Meses después del incidente en el laboratorio.
Mire a Lex que dormía plácidamente en su cama, tome una almohada de las que había tiradas y se la avente a la cara, este se levantó asustado y comenzó a lanzarme todo lo que hubiera en su mesa de noche.
—¡Eres imbecil!
Grito el, yo solo me reía esquivando lo que este me lanzaba.
—Levantate bella durmiente, mis equipos de búsqueda ya encontraron la kriptonita.
El me dejo de lanzar cosas y comenzó a cambiarse delante mío sin ningún pudor.
—Sabes, por la forma en la que me miras, siento que no soy para nada guapo, me miras como si el que me desistiera delante de ti Alessia, fuera normal.
—Lex nos conocemos desde que tenemos memoria, hemos estado ahí el uno para el otro y probablemente nos terminemos casando, ya que seguimos solterones para nuestros 36 años, así que el que te vea desnudo no es para nada anormal.
—A ver desnudate.
Dijo el levantando ambas cejas, yo me empecé a reír y este termino de arreglarse.
Nuestras familias se conocían desde años antes de que ambos nacieramos, casi todos nuestros negocios estaban en conjunto, la única diferencia con ambos, es que Lex había tenido una infancia muy cruel a manos de su padre, mientras que yo si fui la hija consentida de mis padres.
Ambos éramos mejores amigos desde pequeños, habíamos dado nuestro primer beso el uno con el otro, yo había llorado con el mi primer amor, yo lo consolaba cada vez que su padre lo había hecho de menos.
Nunca nos habíamos enamorado, pero siempre habíamos estado ahí para el otro éramos como hermanos.
—Lo único que te hace falta, es como traerla y el permiso del país para traerla, ¿Me dejarás estudiarla después de que la uses para lo que sea que la usaras?
—En primera, quítate de mi cama, aplasta mi sábana de seda favorita, en segunda yo ya vere la forma para traerla querida Alessia y en tercera, claro que si ese será tu regalo de cumpleaños ¿o piensas que se me olvido que hoy envejeces oficialmente un año más?
Sonreí cuando le escuché decir lo último, lo abracé y este saco de su saco una cajita de terciopelo azul.
—Si es matrimonio, no acepto hasta el año que viene.
—No seas imbecil, es un dije más para tu collar.
Saco una perla muy pequeña, amaba los collares con dijes pequeños y Lex siempre que podía los hacía, en medio de la perla y muy pequeña mente había una A marcada.
—Gracias por estar conmigo siempre.
Nos abrazamos, y salimos de ahí, no ahria nada más de cumpleaños el sabía que yo detestaba mis fiestas de cumpleaños por que no tenía amistades más que el.
—¿Cómo vas con la expansión a Gothica?
—He considerado proponerle el negocio a Wayne, todo lo que este en Gothica y esta con el o es de el, funciona, así que le llevaré mi propuesta, mis padres odiaban esa ciudad y se retorceran en sus tumbas si hago el trato.
—Nada raro en ti cielo.
Llegamos a las oficinas y vimos a un montón de gente viendo las noticias, donde había salido la última audiencia de superman, en la cual un montón de hombres habían muerto.
—No lo creo.
—¿No crees que? .- dijo Lex despectivo.- ¿Qué el lo haya hecho?
—Si, ¿por qué de pronto empezaría a matar gente sin razón?
—Todos, todos podemos tener un mal momento una mala decisión Cielo, todos.