Llevaba varios días llendo a la casa de Bruce Wayne, llevaba donas de krispy kreme que había escuchado un día antes le encantaban a Alfred.
—Buenos días Alfred.
—Es un placer verla tan seguido señoria Gates, me abre a la posibilidad de que el joven Bruce tenga más amigos que yo y su espejo.
—Un antisocial con otra antisocial, nada raro, te traje esto.
Le extendí el paquete de donas y este me abrazó.
—Gracias, aparte del joven Wayne siento que usted me toma en cuenta.
—Como no lo haría, si me tratas mejor que Bruce que es al que vengo a ver, te voy a terminar robando, por cierto donde esta el.
—Abajo, ya sabe, entrenando.
Baje a ver a Bruce y estaba cargando literalmente una llanta de tractos con cadenas encadenadas a su abdomen, la imagen me hizo pensar en lo sexi que se veía. Me sonroje al pensarlo y me voltie en automático.
—Bruce ¿Te falta mucho?
Escuche el ruido de el cayendo al suelo pero no mire, trague saliva por que moría por voltear y admirar a aquel tan guapo.
—¿Me das unos minutos en lo que me baño y vuelvo a bajar? Alfred nos servirá el almuerzo.
Se puso frente a mi sudado, yo solo asenti pero mis traicioneros ojos miraron hacia abajo con el sudor recorriendo su abdomen desnudo.
—Yo.. me sentare.
Me dí la media vuelta y Bruce me tomó de la muñeca y me jalo hacia el y me hizo quedarme cara a cara con el.
—Aunque si quieres podríamos bañarnos juntos, lo digo por como me comes con la mirada.
—Eres Batman, pero sigues siendo un imbecil.
—Como digas Gates, si yo ya cai ante tus encantos, tu caerás ante los míos prontos.
Me mordi el labio y el dejo de agarrarme, estaba cayendo como estupida, me sentía tonta.
Espere a Alfred que llego con dos platos de comida.
—No entiendo por que no te gusta comer con nosotros, ya Bruce dijo que no le incomoda.
—Señorita Gates, yo ya comí, la verdad no me gusta mucho comer con otras personas, la costumbre de años tal vez y ahora me incomoda.
—Esta bien Alfred no te presionare.
El sonrio y dejo acomodada las cosas, espere a Bruce cuando llego con una camisa blanca arremangada, que hacia resaltar sus trabajados brazos y que me hacia querer tocarlos.
Comenzamos a comer, el me empezó a contar historias de su familia y se le veía tan tranquilo, siempre que hablaba de sus padres era como si tuviera paz.
—Tengo que mostrarte algo.
Se levantó del asiento y fuimos a la pantalla.
—Tu sabes que el día de la fiesta hacker el sistema de Lex, tarde días para descifrar la información y por otras cuestiones, pero en este apartado, encontré que existen los meta humanos, humanos con..
—.. Capacidades excepcionales, lo se, el término lo inventamos lex y yo, pero pensé que solo yo era la única.
—Pues mira, no lo eres y aquí está tu expediente.
Comenzamos a checarlos reconocía a Diana de inmediato
—¿Belgica 1918? ¿Qué edad tiene? ¿Como se ve tan joven?
—Pensé que sabrías más por un momento.
—En realidad, yo suponía que Alexander ya había eliminado el video y el nunca me dijo que había más.
Pasamos horas y reconocí al hijo de mi amigo Silas, dándome cuenta que su hijo no había muerto aquella noche donde yo también sufrí un accidente.
—Es increíble, la caja desapareció después de ello.
—¿Y esa caja de donde viene o que?
—No lo sabemos, o bueno igual Silas si lo descubrió pero yo no, no se de donde viene este poder.
Mi mano empezó a reflejar el poder morado con reflejos de otros colores como el vidrio mismo.
—Bruce, no sobreviviría sabes y tengo miedo de que no lo hagas, ¿Qué hará Gothica sin ti?
—Hoy es el día.
—Al carajo yo no me quedaré a ver como mueres, Alfred si gustas puedes buscarme cuando esté imbecil muera e ir a tomar el té.
—Suena agradable señorita Gates.
Abrace a Alfred y salí enojada de ese lugar.