Capítulo 15: ¿Sorprendida? Bastante

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Cuando la vi bajar del tren sentí cómo mi corazón latía más rápido, ella lucía un hermoso vestido rojo que le llegaba sobre la rodilla, tenía un escote no tan pronunciado, pero que dejaba a la vista un bello collar. Sus zapatos de tacón la hacían ver más esbelta y guapa de lo que la que recordaba...

De pronto noté que ella decía algo pero yo no la escuchaba, estaba tan embobado observando lo hermosa que se veía que ni siquiera la había saludado.

-Amor, ¿me dirás algo?

-Oh, sí, lo siento. Estás guapísima. –Ella me dio las gracias y luego me besó. Hacía tanto tiempo que no nos besábamos que me pareció el mejor beso de mi vida. De pronto recordé que debía llevarla al lugar de la sorpresa, así que le dije –Te tengo una sorpresa que espero te guste, pero para llevarte a ella tendré que vendarte los ojos.

-Está bien, pero ¿me dirás qué es?

-Si lo hiciera, ya no sería una sorpresa

Ella ríe. Tiene una risa tan especial, es como si contagiara de alegría a todo el mundo tan solo con una pequeña carcajada. Y su sonrisa... Es fabulosa. A ella no le gusta mucho porque tiene algunos dientes un poco chuecos, pero para mí, es una sonrisa perfecta.

Vamos juntos al auto y ya dentro de él le vendo los ojos y le pido que no haga trampa. El viaje será de unos 15 minutos y espero mantener la sorpresa hasta el último momento.

Durante el camino conversamos de varias cosas. Ella me cuenta sobre su trabajo, tiene un nuevo compañero que parece ser un poco torpe con sus manos, todo lo se le cae. También menciona que una de sus amigas de la escuela está embarazada y tendrá mellizos.

Cuando llegamos la ayudo a bajar del auto y la guío por un camino rodeado de árboles, desde los cuales se escucha el cantar de algunos pajaritos. Me pregunta dónde estamos y le digo que no puedo decirle, ya que si lo hago arruinaré la sorpresa, pero ella insiste en preguntar, ella nunca se rinde.

De pronto nos detenemos y le digo cuánto la extrañaba, la beso y le quito la venda de los ojos. Su cara lo dice todo, la he sorprendido.

-¿Qué es todo esto? Es precioso, amor.

-Es nuestra cita –Es lo único que le digo.

Estamos junto a un lago, pero no cualquier lago, su agua es tan clara que puedes ver el fondo y algunos peces que nadan en él. Desde el lugar en que estamos, he colocado un sendero de piedras que llega hasta una pequeña pérgola que he colocado antes de llegar al lago, la cual he llenado de todo tipo de flores y luces colgantes, pues no nos iremos luego de aquí. Bajo la pérgola se encuentra una mesa con dos sillas, todo está listo para tener una cena romántica con el amor de mi vida.

Caminamos lado a lado hasta llegar a la mesa, nos sentamos uno frente al otro y nos miramos un momento, para poder guardar este instante para siempre.

-Todo esto es precioso –Dice ella después de un rato –te amo mucho, quisiera que esto dure para siempre.

-¿Te gusta mi sorpresa?

-Me encanta

-¿He logrado sorprenderte?

-Bastante –Dice y luego ríe.

Luego de cenar nos acercamos al lago y nos mojamos los pies mientras observábamos todo y conversábamos un poco. Más tarde, cuando ya comenzaban a salir las estrellas, le dije que en la pérgola había algo más aparte de las flores, las luces y la cena, así iría por ello. Era una manta, para que pudiéramos recostarnos en el suelo de aquel maravilloso lugar y pudiéramos observar las estrellas que poco a poco iban a apareciendo en el cielo.

Permanecimos así por un buen tiempo, hasta que comenzó a bajar el frío y decidimos que era momento de ir casa.

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⏰ Última actualización: Mar 17, 2021 ⏰

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