayendo sobre mi abrigo negro y sintiendo un escalofrío que me abraza. Perdimos a dos de nuestros hermanos, y yo sólo pienso en quién será el siguiente. Y estoy segura de que Diego desearía que fuera yo en vez de Ben y Cinco ya que, bien dicho antes, yo no soy especial.

—¡Diego, detente!

Cuando me giro a mis espaldas, escucho el grito de Allison proveniente del pasillo acompañado de unas pisadas que hacen crujir la madera. Al secar mis mejillas húmedas, no tardo en acudir a la escena y alcanzo a presenciar como mi hermana persigue a Diego al piso superior al avanzar por las escaleras. Dudo por un momento si debería ir tras ellos, pero cuando veo a Luther avanzar de inmediato, decido seguirlos hasta que subimos al otro piso.

—No puedes detenerme, Allison—Diego habló en un tono molesto y noté que sujetaba entre sus manos una valija vieja—. Moriremos si seguimos en esta puta cárcel, ¿acaso no lo oíste bien?

—Es una locura lo que dices—Declaró Luther cuando dio un paso hacia al frente para cubrir a Allison—. ¿A dónde crees que irás cuando dejes la academia?

—A cualquier sitio que no sea este—Dicho aquello, empezó a avanzar para dirigirse a uno de los cuartos, pero Luther sujetó su brazo—. ¡Déjame en paz!

Diego no tardó en soltar su valija para empujar a Luther con fuerza para zafarse de su agarre.

—¡Eres sólo un niño! ¡¿Qué diablos harás afuera?! —Atacó Luther al alzar su voz.

—Tengo 17 años, puedo cuidarme solo.

Yo estaba parada cerca de las escaleras escuchándolo todo y, como siempre, sin decir nada y tratando de pasar desapercibida con ellos.

—Diego...

—¡Oíste a nuestro padre, Allison! —Gritó para interrumpirla—. Nuestras muertes para él no serán significantes..., ya no quiero seguir sus reglas y no espero en que ustedes me acompañen. Quiero hacer esto solo.

Al finalizar sus palabras, se retiró a uno de los cuartos y lo cerró con fuerza para que el silencio se esparciera por ese pasillo. No sabía que decir o al menos que pensar, solamente tenia los ojos pegados al suelo.

—Vamos Allison, hay que dejarlo así.

Cuando Luther tocó el hombro de Allison, ella se marchó en seguida pasando a mi lado para bajar las escaleras. Yo la seguí con la mirada y vi como se adentró en su cuarto hasta cerrar la puerta. Al presenciar aquello me sentí algo incómoda al estar a solas con Luther. No obstante, a pesar de sentir su mirada encima por un rato, se retiró hacia su cuarto siguiendo con el silencio que reinó en la casa, ignorando el hecho de que aún se oía la madera rechinar un poco cuando alguien caminaba a zancadas.

INOCENCIA | Vanya & CincoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora