iii. tanto ocupas, tanto dueles.

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Abro el grifo y me quedo quieto bajo el chorro de agua. En pocos segundos, el vapor empaña las mamparas de la ducha y los azulejos de las paredes. Respiro hondo y me evado vaciando la cabeza, todo mi cuerpo se relaja y acabo apoyado en la pared, como si todas las fuerzas que me han tenido en pie hasta bien entrada la madrugada se esfumasen de golpe.

Quiero mantenerme así, tan agotado que cuando salga de la ducha me caiga redondo en el colchón. Quiero dormir y olvidarme toda esta noche que me ha dejado sin aliento. Se resbala la tensión con el agua por mi espalda, borra todas mis preocupaciones, caen y se ahogan en el sumidero. Gota a gota siento que me vuelvo una flor de algodón que se va deshaciendo lentamente. Se siente bien. Todavía me duele la cabeza, pero me siento mejor que antes. Cierro los ojos y me dejo llevar por el calor del cuarto de baño.

Y entonces, vuelvo a verlo.

La pista. El bullicio de los que estaban a mi alrededor. El latido seco que palpitó en mi pecho en ese instante. Un segundo de conmoción que me dejó firme mirando a la gran pantalla, viendo como ADAM te golpeaba con su skate.

Me sacudo y vuelvo a la ducha.

Joder.

¿Por qué no puedo dejar de ver eso?

Me hierve la sangre al pensar en las palabras de ADAM, en su figura alzándose junto a tu cuerpo, tan monstruosa como monumental. Soy presa del arrebato y la impotencia que ya entonces me poseyeron. La forma en la que te despreciaba era corrosiva, su mirada escondida bajo el antifaz me estaba provocando de sobremanera. En cualquier otra situación no habría sido capaz de controlarme y se lo habría arrancado de un puñetazo. Le habría hecho tragarse sus palabras, su estúpida mirada soberbia y toda esa gilipollez que se trae desde hace tanto tiempo. Pero no lo hice. Y las mismas razones que me movieron en otra dirección en ese momento regresan ahora a mí, me hacen cosquillas bajo la piel y me derrotan.

Me habría pegado con él allí mismo, delante de todo el público.

Pero tenía tanto miedo...

No te movías. Incluso cuando te recogí, no te movías.

Creo nunca había estado tan asustado en mi vida.

Y no entiendo por qué ese sentimiento todavía no me ha dejado. Es como una garrapata que se ha quedado enganchada a mí de alguna forma y hace que me estremezca a cada segundo. No debería sentirme así; estás bien, estás tranquilo en el hospital, justo donde te dejé, seguro que dormido, limpio, rascándote encima de las vendas porque te molestan. Pero, a pesar de haberte visto, a pesar de haber hablado contigo, sigo temblando.

¿Por qué me duele el pecho de esta forma?

Seguramente, esto no sea sano.

Me apoyo en la pared y mi cuerpo se dobla solo al sentir cómo se encoge mi estómago. Se mezclan las gotas de la ducha con mis lágrimas y a mí se me escapa todo el aire que estaba almacenando. Toda la paz, toda la calma que sentía ahora... Se ha esfumado.

A veces desearía no quererte con tal de que no me duelas de esta manera.

Cierro el grifo. Salgo y me envuelvo en una toalla. Me miro en el espejo y no me encuentro. Ahora mismo no puedo ver más que lo que dejas.

De nuevo, respiro hondo y lo intento otra vez.

Pensándolo bien, no debería dormir ahora. Sí, estoy cansado y tengo muchas emociones revolviéndose dentro, pero sé que en el momento en el que deje a mi mente descansar, voy a volver a la pista, a ADAM y a ti. Tengo que pensar en otra cosa. Sé que no puedo sacarte de mi cabeza y que no voy a poder borrar la pasada noche fácilmente, pero pasarme el día dándole vueltas a lo mismo no me va a ayudar. Soy consciente de que este dolor es en vano, por eso debo borrarlo.

sodaro kaoru? ▶ matchablossomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora