Capítulo 2 | Preocupación De Hermano

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CINCO

4:13 pm

El entrenamiento nos dejó exhaustos, abatidos y con severo dolor recorriendo nuestros cuerpos. Nuestro padre no le importó que nos doliera nuestros músculos o nuestras cabezas, tan solo quería ver buenos resultados y eso fue lo que recibió. Mi cabeza ardía, pero lo ignoré. Mi don es más especial que el los demás, se trata de pensar, de descifrar enigmas y tengo todo el control para irme a cualquier época del tiempo que quisiese, incluso quiero hacerlo, así mi padre me daría el valor que más merezco en esta familia.

Antes de poder seguir absorbiéndome en mis pensamientos, alguien toca a mi puerta. Yo me encuentro parado en medio de mi cuarto con la vista intacta hacia una de mis fórmulas escritas en la pared. A pesar de que aquella persona toca mi puerta, no decido girar. Me agradan los juegos de adivinanza, me hacen pensar y me evalúo yo mismo si soy capaz de saber quién es. Durante ese silencio, sé no puede ser Diego ya que golpearía varias veces hasta que me girara, tampoco nuestra madre ya que hablaría directamente. Creo que con el silencio y el olor a avellana que emana esa persona es fácil de descifrar de quién se trataba.

—Vanya—Dije al momento de darme vuelta con una sonrisa orgullosa en mi rostro, y efectivamente se trataba de ella.

Su mirada inocente la hacía lucir como una muñeca, sus facciones la hacen ver como una persona común, y he tener en cuenta que lo es. No es como nosotros, pero sigue siendo parte de la familia.

—La comida está lista—Habló tímidamente, como si hablar para ella fuera un delito.

—He de suponer que nuestro padre no nos acompañará en la mesa por nuestra insolencia—Decidí mencionar aquello sin borrar la sonrisa, metiendo mis manos en mis bolsillos y viéndola aún actuar como una niña pequeña mientras asentía para reafirmar mi comentario—. En seguida bajo.

Acabo con la charla ya que no quiero ver como ella misma se tortura en dirigirme la palabra o incluso su atención. No somos muy unidos, pero somos hermanos y debemos mantener una relación neutral, no comparada como Diego y Luther que se comportan como unos tontos.

Me acerco a la ventana y veo mi reflejo por un rato, viéndome detenidamente ya que pensaba en lo que le dije a Vanya hace unas horas. No sé si sea lo correcto o incluso lo apropiado en decirlo así de la nada, pero podría jurar por el resto de mi vida que, si tuviera que elegir entre mis hermanos en quien confiar, no dudaría en acudir a ella.

Al bajar las escaleras, ya estaban los demás sentados en la mesa; hablaban, discutían y hacían ruido con sus platos. La única que estaba quieta y con la mirada baja era Vanya, que parecía a simple vista que en ningún momento tocó su comida.

—La comida está lista, Cinco—Habló nuestra madre apareciendo detrás de mí, sonriendo en todo momento.

—Gracias, madre.

Caminé decentemente hacia mi lugar fijando mi vista hacia el fuego de la chimenea y luego decidí ver a Vanya, que puedo jurar que posiblemente me vio cuando me tomó desprevenido.

—¿No les emociona saber cuándo será el momento de usar nuestros poderes? —Preguntó Klaus con emoción y sonriendo exageradamente, incluso cuestioné si estaba drogado o no.

—Eso no nos concierne a nosotros—Respondió Luther—. Es nuestro padre quien decidirá.

—¿Qué acaso no le importa la delincuencia que hay en las calles? —Se adelantó Diego en decir aquello enfurruñado, sujetando con fuerza el cuchillo que tenía sobre la mesa—. Hay robos todos los días, ¿acaso nosotros no debemos evitar eso?

INOCENCIA | Vanya & CincoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora