26 de diciembre
Unos golpes en la puerta me despertaron a las ocho de la mañana. Caminé a tientas por el pasillo, miré por la mirilla con los ojos entornados y vi a Frank y a Drake observándome, con los sombreros torcidos.
—Hola, amigos —dije después de abrir la puerta—. ¿No es un poquito temprano para vosotros?
—¡Todavía no nos hemos ido a dormir! —exclamó Frank—. Estamos despiertos gracias a los Red Bull y a la Coca-Cola Light... no sé si me entiendes.
—¿Podemos acostarnos aquí? —preguntó Drake —. Me refiero a dentro de poco. En dos minutos.
—¿Cómo podría deciros que no? ¿Qué tal el espectáculo? —inquirí.
—Tendrías que haberte quedado —comentó Frank—. Rabino Tonto estuvo genial. No serán Un Puñado de Idiotas, pero suenan dieciocho veces mejor que Ozrael. Y déjame decirte algo, tu chico lo bailó todo, tío.
—¿En serio? —pregunté con una sonrisa.
—¡Fue genial!
—No, fue más que eso —intervino Drake meneando la cabeza—. Fue alucinante.
Frank le dio un golpe a Drake en el hombro con lo que pareció ser una bota.
—¡Idiota, estaba hablando yo! —gritó Frank.
—Me parece que alguien no va a romper la copa esta noche —masculló Drake.
—¡Chicos! —intervine—. ¿Me habéis traído algo?
—Sí —respondió Frank levantando la bota—. Esto.
—¿Qué es? —pregunté.
—¿Qué es? —repitió Frank con mirada inexpresiva—. Bueno, déjame ver...
—No había ningún cuaderno —explicó Drake —. En realidad, se lo enseñó a Frank, pero luego salió corriendo con él y perdió la bota por el camino. No me preguntes cómo, creo que un pie saliéndose de una bota desafía las leyes de la física. Puede que quisiera dejártela.
—¡Ceniciento! —gritó Frank—. ¡Suéltate el pelo!
—Sí —prosiguió Drake —. Creo que es hora de ir a dormir. ¿Te importa que nos quedemos?
—Podéis usar el dormitorio de mi madre —respondí y luego tomé la bota de la mano de Gunsmile y miré el interior.
—No hay ningún cuaderno —señaló Drake —. Yo también lo pensé. Hasta busqué por el suelo, lo cual no fue una experiencia placentera. Puedo afirmar con toda sinceridad que, si el cuaderno se hubiera caído, no habría llegado muy lejos... se habría quedado pegado en el lugar donde aterrizó.
—Puaj. Lo siento. Digo, gracias. —Los conduje hasta la habitación de mi madre. Me pareció que no era del todo correcto prestarles su cama, pero también era la cama de Giovanni, y me encantó la idea de mencionarle de forma casual que dos judíos no ortodoxos, gais y borrachos habían acampado ahí mientras él no estaba. Quité el edredón mientras Drake sujetaba a Frank; la sola visión de un lugar donde dormir había drenado todo el Red Bull de sus venas.
—¿A qué hora queréis que os despierte? —pregunté.
—¿Irás a la fiesta de Mild esta noche? —dijo Drake.
Asentí.
—Bueno, despiértanos un ratito antes.
Drake se quitó el sombrero con delicadeza y luego se lo quitó a Frank. Les di las buenas noches, aun cuando la mañana acababa de comenzar.
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El cuaderno de desafíos de Bright y Win
FanfictionPor un momento, imagina que eres un joven de 16 años, elegante y con un punto snob: La Navidad está a la vuelta de la esquina; en Nueva York todo está preparado para las fiestas, aunque prefieres refugiarte en tu librería preferida y perderte entre...